Fauna
La ciudad de Tarragona normaliza en pocos años las colonias de animales
El caso de los cerdos vietnamitas se repitió a otra escala con conejos, gallos y gatos y a menudo por abandono
A pesar de tratarse de una ciudad, Tarragona ha tenido en lo que lleva de milenio varios episodios de colonias de animales que, a priori, no formarían parte del paisaje que se podría esperar. Más allá de las palomas, otros pájaros y la diversidad de insectos –la relación de la ciudad con las cucarachas es también icónica, hasta el punto que una publicación local tomó este nombre el año 2008–, varios puntos del término municipal han contado en los últimos años con colonias. La mayor parte de ellas han ocurrido después de que los propietarios de estos animales los abandonaran y ellos mismos se reproduissin. Son los conejos, las liebres y los conejitos de indias de la rotonda de Sant Pere i Sant Pau (2013), gallos y gallinas de la Torreforta (2017), así como las diversas colonias de gatos repartidas por diferentes ubicaciones –especialmente en la Parte Alta.
Todo, después de que en el 2006, a raíz de la gripe aviar, el Ayuntamiento hiciera retirar los patos de la plaza Imperial Tàrraco. El último caso de los cerdos vietnamitas de la Muntanyeta ha sido una repetición, con matices, del procedimiento que se ha ido adoptando en cada una de las colonias.
Fue en febrero de 2006 cuando los patos dejaron de ser los dueños de la rotonda de la plaza Imperial Tàrraco. Su presencia en este lugar, publicitada durante años por la misma administración, finalizó en febrero de 2006. El Ayuntamiento, entonces comandado por el exalcalde Joan Miquel Nadal, decidió reubicar los patos en una finca del Catllar para evitar el contagio de la gripe aviar. Años después, el equipo de gobierno liderado por Josep Fèlix Ballesteros descartó recuperarlos. Varios ciudadanos a través de las redes sociales reivindicaron su vuelta e, incluso, un pato simbólico apareció en una Baixada de l’Àliga el año 2010.
Desde aproximadamente en el 2008, la rotonda de inicio de la avenida Països Catalans de Sant Pere i Sant Pau cuenta con una colonia de conejos, liebres y conejitos de indias. Los ejemplares se han ido retirando por parte de voluntarios con la autorización del Ayuntamiento, pero actualmente todavía se conoce este espacio como la rotonda de los conejos. El año 2013, la asociación animalista Libera reclamaba la permanencia de la colonia, de la misma manera que lo reclama ahora otra entidad, en este caso Nova Eucària, con los cerdos vietnamitas ubicados en el mismo barrio, a Sant Pere i Sant Pau, pero en la otra extremo, a la altura del parque de la Muntanyeta. Ni en aquel caso ni en este otro, el Ayuntamiento ha atendido a las demandas de permitir su presencia de manera continuada. En aquel momento, como con los cerdos, se generó un debate público sobre qué hacer con los animales.
En Torreforta, el año 2017, apareció otra colonia, en este caso de gallos, gallinas y polluelos. En aquel caso, la polémica se centró en los vecinos, que se quejaban de que su presencia molestaba su descanso. La ubicación exacta era en el solar de la Torre Forta, una construcción fechada del siglo XVII, que mujer nombre en el barrio y que hasta entonces se encontraba en estado de abandono por la concentración de los servicios del Instituto Municipal de los Servicios Sociales (IMSS) en la plaza del General Prim. Aquella colonia de aves se retiró en más de una ocasión por parte del Ayuntamiento.
Finalmente, la Parte Alta acoge desde hace años una colonia de gatos controlada y gestionada por entidades que se dedican incluso a esterilizar estos animales. Esta y otras colonias se vieron en peligro por un decreto del Ayuntamiento en marzo de este mismo año en que se fijaban unos criterios para autorizar las colonias de gatos ferales. Las entidades animalistas, en aquel momento, cargaron contra el consistorio, que finalmente tuvo que retirarlo.
Aparte de estas colonias, en la ciudad han aparecido en otras ocasiones animales poco habituales de ver en entornos urbanos. Cabras en el preventori de la Savinosa, patos en las Gavarres, o serpientes en el río Francolí, entre otros.