Unos 300 niños entregan su chupete a la Víbria de Tarragona
El acto, en el que los niños se hacen mayores, cumple 11 años de la mano de Diables Voramar Víbria
Unos 300 niños y niñas decidieron ayer hacerse grandes y entregar su chupete a la Víbria de Tarragona. En los pies de la Catedral, en la Plaça de les Cols, la bestia recibió chupetes durante más de una hora. Padres y madres se acercaban a la Víbria que ayer se le giró trabajo recogiendo el objeto tan preciado para los más pequeños y que los ha acompañado en los primeros años de sus vidas.
Magí, de cinco años, dio su chupete en el 2015. Ayer, su padre decidía llevarlo a ver un acto que ya se ha convertido en una tradición más de las fiestas de Santa Tecla. La Colla de Diables Voramar Víbria de Tarragona sacaba la bestia por undécimo año consecutivo desde que la entidad incorporó el acto a la programación. «A ver si así deja el chupete», explicaba Raquel Calleja, madre de Alex, de dos años. Rafael Lluís, veterano de la entidad, es uno de los principales responsables del acto Fes-te gran i dona el teu xumet a la Vibria.«Vimos que lo hacían en el barrio del Poblenou de Barcelona y decidimos traerlo aquí», revelaba.
La figura del elemento está inspirado en un capítulo de la Catedral y se trata de un animal mitológico. La víbria hace 26 años que sale por las calles de la ciudad participando de otros actos festivos y tradicionales. «Cuando empezamos entregábamos unos 50 chupetes y, hoy, seguro que hemos llegado a los 300», comentaba Lluís.
Grallers y tamborileros de los Diables Voramar Víbria tocaron sus instrumentos una vez todos los niños dieron sus chupetes e iniciaron un breve baile en la plaza ante los aplausos de los más pequeños y sus familiares. Los niños que daban su chupete recibían a cambio un caramelo. La víbria se llevó centenares de chupetes calle Major abajo en un breve desfile en dirección a la Plaça de la Font.
Los chupetes se podrán ver en la Casa de la Festa que acoge los diferentes elementos del séquito popular. También había niños que ayer no daban ningún chupete a la bestia, ya que no habían llevado nunca. Era el caso, por ejemplo de Ona. «Nunca ha querido chupete», comentaban Alba Torres y Carles Gómez, sus padres, que se felicitaban porque las fiestas de Santa Tecla cada vez incorporen más actividades infantiles en el programa.