El Gremi d'Artesans Forners de Tarragona se muestra satisfecho por la nueva ley del pan

El Gremi Comarcal d'Artesans Forners ha recibido con satisfacción la entrada en vigor de la nueva ley del pan, una normativa que sustituye la de 1984. El presidente de la entidad, Jordi Andreu, manifestó ayer a esta redacción, coincidiendo con el primer día de aplicación de la ley, que «nosotros hacemos una apuesta» por esta, «porque da garantías al consumidor y responde y permite a los panaderos responder a las necesidades de los clientes frente la producción industrial».

La nueva ley fija, a grandes rasgos, las definiciones y tipologías de pan para evitar que el marketing de venta haga pasar por determinados tipos de pan por otros que no lo son y que no cumplen con las características que se anuncian. Se trata de impedir que se siga vendiendo como pan integral, de centeno o de masa madre panes que en realidad no lo son. «Si se dice que un pan lleva cereales, en plural, tiene que contener, como mínimo, dos tipos de cereales», dijo Andreu. «El pan industrial no está hecho por un panadero artesano que trabaja de noche y durante el día vende en la tienda el producto que ha elaborado y que hace una producción baja», comentó el presidente del gremio. Andreu remarcó que la nueva ley «intenta distinguir el pan artesanal de aquel que no lo es», para añadir que «no es lo mismo un pan hecho la noche anterior que uno que se se ha hecho en una fábrica 24 horas antes».

«Todas las iniciativas que sirvan para afianzar el buen trabajo de los panaderos de Tarragona son bien recibidas», dijo Andreu, quien defiende que el pan es un alimento básico, «como ha sido durante toda la historia de la humanidad». El presidente del gremio aseguró que, con la nueva ley, «el consumidor sale ganando, porque el pan especial estaba gravado con el 10 por ciento de IVA en función de las harinas utilizadas y se ha rebajado al 4 por ciento». La medida «es importante» porque el pan «es un producto de consumo diario y un elemento básico en nuestra alimentación». Además, «la nueva ley valora el trabajo que hacemos los panaderos artesanales».

Andreu subrayó que la normativa que entró en vigor ayer «nos recuerda las pautas a seguir y qué tipo de cereales se tienen que utilizar para un pan determinado o cuánta sal se tiene que poner». «Nos gusta que se diferencien las harinas y qué productos se tienen que utilizar para hacer pan integral de verdad».

Productos reales

Hasta ayer, lunes, se podía vender como pan integral productos que distaban mucho de lo que es un pan elaborado con harina integral. De entrada, el porcentaje de esta harina en la receta podía ser muy pequeño, lo que se solía compensar añadiendo maltas y otros ingredientes que dieran un tono oscuro al pan bastante característico.

Las razones que originaban este tipo de actuación eran, básicamente, económicas y respondían a los márgenes comerciales del productor. Una auténtica harina integral es más cara y más difícil de trabajar. La mayoría de las harinas que se venden como integrales en realidad son harinas blancas refinadas a las que se les añade el salvado. Frente a eso, una auténtica harina integral es la que se ha molido con el grano completo, incluyendo también el germen del cereal y donde están parte de los nutrientes más interesantes.