«Cada vez vemos cáncer de piel en pacientes más jóvenes, de 20, 30 y 40 años»

—¿Nos tenemos que proteger, aunque las temperaturas no sean altas?

—La recomendación que hacemos los dermatólogos quizás es un poco difícil de cumplir, porque decimos que la crema solar se tiene que poner todo el año. Pero cuando es más importante hacerlo es en primavera y en verano, porque es cuando las radiaciones ultravioletas son más fuertes. Sant Joan es el solsticio de verano y, por lo tanto, el sol más fuerte del año es el de esta época, y hasta septiembre. La protección se tiene que asociar a cualquier actividad prolongada al aire libre. Y si, además, nos la ponemos para ir por la calle, evitaremos la aparición de manchas y arrugas, y que nuestra piel envejezca. El mejor antiaging es uno fotoprotector.

—¿Cómo lo tenemos que escoger?

—Se recomienda que se aplique un protector de 50, que venga etiquetado como 50+. Es una protección muy alta, y recomendamos esta porque tendemos a escatimarla, la mayoría a veces la aplicamos en capa fina, y por eso acaba haciendo la función de uno fotoprotector de factor 15 o 30. La protección 15 es totalmente insuficiente, mientras que la de 30 es el mínimo. También tienen que tener un signo con las letras UVA rodeadas. Eso quiere decir que, además de protegernos contra el Ultravioleta B (UVB), el más nocivo para la piel, también cubren los UVA.

—¿Y cómo lo tenemos que aplicar?

—El protector lo tenemos que poner de manera abundante a las zonas no cubiertas por la ropa, sobre todo a la cara y la nuca, sin olvidar las orejas, nariz, hombros, piernas, en el dorso de los pies... Para una primera aplicación, el ideal es el hielo|gel o la loción. No hace falta que nos sintamos embadurnados, podemos buscar productos cosméticamente agradables porque el mercado tiene una amplia oferta. Los esprays transparentes no se recomiendan para la primera aplicación, porque como no vemos dónde lo ponemos, pueden quedar zonas desprotegidas y no ponemos suficiente cantidad. Para posteriores reaplicaciones sí que se puede utilizar.

—¿Cuál es la población más sensible a sufrir quemaduras?

—Niños y jóvenes son el puntal para que estos futuros adultos no tengan tantos problemas en la piel. De los niños nos ocupamos los padres, pero sobre los adolescentes hay que incidir más, porque habitualmente no se sienten cómodos con la crema. Y hay que insistir, porque cada vez estamos viendo cáncer de piel en personas más jóvenes, la incidencia del melanoma aumenta año tras año. Es importante que los adolescentes no se quemen, que no se pongan muy morenos, porque están guapos igualmente, y que se pongan un buen protector.

—Así pues, ¿la incidencia del cáncer de piel va en aumento?

—Hay dos tipos de carcinomas: basocel·lular (el más frecuente y menos agresivo) y el carcinoma escamoso (con mayor agresividad). Los dos aumentan cada vez más, y se ven en personas más jóvenes. Antes, se diagnosticaba en pacientes de 50 años en arriba. Ahora tenemos pacientes de 20, 30, 40 años con cáncer de piel. Y eso es atribuible a unos hábitos de exposición solar lúdica, recreacional, excesiva y sin un buen uso del protector solar.

—¿Qué señales nos tienen que hacer sospechar que tenemos que visitar al dermatólogo?

—Cualquier lesión nueva y persistente en la piel. Puede ser un bultito rojo que crece, no hace falta que sea pigmentado. Una cicatriz extraña que no cura y no es justificable, o una lesión costrosa que crece y no se resuelve. También las lesiones pigmentadas: si parecen pecas, pero crecen, tienen asimetría en la distribución del pigmento y la forma, y aumentan de tamaño, entonces es importante consultar a un dermatólogo, porque podría tratarse de un melanoma. El hecho que pique o no, no es un indicador demasiado claro, porque muchas veces las pecas maduras se irritan y pican, y no son malas, mientras que el cáncer de piel puede no dar ningún síntoma.

—¿Las cabinas de rayos son una alternativa saludable?

—No, la OMS las ha tipificado como agentes cancerígenos al mismo nivel que el tabaco. Unos minutos en una cabina son como diez días tomando el sol. Es muy importante que cada uno se acepte y sepa convivir con su color de su piel, velar para no quemarse y respetar su tono. Y recordar que una persona de piel morena tiene menos riesgo de desarrollar un cáncer, pero no está exenta. Y que como más blanca es la piel (estamos hablando de fototipus 1 y 2), mayor es el riesgo de quemadura solar y de desarrollar un cáncer de piel.