De Tarragona a Caen (Francia)
«Hay mucha amabilidad y mucho respeto hacia los profesionales sanitarios»
Las gemelas, de 26 años, ejercen desde 2016 como odontólogas en diferentes pueblos de Normandía, donde prevén estar todavía un tiempo
—¿Qué motivos las llevaron a marcharse a vivir al extranjero?
—Mientras cursábamos 5º de Odontología ya recibimos ofertas para irnos. Los destinos posibles eran Holanda o Francia, donde hay más falta de dentistas. Optamos por hacer las entrevistas para trabajar en Francia por el idioma y la proximidad con Cataluña. No nos habríamos imaginado empezar la vida laboral en otro país y menos aprender una nueva lengua. Habíamos estudiado inglés y alemán en el Instituto Martí i Franquès, pero las oportunidades que nos ofrecieron en Francia fueron suficientes para aprender la lengua. Nos surgió la ocasión de ir cuatro amigas a la misma empresa (Mutualité Française Normandie SSAM) en pueblos cerca de Caen.
—¿Cuál fue la primera impresión de Caen?
—Conocíamos un poco el sur de Francia pero no habíamos estado en Normandía. En esta región faltan muchos dentistas ya que la mayoría ejercen en París o en el sur. Al trabajar en diferentes pueblos nos encontramos con una imagen mucho más rural de la que nos habríamos pensado si nos imaginamos ciudades grandes de Francia como París o Toulouse. Es verdad que llueve mucho, sobre todo en invierno. También hay que destacar la amabilidad y buena educación con la que todo el mundo nos trata y el respeto hacia los profesionales sanitarios.
—¿Resultó muy sorprendente, el cambio?
—Al ser una ciudad europea no notamos demasiado el cambio. Como es ciudad universitaria, Caen tiene bastante ambiente y en número de habitantes sólo tiene 30.000 menos que Tarragona.
—¿Qué diferencias hay entre Caen y Tarragona?
—Los horarios laborales acostumbran a ser de 9 a 18.30 h. y las tiendas cierran sobre las 19 h. La hora de las comidas es a las 12-12.30 h. al mediodía y por la noche entre las 19-19.30 h. Si se quiere ir a un restaurante a las 14-15 h. no hay ninguno que sirva la comida. Además, los precios en general son más elevados, se nota mucho el cambio en los cafés y las cervezas. En el sector inmobiliario nos llamó la atención que casi todos los pisos están sin muebles ya que los franceses acostumbran a desalojar del todo los apartamentos cuando se marchan.
—¿Qué destacarían de la manera de trabajar del país?
—Podríamos decir que en el mundo de la odontología, no varía mucho. En la región de Normandía la mayoría de los dentistas son odontólogos generalistas y se encuentran muy pocos profesionales con especialidades. En el Estado español la mayoría de los que ejercen han cursado algún posgrado o master para realizar alguna especialización. Además, la Seguridad Social paga un porcentaje de los tratamientos odontológicos y mucha parte de la población francesa se beneficia de estas ventajas y de las de mutuas que pagan cada mes.
—¿Desde que llegaron han vivido algo curioso?
—Cuando llegamos teníamos dificultades para comprender la lengua francesa y más de una vez nos equivocamos pidiendo algún plato del menú del restaurante, y así acabamos comiendo cosas que no nos venían nada de gusto. También nos han surgido situaciones donde franceses pensaban que no dominábamos su lengua al oírnos hablar en español y nos hemos reído mucho respondiendo con un francés más o menos fluido «lo hemos entendido todo».
—¿Qué es lo que más echan de menos?
—Parece un tópico, pero es bien cierto que se echa muy de menos a la familia y a los amigos más próximos.
—¿Qué costumbre se llevarían a Cataluña?
—Mucha de la gastronomía francesa: quesos, vinos, crepes, galettes y variedad en las panaderías.
—¿Tienen intención de volver pronto o de momento no?
—De momento nos quedaremos unos dos años más pero la intención es volver. En el ámbito laboral no tenemos ninguna queja pero confiamos en que con la experiencia que hemos ganado, tanto profesionalmente como personalmente, nos depare un buen futuro al volver a casa.