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Buny despliega el 29 de julio sus patinetes eléctricos de alquiler compartido

La empresa española derriba en Tarragona con 50 vehículos en una prueba piloto que sitúa la capital como la primera ciudad de la provincia con este servicio

Un chico viaja en un patinete eléctrico de Buny en Madrid, en una imagen de archivo.

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Los patinetes eléctricos de alquiler compartido serán ente pocos días una realidad en Tarragona. La empresa española Buny ha notificado al Ayuntamiento que empezará a operar en las calles de la ciudad a partir del 29 de julio. La compañía se convierte en la primera a implementar un servicio de alquiler de uso compartido de estos vehículos de movilidad personal (VMP) en la ciudad, la primera de la provincia al acoger a este modelo empresarial.

Los patinetes de Buny ya circulan a Madrid y están a punto de hacerlo en Ciudad de México. Antes de desembarcar en dos ciudades españolas más, Tarragona será la segunda ciudad del Estado al acoger estos vehículos. «A diferencia de otras empresas, respetaremos la vía pública, no la obstaculizaremos», explica el director de la empresa, Sergi Monferrer. En Tarragona, estos vehículos tienen que circular por la calzada y a 25 kilómetros por hora, aunque los patinetes de Buny circularán a una velocidad máxima de 20 km/h.

Los patinetes se ubicarán en los aparcabicis. Según Monferrer, la ordenanza establece que los patinetes se tienen que aparcar en estos espacios. Los usuarios los bloquearán con un candado, un elemento diferencial, según el empresario, entre las numerosas empresas que han proliferado en los últimos años delante el auge de estos vehículos y la buena acogida que han tenido entre los ciudadanos que lo utilizan como su medio de transporte habitual.

Actualmente hay 40 puntos de aparcabicis en Tarragona, pero la compañía se ofrece a colaborar con el consistorio para habilitar más espacios en el futuro. Monferrer ha pedido reunirse con el concejal de Movilidad, Xavi Puig, para analizar y concretar los aspectos del servicio y agilizar la coordinación entre empresa y administración. «Propondremos al Ayuntamiento que, en caso de que fuera necesario, podríamos poner más aparcabicis. Queremos colaborar activamente con el municipio», señala Monferrer. En Madrid y Barcelona –y después de algún toma y daca entre los gobiernos locales y las compañías por|para la falta de regulación del uso de los VMP- los patinetes se han integrado en la circulación urbana y cada vez conviven con más normalidad entre conductores, ciclistas y peatones.

El servicio se gestionará a través de una aplicación móvil. El usuario desbloqueará el candado del patinete con un código de verificación. Al finalizar el trayecto, tendrá que dejarlo en otro aparcabicis, haciendo una fotografía para garantizar el buen funcionamiento del servicio. La empresa está definiendo el precio del servicio, pero avisa de que será más económico que el resto. A la mayoría de ciudades españolas y de Europa, los usuarios pagan un euro para desbloquear el patinete y 15 céntimos por minuto.

Una herramienta de cohesión

El consistorio recibe de manera muy positiva la llegada de Buny a la ciudad. «Queremos desarrollar la movilidad sostenible, limpia, eficiente y saludable. Es el futuro y Tarragona tiene que ser puntera», asegura el concejal Monte. No obstante, el también portavoz municipal cree que «antes hay que poner orden para la seguridad de todos» y apunta a la necesidad de crear más carriles bici, mejorar la ordenanza y «hacer cumplir las normas de circulación».

Monferrer cree que este modelo de transporte puede «descongestionar» el tráfico de la ciudad y ayudar a reducir las emisiones contaminantes de los coches. Monferrer apuesta para que el patinete se convierta en un medio de transporte más. «No queremos que se vea como una herramienta por uso turístico o de ocio, sino que los ciudadanos lo utilicen para ir al trabajo y para hacer sus encargos», propone.

El candado tiene una función de evitar casos de vandalismo con los vehículos o que se los puedan llevar. Además, este empresario remarca su voluntad de colaborar estrechamente con el Ayuntamiento y respetar en todo momento la normativa municipal sin hacer un «uso depredador de las calles». «No entendemos que una empresa privada llegue a una ciudad y meta los patines donde quiera», asegura en relación a los modelos de Madrid o París.

Buny tiene previsto desembarcar el 29 de julio, pero el inicio de operaciones podría aplazarse hasta el 1 de agosto. La compañía tendrá un almacén próximo a la ciudad para cargar los patinetes por la noche y arreglar los vehículos que necesiten alguna revisión. Por este trabajo, la compañía quiere contratar personas en riesgo de exclusión social o bien con discapacidad. La empresa ya lo hace en Madrid, donde 20 personas se encargan de la operativa de la empresa.

Ayudar en el comercio de proximidad

Para el concejal de Movilidad, el uso de los patinetes puede contribuir a potenciar el comercio de proximidad. «En un futuro próximo pasarán muchas más personas por delante de los establecimientos. Con la bici y el patinete, una persona puede recorrer|recurrir más kilómetros al cabo del día», observa Puig. El portavoz mujer la «bienvenida» a Buny, pero avisa de que, de cara al futuro, el Ayuntamiento «establecerá criterios» para decidir la entrada de otras empresas.

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