Urbanismo
Ballesteros quiere convertir Ca l'Ardiaca en equipamiento municipal
El alcalde, que acusa a los propietarios de «engañar», apuesta ahora porque el Ayuntamiento compre el inmueble
El edificio de Ca l'Ardiaca se podría convertir en un equipamiento municipal. Todo apunta que el proyecto de un hotel de cinco estrellas en el edificio del pla de la Seu, delante de la Catedral, se aleja definitivamente, según señalaba ayer el alcalde Josep Fèlix Ballesteros, que se mostró enfadado con los propietarios del inmueble por «engañar» al consistorio después de posponer año tras año el proyecto.
Si encadena su cuarta legislatura consecutiva, Ballesteros apuesta porque el Ayuntamiento compre el edificio por medio millón de euros para convertirlo en un edificio municipal. El alcalde abandona la idea de subastar el edificio y prevé gestionarlo desde la plaza de la Font. El alcalde proponía ayer que un posible uso del edificio podría ser el de acoger la Casa de la Festa, ubicada en la avenida Augusta. No es la primera vez que se habla del cambio de sitio de este equipamiento. El pasado septiembre de 2018, la concejala de Festes y Cultura, Begoña Floria, propuso trasladar los elementos del Seguici Popular al parking de Jaume I. La mitad de los concejales votaron a favor de «dignificar» el espacio donde descansan los elementos festivos a raíz de una moción del PDeCAT.
El conflicto para desencallar el uso de Ca l'Ardiaca viene de lejos. Ballesteros ha perdido la paciencia con los propietarios del emblemático palacio gótico medieval, Desarrollos Arbe, que en 2009 se comprometió a construir el primer hotel de lujo en la ciudad con 33 habitaciones. «Ahora ya soy partidario de expropiar y poner allí lo que sea, la Casa de la Festa, por ejemplo», aseguraba ayer a este diario. En la última conversación hace meses entre los empresarios y el consistorio, los primeros comunicaron que tenían el dinero «a punto» para iniciar las excavaciones. «Todavía esperamos», explica el alcalde. «Estoy hasta los truenos que esta gente nos engañe», mantiene el alcalde sobre los gestores del inmueble, que presenta un estado de degradación importante. Actualmente, el paisaje que se encuentran los turistas cuando fotografían el inmueble es el de una fachada cubierta por un andamio. En el pasado, el edificio ha tenido una lona de plástico.
El proyecto de rehabilitación para convertirlo en hotel se aprobó en 2011 por la Generalitat. El objetivo era recuperar la arquitectura del edificio del siglo XIV-XVI y detallar la intervención arqueológica. Ballesteros explica que, en un inicio, la empresa propietaria se negaba a hacer las excavaciones arqueológicas, obligatorias en la ciudad. «Es verdad que hemos tenido la crisis económica por el medio, hemos sido comprensivos pero al final tuvimos que poner multas que han ido recurriendo», explica el alcalde sobre las sanciones de 300, 1000 y 3000 euros por incumplimiento del deber de conservación.