Autora del libro 'Gitanes i gitanos catalans' (Editorial Gregal)
«Con la crisis, los gitanos fueron conscientes de que había que dar un salto formativo y profesional»
Este jueves a las 19.30h Cinta S. Bellmunt presenta su libro, con entrevistas a 40 gitanos y gitanas, en la librería La Capona de Tarragona
—Gitanes i gitanos catalans tiene su génesis en un trabajo documental. ¿Cómo fue el paso a la versión en papel?
—Ahora hace diez años, se emitió por TV3 el documental Gitanos catalans, de Xavier Gaja y Sicus Carbonell. Ellos habían ido por todo nuestro territorio entrevistando gitanos y gitanas con el objetivo de recoger su memoria histórica, porque la cultura gitana se basa mucho en la tradición oral, no está escrita a fondo. Sicus pensó que un documental sería un buen registro de toda esta historia. Mientras ellos hacían el documental, yo estaba escribiendo el libro Sicus, 20 anys amb sabor de rumba, y lo seguí muy de cerca. Cuando acabaron, Sicus tuvo la idea de hacer una versión del documental en formato de libro, porque por el timing de la televisión no se pudo poner todo el material, y pensaba que hacer una adaptación en papel sería una buena manera de dar cabida a toda esta información que había quedado fuera.
—¿En qué consistió su trabajo, y qué contenidos acabó incorporando, el libro?
—Me pasaron todo el material en bruto, todas las grabaciones con las entrevistas. Yo lo visualicé, y además hice algunas entrevistas más, porque como habían pasado diez años de la emisión del documental, el objetivo del trabajo también había evolucionado, y además de recuperar la memoria histórica, también quisimos mostrar la evolución de la comunidad gitana en todo este tiempo. Quise entrevistar gitanos y gitanas más jóvenes, para constatar los cambios.
—¿Y qué se encontró?
—Por una parte teníamos la gente más mayor, representativa de hechos históricos como la Guerra Civil, o épocas muy duras en que la comunidad gitana estaba muy mal vista. Ellos representaban también los trabajos tradicionalmente asociados a los gitanos, como la recogida de chatarra o la venta en mercados ambulantes. Pero con el estallido de la crisis hace unos años, la gente más joven se hizo consciente de que, para tener una mejor calidad de vida, hacía falta dar un salto en la formación y abrir el abanico profesional. En el libro salen por ejemplo un Mosso d'Esquadra, un par de universitarios, un ama de casa que está haciendo los estudios de secundaria o Pepito Ferreres, director comercial de la empresa de aparcamientos municipales de Tarragona. Y los mayores también son conscientes de que hay que hacer estos cambios, se sienten orgullosos de que sus nietos tengan estos trabajos.
—¿Qué ha supuesto para usted, como autora, esta aproximación a la comunidad gitana?
—Yo ya había hecho el libro de Sicus, y me encontré muy cómoda trabajando con él. Igual que ahora, porque este libro me ha dado la oportunidad de conocer de primera mano una cultura que suele ser muy desconocida.
—Su libro está teniendo bastante recorrido: se presentó en la Setmana del llibro en català, hoy mismo se presentará en la Capona, y el sábado 28 de septiembre será el eje de una Ruta literaria por el barrio de Gracia de Barcelona.
—Sí, con la ayuda de Sicus, que nació allí, hemos preparado un recorrido por sitios como el edificio donde él nació, un bar donde se juntaban los gitanos y donde, en su momento, apareció el Gato Pérez y descubrió la rumba catalana, la plaza del Poble Romaní... En definitiva, daremos un paseo explicando qué pasaba en cada sitio, y leyendo fragmentos del libro. Es mi primera ruta literaria y toda una experiencia para mí. También me están llegando otras propuestas, como la de un instituto de secundaria que quiere que vaya a hacer una charla. Pienso que es porque no hay libros como este, que hablen del mundo gitano con una mirada hacia el futuro, y que además dé voz a cuarenta personas. Todo lo hace muy humano.