Cabeza de lista de la CUP en las elecciones municipales en Tarragona
«Tenemos que hacer que la gente participe y acabar con el clientelismo»
La CUP considera que «el PSC y el gobierno de Tarragona han degradado la ciudad y han hipotecado el futuro con macroproyectos como los Juegos Mediterráneos»
—¿Qué le falta a Tarragona?
—Muchas cosas, pero lo resumiré en dos ideas. Tomar decisiones pensadas para garantizar el bienestar de la población y mejorar su día a día, como la manera de concebir el POUM o los Juegos Mediterráneos con equipamientos que no conectan con las necesidades que hay. También, una política real, no sólo directa, sino protagónica, es decir, que dé el protagonismo a la gente a quién no sólo se tiene que consultar puntualmente. La gente tiene que ser corresponsable y protagonista. Tenemos que hacer que la población participe. Los vecinos tienen que velar por el cumplimiento de la mejora de sus condiciones de vida.
—¿Si es escogida alcaldesa, cuál será su prioridad?
—Hacer políticas participativas todo el año y, de manera especial, con tres ideas: presupuestos participativos, decidiendo el cien por cien de las inversiones que se hagan en la ciudad; garantizar las consultas como hubiera sido en el caso de los Juegos Mediterráneos y mantener relaciones con las entidades, y acabar con el clientelismo y con las trabas de la administración. Las libertades de la población y sus derechos tienen que estar garantizados, así como las políticas sociales.
—También les preocupa el urbanismo.
—Estamos en contra del POUM y a favor de la cohesión de la ciudad, un reto pendiente después de décadas de gobiernos que no han estado interesadas en conseguirlo. Eso se hace con un planeamiento que no consista en hacer crecer la ciudad por los extremos y llenando la Horta Gran, haciendo una red de carriles bici y vial agradable y accesible. Se tiene que ampliar la Anilla Verde desde los Prats d'Albinyana en el Gaià y el Pont del Diable. Es muy importante y el POUM no contempla cómo hacerlo. Clama al cielo que se tiene que cohesionar la ciudad. Se urbanizó un margen del río Francolí y no el de Ponent. También se tienen que descentralizar las fiestas y la actividad cultural. Tenemos un gobierno más preocupado por inaugurar que por mantener.
—Su formación es muy crítica con la corrupción
—Se tiene que luchar contra la corrupción, la tipificada como política y la caciquil. Para denunciarla, incluso nos quisieron sacar del Ayuntamiento. Se tiene que hacer limpieza con juicio. No queremos contrataciones externas de servicios como el de la basura. La respuesta tiene que ser la gestión directa. Nos ahorraríamos dinero y mejorarían las condiciones de los trabajadores. No se tienen que externalizar los servicios.
—¿Con quién está dispuesta a pactar para formar gobierno si es necesario?
—La CUP es una formación de izquierdas que defiende la lucha social, el feminismo y el independentismo. Está aquí que nos podemos plantear alianzas. Después, tendrían que ver con quién, realmente, hay puntos de acuerdo. Pactaríamos con quién estuviera de acuerdo con acabar con los privilegios de élites como el Arzobispado, la industria petroquímica, FCC, los bancos y las cajas.
—¿Con qué partidos no pactaría nunca?
—Nunca con los del bloque del 155 ni con quien quiera hacer cambios lampedusianos para que nada cambie. Tendríamos que contrastar las ideas. También tendrían que estar a favor de una política participativa.
—¿Todo lo que rodea el proceso puede tener incidencia en el resultado de las municipales?
—Sí, por descontado. Unos ejemplos son las decisiones que toma la Junta Electoral, privando la libertad de expresión como cuando se exige la libertad de los presos políticos. La lucha por los derechos de nuestro pueblo no se puede esconder. La independencia se tiene que hacer desde el municipalismo, pueblo a pueblo, como vimos el 1 de octubre, antes y después. Sin el pueblo no se habría podido hacer el referéndum de independencia. Tenemos que hacerlo desde la desobediencia porque el Gobierno no lo permite de otra manera. La desobediencia también se tiene que aplicar en temas sociales, y la PAH nos lo ha demostrado. La idea es construir desde la ruptura y no lo podemos dejar de lado.
—Puntúe de cero a diez la tarea del gobierno municipal de Tarragona.
—Ha ido de mal en peor los doce años anteriores y con todas las alianzas que ha habido. Contratos como el de la basura o los Juegos Mediterráneos no los han hecho sólo un gobierno del PSC. La puntuación es muy deficiente, menos de dos. Han degradado la ciudad y han hipotecado el futuro de Tarragona con macroproyectos. No podemos aceptar que la mayor inversión que ha hecho a la Generalitat haya sido un pabellón deportivo, cuando al lado hay colegios con barracones. Además, hay incumplimientos eternos por parte del gobierno municipal. Y se han invertido 48 millones de euros en el Mercat Central que han servido para poner un Mercadona en el centro. También hay que fiscalizar las inversiones en el patrimonio.
—Diga una propuesta nueva que tiene para la ciudad.
—En materia de patrimonio, defendemos la idea de que no se tiene que explotar sólo para obtener un beneficio económico. Se tiene que pensar el clave educativa. El patrimonio tiene que llegar a las escuelas, se tienen que hacer créditos de síntesis, talleres que permitan que haya un sentimiento de pertenencia, de cohesión, apadrinar monumentos y hacer actividades intergeneracionales. Tenemos que acabar con la lógica de que el patrimonio es una cosa que está dedicada al turismo y la economía, y se tiene que ver en clave cultural y educativa. Un ejemplo es la ciudadela de Calafell, donde los estudiantes participan en su restauración.
—¿Qué modelo de ciudad propone?
—Una ciudad participativa, cohesionada, donde no se gobierne en contra de la población.
—¿Hay que asfaltar las calles de la ciudad, algunos muy deteriorados?
—Forma parte de la defensa del espacio público. Hay barrios donde no hay ni aceras. Hay que mejorar, aunque estamos a favor de pacificar la ciudad para quien va en vehículo y favorecer los patinetes y las bicicletas.
Portavoz de la CUP en Tarragona
Laia Estrada Cañón nació en Tarragona el 19 de septiembre de 1982. Es hija del sindicalista y activista social José Estrada. Es portavoz de la CUP en el Ayuntamiento de Tarragona y encabeza la lista de esta formación en las municipales del 26 de mayo. Licenciada en Ciencias Ambientales, finalizó la licenciatura en la Universidad de Utrecht (Países Bajos) con una beca Erasmus. Es socia del Casal Popular Sageta de Foc y de Ràdio Terra, y está afiliada al sindicato Co.Bas.