El PSC confía en el efecto Ballesteros para frenar el posible ascenso de ERC y Cs en Tarragona
La ciudad arrastra proyectos enquistados como la Tabacalera y retos como la cohesión de los barrios y el centro
Josep Fèlix Ballesteros se presenta por quinta y última vez como cabeza de lista del PSC a la alcaldía de Tarragona. Considerado un valor seguro del partido y alcalde desde el 2007, Ballesteros ha vuelto a dar el paso convencido de que será el más votado el 26-M. El gran objetivo del histórico candidato socialista es frenar el posible ascenso de ERC y Cs -con quién se podría disputar la alcaldía- y, si gana y los números se lo permiten, dar un giro a la izquierda después de haber pactado con el PP. Los populares y Junts pEr Tarragona aspiran a recuperar el terreno perdido, mientras la CUP confía en que las urnas avalen su tarea a la oposición. En Comú Podem coge el relevo de ICV-EUiA con el objetivo de consolidar el escaño que los ecosocialistas han mantenido desde el 2007.
Las elecciones del 2015 dieron nueve concejales a los socialistas -tres menos que en los comicios anteriores- y evidenciaron la fragmentación del salón de plenos con la entrada de Cs, ERC y la CUP. Ballesteros arrancó en minoría el tercer mandato como alcalde hasta que en febrero del 2016 selló un pacto con el PP y con el concejal de Unió, Josep Maria Prats, para sumar 14 de los 27 concejales. Contra todo pronóstico, en octubre del 2017 Prats abandonó el ejecutivo local por la represión policial del 1-O y Ballesteros perdió la mayoría absoluta. La voluntad de garantizar la estabilidad y de priorizar los intereses de la ciudad por encima de los partidos han preservado «el pacto de la vergüenza», tal como lo bautizaron algunos sectores.
El mandato no ha sido fácil para Ballesteros. El alcalde no se ha encogido por el estallido del caso Inipro -por el cual está investigado por ocho delitos y podría ir a juicio, junto con la portavoz socialista, Begoña Floria, y más de una decena de personas-, ni por el aplazamiento y las críticas de los Juegos Mediterráneos. Varios partidos le han exigido la dimisión durante el mandato por estas polémicas, pero el septiembre pasado anunció finalmente que aspiraba a la reelección después de meses de incertidumbre.
Ballesteros pone en valor el Mercat Central después de casi una década en obras y saca pecho del «legado» y «el éxito» de los Juegos. De cara al nuevo mandato, promete la gratuidad del autobús en cuatro años y más de 40 MEUR de inversiones, además del refuerzo de las políticas sociales. El PSC renueva sensiblemente la candidatura con la portavoz de la agrupación local, Sandra Ramos, de número 2 y cinco caras nuevas más en las diez primeras posiciones de la lista. Los únicos que repiten son personas de confianza del alcalde: Pau Pérez, Begoña Floria y Francesc Roca -la concejala Ana Santos, sexta, murió el 10 de abril y la sustituirá su hijo-.
Ricomà (ERC) o Viñuales (Cs), los mejor situados para relevar a Ballesteros
Con los resultados electorales del 28-A en la mano, el PSC conseguiría siete concejales en Tarragona, ERC seis -siguiendo con la tendencia el alza desde el 21-DE- y Cs obtendría cinco representantes en el salón de plenos. Aunque el comportamiento de los votantes cambia en función de los comicios, se da por hecho que la fragmentación irá acompañada esta vez de una diferencia ajustada entre las primeras fuerzas. Si los pronósticos se cumplen, las dos formaciones mejor situadas para disputar el triunfo electoral al PSC son Cs y ERC, que repiten cabeza de lista.
La formación naranja, segunda fuerza en votos en el 2015, confía de nuevo Rubén Viñuales para conquistar la alcaldía. Cs consiguió cuatro concejales hace cuatro años, aunque dos de ellos han abandonado el grupo municipal y acaban el mandato como no adscritos. Después de que Ballesteros perdiera la mayoría absoluta, el partido naranja se abrió a negociar los presupuestos para no bloquear la ciudad y permitió que se aprobaran las cuentas del 2018 y del 2019 con sendas abstenciones. A pesar de los rumores, tanto Ballesteros como Viñuales han negado reiteradamente que tengan acordado un pacto para compartir la alcaldía después del 26-M.
Viñuales hace tándem con el diputado al Parlament Francisco Domínguez, mientras la actual concejala, Sonia Orts, va de número tres. El partido presenta una candidatura de perfil técnico con clara vocación de gobierno y de regeneración de la ciudad. Viñuales plantea rebajar la presión fiscal, reactivar el comercio y hacer un plan de choque para religar los barrios con el centro. Incluso, el candidato ha dicho que firmará ante notario las promesas electorales.
El último año, el grupo municipal de ERC también se ha ofrecido a dar estabilidad a Ballesteros, pero en su caso a cambio de echar el PP del gobierno. El alcalde socialista no lo ha aceptado, pero la sintonía con los republicanos ha ido de menos además durante el mandato. De hecho, PSC y ERC ya gobernaron juntos del 2007 al 2011. El 26-M, ERC vuelve a confiar en Pau Ricomà para mejorar los cuatro concejales obtenidos hace cuatro años y para consolidar el ascenso del partido -en el 2011 no obtuvo representación-.
El candidato de los republicanos ha mantenido un perfil crítico con los socialistas, sobre todo con motivo de los Juegos Mediterráneos, el pacto con el PP y el 1-O. Recientemente, manifestó que no pactaría con «el PSC de Ballesteros». Ricomà aspira a liderar un cambio en la ciudad de base republicana e independentista. Sus planes pasan por que Tarragona esté más cohesionada, sea más participaba y tenga el río Francolí como espacio de conexión, entre otros. La lista de ERC incluye a la senadora Laura Castel en el número 2 y el concejal Xavier Puig en el 3.
Paso adelante de José Luis Martín (PP) y Dídac Nadal (Junts)
Hace cuatro años, el PP de Alejandro Fernández perdió a tres concejales, pero acabó encontrando su lugar en el gobierno. La marcha de Fernández al Parlament en noviembre del 2016 dejó el grupo municipal y la primera tenencia de alcaldía en manos de José Luis Martín, que se ha mantenido como un socio leal -y discreto- de los socialistas. Martín se estrenará como alcaldable y lo hará del brazo con dos concejales actuales: Elisa Vedrina -que en marzo del 2017 sustituyó la desaparecida Marbel Negueruela- y Josep Acero.
Los populares afrontan la campaña con la intención de poner en valor la gestión de gobierno y de evitar un escape de votantes hacia Vox, que el 28-A se quedó a menos de 500 votos de los populares en la ciudad. En los últimos tres años el PP se ha ocupado de las carteras de turismo, deportes, espacios públicos o movilidad, y ha aprobado medidas estrella como la tarifa plana en los aparcamientos municipales. De cara al futuro, el partido mantiene la apuesta por el «tarragonisme» y por dignificar la imagen de la ciudad. Los populares quieren convertir Tarragona en un espacio de paseo, incentivar el comercio y que sea cada vez más atractiva para el turismo.
El año 2015 la candidatura de CiU liderada por el empresario Albert Abelló sufrió una fuerte sacudida al perder a cuatro de los siete concejales obtenidos en el 2011. La muerte repentina de Abelló en diciembre del 2017 abrió las puertas del consistorio al nuevo cabeza de lista, Dídac Nadal, hijo del histórico exalcalde Joan Miquel Nadal. El candidato y la concejala Cristina Guzmán han acabado el mandato como los dos únicos concejales del grupo del PDeCAT -el tercero, Josep Maria Prats, ya había salido en el 2015 a raíz de la ruptura entre CDC y UDC-.
De cara a estos comicios, Nadal se presenta bajo las siglas de Junts pdr Tarragona. Aspira a mejorar resultados con una candidatura que incluye a la dirigente vecinal Elvira Vidal en el tercer lugar; y al diputado y secretario primero de la Mesa del Parlament, Eusebi Campdepadrós, en el cuarto. La formación quiere pasar página de los mandatos de gobierno socialista con la intención de que la ciudad recupere el orgullo, el liderazgo y la capitalidad, y que en clave política esté «alineada con el país». Además, Nadal quiere recuperar la figura del concejal de barrio e impulsar medidas para religar los barrios con el resto de la ciudad.
La CUP quiere recoger los frutos de la fiscalización del gobierno
Laia Estrada volverá a encabezar la lista municipal de la CUP, la formación que ha tenido un posicionamiento más crítico y contundente con el alcalde y su gobierno durante el mandato. Las denuncias de supuesta corrupción -la CUP llevó el caso Inipro a los tribunales en el 2013-, las quejas de falta de transparencia y opacidad, y la fiscalización de los servicios públicos como la limpieza han sido sus caballos de batalla.
Los primeros tres stios de la lista cupaire los ocupan tres mujeres: la actual concejala, Laia Estrada; la arqueóloga e investigadora Eva Miguel; y la técnica en cooperación Inés Solé. La CUP sitúa la defensa de los derechos sociales como prioridad y propone convertir la N-340 y la T-11 en vías urbanas para mejorar la cohesión de la ciudad. Repensar las grandes áreas de crecimiento urbanístico como la Budellera y la exigencia de más vivienda protegida son otras propuestas de los anticapitalistas.
Las siglas de ICV-EUiA, representadas por la concejala Arga Sentís en los últimos dos mandatos, quedarán fuera del consistorio en estos comicios. La politóloga Carla Aguilar aspira a mantener este espacio político bajo las siglas de En Comú Podem, con las cuales plantea un proyecto alternativo, joven, feminista y ecologista. La gestión de vanguardia y una mayor participación ciudadana son las apuestas de la confluencia de izquierdas, que ha situado en el número 2 a Hermán Pinedo y en el 3 a Àngels Pérez.
Los grandes proyectos de futuro continúan enquistados
Excepto alguna excepción como la apertura del Mercat Central, el último mandato ha dejado la ciudad con los grandes proyectos de siempre todavía encima de la mesa. Aunque el gobierno ha presentado -hace pocos meses- sus planes de futuro para varios equipamientos en desuso como son el antiguo Banco de España, la antigua Tabacalera o el parking fallido de Jaume I, no hay obras empezadas ni consenso entre todos los grupos políticos. Además, por el camino la ciudad ha perdido el proyecto de Ikea, que se sustituirá por otro centro comercial. Estos y otros proyectos protagonizarán la campaña, junto con la deseada unión urbana de los barrios periféricos con el centro, la revitalización de las zonas degradadas, el tren y el tercer hilo, el liderazgo del área metropolitana, el modelo urbanístico, el turismo y la gestión del Patrimonio Mundial.
Doce candidaturas se disputarán los 27 escaños del Ayuntamiento
En los comicios del 26 de mayo los tarraconenses podrán escoger entre doce candidaturas, una menos que en el 2015. Además de PSC, Cs, ERC, PP y CUP repiten Vox, Pacma y Ara. De la antigua CiU se derivan Junts pdr Tarragona -que había sido el PDeCAT- y Centrats per Tarragona -con miembros de Lliures y Convergents-; y el espacio de ICV-EUiA pasa a En Comú Podem. También contribuye a las municipales otra formación nueva: Assemblea per Tarragona.