La Unión de SPiSP presenta un plan para exigir al gobierno mejoras en el barrio

El presidente de la asociación vecinal La Unión de Sant Pere i Sant Pau, Gabriel Muniesa, compareció ayer en una rueda de prensa en que fue claro y contundente desde el principio: «Estamos cabreados con el Ayuntamiento, un cabreo que viene de lejos, ya que en los últimos diez años no se ha hecho absolutamente nada por el barrio, que está totalmente dejado».

Muniesa, reconoció que el equipo de gobierno actual no es el único culpable del malestar general de los vecinos con el consistorio, pero aseguró que, en seis meses, no se ha visto ningún cambio con respecto a los anteriores gobiernos y que, en este tiempo, «no han sido capaces ni siquiera de ponerse en contacto con nosotros, ni para presentarse».

El presidente de la entidad vecinal quiso recordar que los vecinos del barrio de Sant Pere i Sant Pau, con aproximadamente 22.000 habitantes, aportan, sólo con el IBI y el impuesto de circulación, más de 4 millones de euros cada año, es decir, en los últimos 10 años un total de 40 millones, «y sin embargo el Ayuntamiento no ha gastado en el barrio absolutamente nada».

La Unión presentó un plan de mejoras por el barrio que, según explicó Muniesa, se verá reflejado en forma de mociones en cada plenario en el consistorio, y explicó también que convocarán a los responsables de cada área «para arrancarles compromisos reales, ya que hasta ahora lo único que hemos tenido han sido declaraciones de intenciones que no se han materializado en nada».

Esteve Torres, miembro de La Unión, presentó las peticiones por los espacios públicos del barrio, divididas en cinco puntos. En el ámbito deportivo, la entidad vecinal pide la construcción de una pista multe deportiva para jóvenes, formada por una pista de fútbol sala y dos de baloncesto cruzadas, que iría a las afueras del barrio. También una pista deportiva para los pequeños que, según Torres, juegan a fútbol en las plazas y estas no están acondicionadas.

En el segundo eje, centrado en los animales, La Unión pide la adecuación de tres zonas para pasear los perros, que se sumarían a los dos pipi-canes que ya existen en el barrio.

Uno de los puntos que la entidad vecinal considera más importante es el relacionado con la seguridad vial. Torres recordó que «este año ha habido dos atropellos de chiquillos cruzando un paso de peatones», y por eso se preguntó «a qué espera el Ayuntamiento para actuar».

En este sentido, La Unión propone instalar pasos elevados y lomos de asno para reducir la velocidad de los vehículos y facilitar el paso de los peatones, principalmente en zonas próximas a las escuelas y al jardín de infancia y también a la avenida de los Países Catalanes.

Otro problema que la entidad vecinal considera que se tiene que solucionar urgentemente es el de la accesibilidad y las barreras arquitectónicas en el barrio. Al respecto, Torres defendió que «necesitamos un barrio 100% accesible», poniendo como ejemplo aceras estrechas con barreras arquitectónicas como una farola en el medio o pasos de peatones no acabados en que la acera no está adaptada.

El último punto de las peticiones por los espacios públicos está relacionado con el mantenimiento. «El Ayuntamiento no ha hecho los deberes en estos últimos años y reclamamos que hagan algún tipo de actuación antes de que el barrio nos caiga a trozos», manifestó Torres.

«Encontramos pasos de peatones casi borrados, muros rotos por todas partes, pavimentos estropeados, falta de mantenimiento en las plazas, y la joya de la corona, la plaza de la quinta promoción, que se tenía que adecuar y no se ha hecho, mientras que en otras plazas de otros barrios este problema ya se ha solucionado».

Torres explicó que en un paseo de una hora por el barrio encontraron hasta 25 incidencias de mantenimiento, y quiso recordar que «también somos tarraconenses y también somos un barrio digno.

Finalmente, Muniesa pidió también el incremento de vigilancia policial con, por ejemplo, 2 agentes de la Guardia Urbana, ya que, según el presidente de la entidad vecinal, Sant Pere i Sant Pau vive un problema de inseguridad que va en aumento, con robos por la calle y por las casas y peleas.