Vecinos de Bonavista denuncian la presunta estafa de un vendedor de butano

La supuesta estafa se repite, al menos, en toda Bonavista, según explica Rosa Álvarez, vecina del barrio. Desde hace dos años, un trabajador de una agencia de distribución de bombonas de butano de Repsol, vende las garrafas a 15,50 euros la unidad, casi tres euros superior al precio oficial. El Ministerio para la Transición Ecológica regula cada dos meses el precio de las bombonas. La última modificación del 16 de julio fijó el coste del envase tradicional de color naranja en 12,77 euros.

«Lo hace por todo el barrio, tiene su precio fijo de 15,50 euros y, si le dices alguna cosa, te ignora», denuncia Álvarez sobre el supuesto estafador. «A mi madre la llegó a amenazar con qué no volvería a pasar con el camión si le discutía el precio», asegura. Fuentes de Repsol aseguran no tener constancia de este hecho y censuran la supuesta actuación ilegal de este trabajador. «Ningún distribuidor puede cobrar más del precio regulado. Investigaremos este hecho para que no se vuelva a repetir», señalan desde la multinacional.

El hombre se aprovecha de mujeres mayores, algunas de ellas viudas, para estafarlas. Como la madre de Alvarez, son muchas las que dependen de la bombona naranja para calentarse, ducharse y cocinar, ya que tiene muchas ventajas con respecto al gas ciudad. Las bombonas son mucho más económicas y los clientes pagan sólo lo que consumen. Por el contrario, las empresas de gas obligan a pagar un mínimo en una factura mensual.

Independientemente de la empresa de gas que las suministre, las bombonas siempre tienen el mismo precio. Este 2019, el precio de las bombonas han registrado cuatro caídas consecutivas, después de una tendencia al alza que empezó en julio de 2018. Los envases se pueden adquirir vía domicilio llamando a la empresa, adquiriéndola en diferentes puntos de venta y en las gasolineras. También hay una bombona más ligera y moderna que cuesta entre 1 y 3 euros más. En el caso de Repsol, la compañía petrolera dispone de diferentes agencias de distribución que vende las garrafas por toda España, llegando a cualquier municipio. Los repartidores de los envases no son trabajadores de Repsol, sino que pertenecen a empresas contratadas por la multinacional.

El año pasado, Álvarez interpuso una reclamación telefónica en Repsol, pero nada ha cambiado. Según esta mujer, la propietaria de un negocio de pollo asado del barrio es consciente de la presunta estafa, pero sigue comprando las bombonas porque el negocio depende de ellas. «No puede comprarlas en otro sitio porque no puede cargarlas», comenta. Repsol afirma que la delegación territorial de Tarragona investigará el caso para evitar que se vuelva a repetir e identificar al supuesto estafador. La compañía recuerda que tiene un servicio para canalizar las reclamaciones que funciona las 24 horas al día. En los últimos años, las ventas de las bombonas de butano se han estabilizado. Entre noviembre y marzo, se registra un aumento de ventas. En verano, las empresas notan un repunte en los municipios de costa porque muchos vecinos renuncian a pagar cada mes una cantidad fija para tener gas ciudad. El sector de la hostelería, básicamente restaurantes y bares son clientes importantes del gas butano, aunque la mayoría de clientes son particulares.