El Aigua de Sant Magí llega a la ciudad después de recorrer 66 kilómetros

Desde los pies de la Catedral de Tarragona Carles Salvadó, 39 años, sonreía emocionado. «Es la sensación del trabajo bien hecho», expresaba ayer tarde el coordinador de los Portants de l'Aigua de Sant Magí. A las siete y media de la tarde, carros, caballos y los 90 Portants desfilaban por los últimos callejones de la Part Alta hasta llegar al Portal del Carro,el destino final de la Confraria de Sant Magí en la tradicional Baixada de l'Aigua, recuperada en la ciudad hace 27 años.

Tres días después de iniciar su recorrido en el santuario de Sant Magí de la Brufaganya, los Portants, una sección de la Confraria, llegaba ayer en torno a las siete de la tarde a la plaza de la Font. «Es el mejor momento, sin duda, una pasada», explicaba Salvadó. Los Portants entraron en la plaza acompañados de algunos elementos del Séquito Popular como los Nanos Vells, Nanos Nous y los Bastoners de l’Esbart Santa Tecla.

Los grallers anunciaban la llegada de los Portants y los más pequeños, que viajaban en carruaje, llenaban la plaza del Ayuntamiento de un aroma intenso de albahaca después de tirar las ramas de esta planta al público. Durante la breve pausa de la comitiva en la plaza de la Font, Pere Senabre observaba, contento, el gentío que lo rodeaba, con un buen ramo de esta hierba aromática en la mano. A sus 80 años, es el único responsable de plantar toda la albahaca que ayer contagiaba toda la Part Alta. «Nadie más lo quiere hacer», se lamentaba Senabre, de que hace 10 años que es el encargado de plantar la hierba que se recogía la mañana del 17 de agosto.

A pesar del pesimismo de Senabre, el futuro de la Baixada de l'Aigua está garantizado gracias al relevo generacional. Somos unas 90 personas, tampoco podemos ser más por la logística. Dormimos en tiendas de campaña dos noches», apuntaba Salvadó, que coordinaba por primera vez a los Portants de l'Aigua.

Los hermanos Rion, de 18 y 16 años, son la prueba que la tradición tiene presente y futuro. «Lo que más me gusta es la atmósfera que se crea durante el camino», explicaba Alexandra, la mayor. Arcadi es uno de los Portants más jóvenes y este año convenció a la hermana para participar. «Queremos conservar esta tradición», argumentaba este adolescente.

Ayer, los Portants culminaban 66 kilómetros de recorrido en un camino que los llevó por Santa Perpètua del Gaià, Querol, el Pont d'Armentera, Santes Creus y Vila-rodona, Nulles, l'Argilaga, el Catllar y els Pallaresos. Miles de tarraconenses recibieron a los Portants de Sant Magí, que recrean la leyenda del santo, según la cual hizo brotar agua milagrosa donante tres veces con su bastón a las fuentes de la Brufaganya.

Los Portants son un colectivo de familias que tienen un objetivo principal: viajar hasta las Fonts de Sant Magí de la Brufaganya, recoger el agua y bajarla a Tarragona para que la puedan disfrutar todos los tarraconenses y los visitantes de la ciudad.

Durante el año, los Portants organizan actos como la ruta guiada por rincones Maginians de la ciudad, el vermú con los grallers y timbalers dels Xiquets de Tarragona, entre otros.

Durante el camino, los golpes de bastones resonaban entre las calles de la Part Alta. Los ocho caballos de los Portants tiraban con fuerza de los carruajes de madera a la altura de la calle Baixada de la Peixateria, uno de los tramos con más desnivel de la Part Alta.

Fernando Miró, 66 años, es Portant desde hace tres años y ha arrastrado a su hijo y el nieto a participar en esta tradición. «Hemos conseguido parar el golpe», afirmaba. Los carros con el agua preciada de Sant Magí cargada en bidones, avanzaron por la calle Cós del Bou, Baixada de la Peixateria, la Nau, Major, plaza de les Cols, calle Merceria, calle Pare Iglésias, calle de las Cocas y calle Arc de Sant Llorenç para finalizar su itinerario en el Portal del Carro.

Las nuevas generaciones que cogen las riendas de la Baixada de l'Aigua retransmiten los días de viaje de los Portants de Sant Magí a través de las redes sociales. La gran variedad de edades entre los Portants consolida, de momento, esta tradición con más de 150 años de historia.