Ocho familias malviven en el Càmping La Unión 9 meses después del cierre
Denuncian que un grupo de personas ha provocado destrozos, que no tienen ni luz ni agua y que los estarían coaccionando para que se vayan
El Camping La Unión, de Salou, cerró el pasado 28 de febrero. Aun así, varias familias siguieron viviendo mientras no encontraran una alternativa habitacional –aunque está prohibido, muchos tenían la residencia permanente– y, desde hace un mes, cuentan con unos nuevos vecinos. Se trata de un grupo de personas «con permiso de la propiedad», según indica uno de los residentes, Julio Esteban Álvarez, que han llevado a cabo destrozos «de manera esporádica». Su última visita fue el domingo y entre otros se han cargado cuadros de luz, lavabos o vallas. «Hace nueve días que estamos sin luz», afirma Abdeslam El Kadir, quien también reside en el camping, en su caso desde hace 11 años.
Precisamente ayer se convocó una mediación judicial, a instancias de una denuncia del gerente contra las 22 familias que inicialmente residían en el camping –una vez cerraron puertas al público. En el marco de estas conversaciones, el gerente está intentando cerrar la venta de los mobile hombre o el traslado a otro camping. En un mínimo de tres familias de las ocho que todavía viven allí, el gerente ya ha cerrado un preacuerdo, según informan los mismos residentes. «Se hace con coacciones, estamos sin luz y sin agua y nos ofrece una pequeña parte del valor real que tienen las casas», asegura Julio Esteban Álvarez. Ellos también han presentado denuncias, concretamente cuatro, hacia el gerente. «Somos ocho familias, dos de ellas con niños de entre 4 y 5 años», se lamenta este residente.
En relación a los hechos transcurridos el domingo, la denuncia indica que «ahora mismo estamos sin suministros» y que «hay abuelos que están enfermos». En este sentido, piden que hasta que no esté resuelta la vía judicial no se pueda hacer ningún tipo de actividad dentro del camping y ellos puedan seguir residiendo allí, una petición que, de momento, no ha sido escuchada.
Sin alternativa
Basilio Díaz es otro de los residentes. Él también ha cerrado un acuerdo con el gerente con el fin de marcharse, de hecho, lo tenía que hacer ayer, pero todavía no dispone de ningún sitio donde mudarse. «Servicios Sociales me dicen que tendrá que pasar un año hasta que me puedan ayudar», destaca. Pensionista y vecino del camping desde hace más de 18 años, ha vivido estos días con incertidumbre. En lo referente al grupo que se dedica a hacer destrozos, niega que haya habido enfrentamientos, pero desde hace días ha visto cómo se han dedicado a arrancar las vallas perimetrales.
«En una semana nos dicen que habrá desahucio», añade Abdeslam El Kadir, quien el lunes dice que se irá. «Buscaré una habitación y después, con tiempo, un estudio». En su caso hay una destino claro, pero no en el de Basilio Díaz, quiencon su pensión –«la mínima»- se ve incapaz de pagar ningún alquiler.