«Algunas rutas en transporte público duran más que volar a Marrakech»

—Este no es un libro de rutas al uso. ¿Cuál es la singularidad principal?

—Es un libro con veinte rutas lineales: empiezas en un pueblo donde has llegado en transporte público, haces una travesía y acabas en otro punto donde también hay transporte público. Es decir, empiezas en un término y acabas en otro, pero con la sensación de haber recorrido mucho territorio.

—¿El hecho de moverse en transporte público ha condicionado mucho la elección de las rutas?

—Sí, me he encontrado con rutas que me habría gustado hacer pero el transporte público no llega o, si lo hace, no está en fin de semana, cuando la gente tiene más disponibilidad para salir a caminar. Hacer este trabajo me ha servido para ver la realidad del transporte público existente en el Camp de Tarragona, pero también para ver el territorio de una manera diferente, con una sensación mayor de estar haciendo un viaje, porque hay veces que, desde que coges el tren o el autobús, llegas al pueblo, haces la travesía y vuelves en transporte público, tardas más que cogiendo un vuelo y yendo a Marrakech.

—En el prólogo del libro apunta que lo escribió con un doble objetivo. ¿Cuál era?

—Por una parte, conocer la realidad del Camp de Tarragona. He intentado hacer un mosaico de lo que es más representativo, limitado por el hecho de que tiene que haber transporte público. Por otra parte, quería presentar a un modelo más sostenible de caminar, dejando el coche.

—¿Las rutas propuestas son para grandes andadores?

—Hay de todo. No hay grandes ascensos porque las montañas que tenemos en el Camp de Tarragona no son muy altas, por lo tanto estamos hablando de montaña media y baja, pero cuando haces una travesía hay que superar sierras, barrancos, enfilar colinas y después descenderlas... Hay rutas que superan los 1.500 metros de desnivel, pero en general es para todo tipo de públicos. De todos modos he indicado el grado de dificultad con una escala del 1 al 4.

—De todas las salidas, ¿cuál le gusta especialmente?

—Hay muchas, pero quizás escogería la que va del Pont d'Armentera hasta Sarral. Recorre el río Gaià atravesando la sierra de Selmella, pasando por el castillo de Saburella y visitando Vallespinosa. Empiezas en el Alt Camp y acabas en la Conca de Barberà, pasando por la ermita de los Metges y atravesando un paisaje bastante diverso, con un gran contenido histórico por los castillos del Gaià, y con unas panorámicas del litoral tarraconense muy chulas. Además, esta ruta tiene el rastro histórico de mi familia, que es del Pont d'Armentera. Mi padrino, que era albañil, iba caminando desde el Pont a Vallespinosa con las herramientas al cuello.

—Su proyecto Meskamins tiene por lema ‘La nueva mirada en el territorio’. ¿Cómo es esta mirada?

—Meskamins mezcla mis diferentes formaciones y aficiones: la educación física, el periodismo y los viajes. Una parte del proyecto está enfocada a los viajes por el territorio, pero también hay una parte más periodística y de servicios en ayuntamientos y empresas. Pero a diferencia del que hacen otras empresas que trabajan en el territorio desde hace muchos años y con productos de mucha calidad, yo no propongo cosas que hacer, sino que paso la pelota al cliente, le pregunto qué le apetece hacer, y yo se lo consigo.

—A su parecer, ¿cuáles cree que son grandes los atractivos del Camp de Tarragona?

—Es un lugar donde no hay grandes montañas, pero sí una gran diversidad. Tenemos la suerte de estar regados por el Mediterráneo y, por lo tanto, hay rieras, ríos, barrancos y muchísima vegetación. Tenemos un patrimonio histórico rico, con muchos castillos y un territorio lleno de ermitas. No nos lo acabamos ni lo conocemos lo suficiente, porque tenemos mucha tendencia a ir hacia el Montsant y las Montañas de Prades. Pero aquí también tenemos rutas trencacames, y la posibilidad de conocernos a nosotros y nuestro pasado a través de los caminos. Recomiendo a la gente que se adentre en el territorio porque hay muy buen trabajo hecho con forma de guías y de cartelería y es una forma de contribuir a las economías locales.