Autora del libro 'El Puerto de Tarraco en época romana (siglos II aC – III dC)'
«Al puerto de Tarraco llegaba el mármol para los grandes monumentos»
Patricia Terrado ha publicado el libro que recoge su trabajo de tesis doctoral, y que ha ganado VIII Premio de Investigación Puerto de Tarragona
—¿Cómo nos tenemos que imaginar el puerto, en la época de su estudio?
—Los orígenes del puerto de Tarraco se remontan en la época ibérica. Las características del puerto natural eran las idóneas, porque era una bahía muy bien abrigada de los vientos, y en aquella época protegida por dos promontorios. Hay documentos que nos dicen que en tiempo de los íberos ya había un barrio de pescadores y el puerto era activo, con importación de cerámica de muchas zonas del Mediterráneo. Más adelante, en época romana, no sabemos exactamente cuando, seguramente en tiempo de Augusto o con posterioridad, se construyó un muelle sobre pilares. Nos lo tenemos que imaginar como una estructura sustentada sobre arcos. Eran unos pilones muy grandes construidos con hormigón hidráulico y, por lo tanto, como|cuanto más años pasaban, más fastidias|metes se hacían, porque el agua hacía que sedimentaran bien. Allí está donde los barcos cargaban y descargaban las mercancías.
—¿Se sabe dónde estaba, esta estructura?
—Hemos intentado saberlo utilizando sistemas de información geográfica, superponiendo planos, pero no son demasiado fiables. En los mapas del siglo XVIII toda Tarragona está muy bien dibujada, pero los restos que quedaban al muelle sólo aparecen anotados como una anécdota, sin decir exactamente la zona.
—¿Cómo era Tarraco entonces?
—Era una ciudad totalmente construida, en el suyo esplendor, con todos los grandes monumentos. De hecho es la ciudad que podemos contemplar en la Maqueta de Tarraco. A primera línea de costa habría toda una gran zona de almacenes, porque al puerto llegaba todo tipo de material que había que guardar. También habría grúas|grullas... se parecería mucho al puerto actual.
—¿Qué mercancías llegaban y cuáles salían?
—Llegaba de todo, pero sobre todo trigo, vino, cerámica y material de construcción. Para los edificios se utilizaba la piedra del Mèdol, pero para revestir los grandes monumentos hacía falta mármol, que llegaba por mar. Con respecto a las mercancías que salían, la producción de vino era muy importante, y Plini el Vell también habla de que el lino que se cultivaba cerca del Francolí era de gran calidad, así que podemos pensar que también se exportaba.
—¿Qué relevancia tenía, con respecto al resto de puertos de la Península?
—El puerto de Tarraco era la puerta de entrada en la Península. Por su situación, se alcanza rápido el río Ebro, y también estaba conectado con la plana|llanura del interior. Estaba la Vía Augusta, en cuanto|así que era fácil descargar los barcos y después distribuir las mercancías por vía terrestre. También estaba muy bien conectado con Roma, bien por navegación de cabotaje, recorriendo la costa, o de altura, más peligrosa pero más rápida. Plini el Vell dice que, de Tarragona a Ostia, el puerto de Roma, se podía tardar sólo cuatro días si las condiciones eran lo bastante favorables. También había otros puertos menores, por ejemplo la zona de la Roca Plana, que estaba con conexión con el Mèdol, también era un puerto importante.
—¿De toda aquella infraestructura romana no queda ningún vestigio?
—No, porque aquel muelle sobre pilares, en un momento determinado, no sabemos cuando, dejó de tener servicio. Los pilares iban muy bien porque dejaban pasar las olas, pero tenemos el río Francolí, y en más Tarragona está sano 80 metros sobre el nivel del mar. Por lo tanto, hay un sedimento que va cayendo, y tenemos que imaginar que llegó un momento que, por|para toda esta sedimentación, dejó de ser seguro para los barcos. Más adelante, en época medieval, se construyó otro muelle.
—¿Qué conclusiones ha sacado, de su investigación?
—Me ha dado la satisfacción de haber podido poner en común datos que se habían estudiado por separado. Al poner en común las fuentes, la cartografía, la historiografía y las memorias de excavación de los pocos restos que quedan, vemos que el de Tarraco fue un puerto muy importante, que se puede estudiar e incluso hacer un libro.