Sociedad
Algunas familias denuncian el mal estado de uno de los accesos a la escuela Pax de Tarragona
El vial está situado en paralelo a la autovía A-7 y se accede por la avenida Rovira i Virgili
Cada mañana muchas de las familias que llevan a sus hijos a la Escuela Pax del barrio de Tarragona 2 escogen uno de los caminos más cortos para llegar al centro escolar, pero a la vez uno de los que se encuentra en más mal estado. Caminando por la avenida Rovira i Virgili, en dirección Sant Pere i Sant Pau, una vez se pasa por debajo del puente de la Autovía A-7, se puede girar hacia la izquierda, donde empieza un camino de tierra de muy fácil acceso. Un vial que empieza justo en la acera de la avenida Rovira i Virgili pero al que una vez entras pasa del pavimento a la tierra, presentando muchas dificultades a la hora de caminar. Según un usuario que denunció la situación, canalizando las quejas de las familias que utilizan la vía cada día, el vial «está lleno de piedras, se inunda de agua cuando llueve, se encuentra mucha basura en medio del paso y en invierno, cuando salimos de la escuela y no hay nunca luz porque carece de instalación eléctrica». Una situación que supone un aprieto que se repite desde hace «como mínimo tres cursos», asegura uno de los peatones que frecuentan el paso. El camino está abierto a todo el mundo pero uno de sus principales usos es el de atajo para acceder a la escuela Pax, de Tarragona. A pesar de la existencia de calles principales y pavimentadas para acceder a la escuela muchos usuarios, padres e hijos, optan por utilizar el camino mencionado para dejar e ir a buscar a las niñas y los niños cada día desde hace años. Fue entonces, empezando el curso del año 2016, cuando el camino se convirtió en un atajo habitual, al mismo tiempo que las familias se dieron cuenta de que la mayoría de días el estado del vial era deplorable, haciendo así la primera denuncia al servicio de atención al ciudadano del ayuntamiento.
La primera instancia, el año 2016
La primera fecha donde hay constancia de denuncia de la situación se remonta en el año 2016. Uno de los muchos abuelos que acompaña a sus nietos a la escuela hizo constar, a través de la Oficina de Atención al Ciudadano, que el camino no disponía de instalación de luz y que estaba lleno de basura y de agua, cada vez que llovía. El mismo usuario asegura que todavía no ha recibido respuesta oficial del Ayuntamiento. Con el cambio de consistorio, el pasado 26 de mayo, se volvió a denunciar la situación y se solicitó un encuentro con algún responsable. «Al ver que la respuesta no estaba siendo rápida pensé en ir en persona. Conseguí charlar con el consejero Jordi Fortuny», afirma el mismo usuario que ya había denunciado la situación el año 2016. Según el usuario denunciado el Ayuntamiento de Tarragona afirma que el vial no es de propiedad municipal aunque se está buscando quién es el propietario para resolver la precaria situación.