Penúltima lección magistral de Eduard Boada
El restaurador ha ofrecido 50 bocadillos a los 50 primeros que han reunido seis sellos de seis bocadillos en la Tàrraco food
Butifarra, níscalos, romesco, cebolla, piñones, un poco de aceite, algunas especies y mucho amor. Así de simple, pero así de complicado al mismo tiempo ha sido el penúltimo bocadillo de Eduard Boada en Can boada.
El mítico chef, que ha tenido que cerrar puertas por motivos de salud de forma definitiva a su negocio, ha protagonizado hoy un nuevo espectáculo en su local que, aunque no abrirá puertas a nivel comercial, se queda en su propiedad.
Los 50 primeros que han pasado por Can Boada con seis sellos de seis bocadillos de la Tàrraco Food han podido disfrutar, de forma gratuita, del bocadillo de butifarra de Boada, acompañado de una Estrella Damm.
Tarraco Food es una ruta gastronómica donde participan un total de 48 establecimientos de Tarragona. La fórmula es sencilla: bocadillo más quinto o caña por tres euros o menú a 30 euros. Este domingo finaliza la propuesta.
Boada recordaba con mucho sentimiento su paso por el que ha sido su puesto de trabajo a lo largo de toda su vida: «Ha sido lugar de paso para estudiantes, militares... Tuve la suerte de no tener clientes, tenía amigos».
El que también será pregonero de Santa Tecla a sus 77 años valoró el Tàrraco Food como «un éxito. Se les ocurrió acordarse de mí. Ha sido por|para una parte muy bonito pero por la otra, muy triste».
Pero no sólo personal de la Tàrraco Food pasó por Can Boada. Amigos de Eduard se detuvieron al ver las persianas subidas. Algunos, incluso, se emocionaron y quisieron pasar por última vez el que ha sido su templo durante muchos años, un lugar donde hacer una parada y degustar los que han sido considerados los mejores bocadillos de las últimas décadas en la ciudad de Tarragona.