Alcalde de Tarragona
Política
«No daremos continuidad al bus gratuito, no tiene ningún estudio serio que lo justifique»
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, aboga por la incorporación de la CUP y Junts per Tarragona en su gobierno con los comunes
—¿Qué necesita de manera urgente la ciudad?
—Enderezar el proceso de relativa decadencia que ha vivido. Tenemos que mirar como tenemos los equipamientos culturales: el Teatro Tarragona, el Campo de Marte, etc. También tenemos que mejorar los equipamientos deportivos, los niños no se pueden duchar con agua caliente. Tenemos muchos pisos en estado ruinoso, son datos oficiales de la Agencia Catalana de la Vivienda. Tarragona es la primera ciudad de Cataluña, con mucha diferencia, con este problema habitacional. Tenemos que cambiar esta degradación.
—¿Qué podría acoger el Camp de Marte?
—Actividades culturales como lo ha hecho históricamente. Tenemos un espacio fantástico para destinarlo a teatro al aire libre muchas ciudades querrían tener y que no aprovechamos.
—¿Qué le han pedido con más intensidad estos días?
—Las llamadas de estos días son de ilusión, de querer hablar con nosotros. He hablado con gente muy diferente, tarraconenses que ya no viven aquí que me dicen que están a mi disposición.
—Dígame tres proyectos primordiales por los cuales trabajará.
—Primero la calle, hacer al ciudadano protagonista en la ciudad. Necesitamos crear estructuras estables, formales como son los Consejos de Distrito. Es un proyecto importantísimo de ciudad. Por otra parte, queremos cohesionarla, un urbanismo para atar la ciudad, no para hacerla crecer infinitamente. Queremos poner la cultura como eje central de transformación. La cultura no sólo es una programación al año, tiene que ser un elemento de cohesión social y de igualdad de oportunidades.
—Con En Comú Podem en el gobierno, es más fácil que la CUP se incorpore al equipo municipal en detrimento de Junts per Tarragona?
—No lo sabemos, nosotros trabajamos desde el primer día con los tres partidos. Cada uno tiene su ritmo de decisiones y el tiempo dirá.
—¿Qué le pide a la CUP?
— Puso cinco acuerdos que aceptamos. Ahora, tenemos un gobierno con En Comú Podem y ERC y la corporación se tiene que hacer en acuerdo con todas las partes. Seguiremos hablando con las ganas y la tranquilidad que hemos tenido hasta ahora. Las cosas se irán haciendo de manera ordenada.
—¿Qué los ha alejado de Junts per Tarragona para no llegar a un pacto de gobierno?
—Es una cuestión de tiempo. Cada partido tiene un ritmo para tomar las decisiones. Hablamos de negociaciones de partidos con diferentes ideologías y que compartimos todos una necesidad de cambio imperiosa, pero cada partido tiene sus ritmos a la hora de reunirse. El día 15 de junio no era el final, era el inicio. Tenemos tiempo de seguir hablando e intentar incorporar a más gente. Siempre hemos dicho que nos gustaría un ayuntamiento a cuatro.
—¿Qué le pareció el discurso de la CUP que el sábado afirmó que han echado a la «mafia»?
—Cada uno es responsable de sus palabras.
—¿Seguirán aplicando el proyecto de bus gratuito hasta el 2022?
—No, no tiene ningún sentido. El coste para la ciudad de esta propuesta no está justificado con ningún estudio económico serio, no tiene ninguna validez. Fue una propuesta, simplemente electoralista.
—Eliminarán, entonces, el 25% de rebaja en el precio del ticket aplicado este año?
— El descuento puede parecer peor o mejor, pero no tiene una incidencia importante.
—Las tarifas no se verán alteradas, pues.
—Ahora mismo, a día de hoy, no estamos en la situación de cambiarlo.
—Ya ha dicho que quiere revisar el POUM. ¿Le preocupa no tener la mayoría necesaria al pleno para hacerlo?
—Ya veremos cómo se hace. Lo que sí que nos gustaría, en un momento u otro, es tener un urbanismo del siglo XXI que apueste para regenerar, rehabilitar y recuperar las zonas que lo necesitan.
-Dídac Nadal (Junts per Tarragona) apuntaba el jueves que usted también tendrá que responder a la pregunta sobre cómo tiene que crecer la ciudad durante los próximos 20 años.
—Tenemos claro que ahora hay posibilidades de crecimiento muy grandes con planes de mejora del plan general, planes parciales pequeños repartidos por toda la ciudad. Eso esta contemplado en el plan general actual, no hay que hacer la Budellera ni el PP-10.
—¿Frenarán estos dos proyectos?
—Todo dependerá de las voluntades mayoritarias del pleno, pero nosotros ya hemos dicho que nos gusta un urbanismo del siglo XXI, pensado con criterios de sostenibilidad y que priorice la regeneración urbana.
—Ha dicho que será el pleno a quien decida si el Ayuntamiento luce la pancarta denunciando la existencia de presos políticos.
—He dicho que será la mayoría del pleno quien decidirá cómo se manifiesta el Ayuntamiento de Tarragona. No he dicho nada más, ni cuándo ni cómo; ya llegará. Lo importante es saber que cada uno tiene su ideología y que la podemos exponer. Nunca me ahorraré decir nada como alcalde, pero las expresiones externas del Ayuntamiento las decidirá el Ayuntamiento, eso es lógico.
—¿La posible retirada del cuadro del Rey también?
—Ya lo veremos, no lo sé si es un tema de debate.
—¿No le preocupa?
—No es que no me preocupe, ahora mismo tengo otras cosas en la cabeza que me están preocupando bastante más, pero entiendo que aquello que dependa del alcalde lo hará el alcalde y aquello que dependa del pleno lo hará el pleno.
—¿Se le da demasiada importancia a los símbolos?
—No, creo que es muy importante, pero también es evidente que cada ciudad es diferente y Tarragona es Tarragona con toda su diversidad. Cuando las opiniones son tan contrastadas, lo que tienes que hacer es intentar explicar la tuya sin que ningún colectivo se sienta expresamente violentado.
—¿Le preocupa una posible presión como ciudad independentista para hacer según qué determinadas políticas a nivel de país?
—Me preocupa llevar a cabo toda esta idea de transformación de ciudad.
—Tarragona tendrá un alcalde independentista pero en la ciudad no existe esta mayoría. ¿Cómo lo gestionará? ¿Le preocupa?
— Yo respeto a cada uno como es y eso de las mayorías y minorías son cosas muy dinámicas. Si usted me hubiera dicho hace dos años que Tarragona tendría un alcalde independentista, seguramente nos hubiéramos echado a reír todos. Bien, ahora tenemos uno. Lo peor que podemos hacer es plantear que lo que no piensa como nosotros es el otro. Lo que no piensa como nosotros no es menos que nosotros. Tenemos que dialogar, siempre desde el respeto a todo el mundo.
—¿Darán un giro muy importante en políticas de turismo?
—Tiene que haber un giro pero tenemos que mirar hacia dónde. Faltan equipamientos turísticos, faltan hoteles, oferta turística y una visualización de hacia dónde queremos que vaya el turismo. Tenemos que poner en valor nuestro maravilloso patrimonio como ciudad del Mediterráneo. Este es nuestro gran recurso. El segundo son las comarcas del interior. Otras zonas como la Costa Brava hacen una verdadera relación entre los lugares más turísticos y las comarcas de interior. Tenemos que ser capaces de hacer alguna cosa parecida aquí, que Tarragona se convierta en la puerta de entrada en las regiones vinícolas importantísimas que tenemos.
—¿La ciudadanía puede esperar una reactivación del ocio nocturno?
—Se tiene que reactivar, estoy muy a favor, pero se tiene que conciliar con la vida de los vecinos. Lo que no podemos hacer es convertir determinadas zonas de la ciudad en zonas de ocio. Haremos todo lo posible para que la gente de la Parte Alta viva en condiciones.
—¿Pensó en alguien de manera especial el sábado?
—En mi padre, murió no hace muchos años, y seguro que ni él ni yo en ningún momento habíamos pensado que eso pudiera pasar. Pensaba en qué podría pensar él.
—¿Le han dado muchos consejos estos días?
—Muchos. Creo que, en general, lo que me han dicho más veces es que sea honrado.
—¿Implementarán algún mecanismo para favorecer la transparencia?
—Todo lo que haremos, viajes, será publicado, la agenda será publica, todo el mundo sabrá lo que hacemos. Tendremos un ayuntamiento mucho más transparente de lo que hemos tenido hasta ahora en todas las actuaciones cotidianas.
—¿Cómo imagina Tarragona en 4 años?
—Con la gente mucho más implicada en la ciudad, que se la sientan suya, que sea más dinámica y que haya revertido el proceso de decadencia tan comercial de los centros como el problema habitacional de pisos. Me imagino una Tarragona mucho más humana, donde sea más agradable vivir y con calles más vivas.