Sanidad
Salvador Casellas: «Si supiera cuándo tengo que morir todavía estaría peor»
Casellas, que sufre un cáncer terminal, es uno de los pacientes del Programa de atención integral al final de la vida de La Caixa
Salvador Casellas es una de las personas atendidas por un Equipo de Antenció Psicosocial (EAPS) que implementa el Programa de atención integral al final de la vida de La Caixa en Cataluña, que este año cumple el décimo aniversario.
En Casellas, que tiene 85 años, le detectaron una neoplasia de próstata hace un año y medio, aproximadamente. Se trata de un cáncer terminal, y desde hace unos meses, Verónica Linares, la profesional del EAPS que lo acompaña psicológicamente, emocionalmente y espiritualmente una vez por semana, la ayuda a soportar el hecho de sufrir una enfermedad terminal.
Sobre el hecho de no saber cuándo morirá, Casellas aseguró que le molesta, pero «si supiera cuándo tengo que morir quizás todavía estaría peor». Durante esta década de servicio, el programa de la Obra Social La Caixa ha atendido a más de 1.400 pacientes y más de 3.200 familiares.
Casellas vive en Vila-seca con su pareja Tere, a quien llevaba de la mano, explicó que sufre Alzheimer y que «nos cuidamos el uno al otro». Sobre la muerte, aseguró que sí que le da miedo y que no quiere morir: «Si pudiera cogerme a una barra caliente para no ahogarme, me quemaría antes de morir», explicó para entender cuál es su forma de pensar.
Inquieto como es cuando duerme bien, y ayer era uno de estos días, Casellas no paraba de explicar historias. Una de estas, relacionadas con la conciencia: «Una vez, joven, fui a Reus, que hacían baile, e insistí a una chica en qué saliera a bailar conmigo. Cuándo aceptó, se levantó y vi que era coja. No supe como reaccionar y me marché. Mira si hace años de eso, pero lo he cargado toda mi vida y, si pudiera, le pediría perdón».
Al respecto, hablaba con Linares, a quien calificó de «excelente» persona y dijo que le ha ayudado muchísimo. Con ella habla una hora a la semana y a Casellas se le hace muy corto. «Sabe escuchar, y eso me maravilla de una persona», sostuvo. Y añadió: «Me gusta mucho hablar porque cada día sacamos algún tema de que es importante, tratando de profundizar un poco».
Uno de los temas que tiene pendiente para el próximo encuentro con Linares es hablar de un sueño que tuvo dos noches antes. «Era medio sueño medio realidad, porque me encontré sentado en la cama con los pies en el suelo, queriendo levantarme, yo que no puedo ponerme derecho,» explicó Casellas que necesita de un andador para desplazarse. Prosiguió describiendo lo que le pasó: «Y tenía la intención de suicidarme, de ir hasta la ventana para tirarme. Pero ¿ es extraño, si no quiero morir, como tengo que tener la idea del suicidio»?, y atribuyó este sueño a que últimamente piensa mucho con la muerte.
Casellas explicó que mira siempre Energy, el canal de televisión, y dijo que «allí la muerte no tiene importancia, hay muertos cada día, y eso me ayuda, aunque no me gusta, a pensar que la muerte no es tan difícil como uno puede pensar».
Casellas asegura que en el tema espiritual no acaba de encontrar un punto de confluencia con su psicóloga, ya que él se considera ateo: «La muerte, para mí, es un paso en esta vida, positivo o negativo. Para mí es negativo, no creo que haya nada más, por desgracia el día que te vas te pudres en el cementerio y se ha acabado».
Explicó que una chica creyente que conocía le dijo que «si es verdad lo acertaré y si no es verdad pues no pierdo nada», manera de pensar que Casellas definió de «psicológicamente positiva».
Linares explicó que su trabajo trata de «hacer el traje a medida a cada paciente», ya que no todo el mundo vive la enfermedad de la misma manera, y que en Casellas ha visto «una gran mejora» en los últimos meses.