Para la CUP «Ya nadie puede negar que los 18,4 millones de euros que costó el Palau se tiraron a la basura»

La cesión del parquet del Palau d'Esports hacia Fontajau evidencia que este equipamiento construido por los Juegos Mediterráneos en Tarragona no ha sido nunca una prioridad ni por la ciudad, ni por los equipos de gobierno de Ballesteros ni Ricomà, ni mucho menos por la Generalitat.

La CUP de Tarragona alertó desde un primer momento que los Juegos Mediterráneos no eran una apuesta de ciudad, y que la construcción del Palau d'Esports no respondía a las necesidades prioritarias de Tarragona ni del territorio. La CUP siempre denunció que esta inversión representaba un claro despilfarro de dinero público, y que era una «temeridad» que el principal gasto hecho por la Generalitat en el Camp de Tarragona en plena época de austeridad fuera destinado a construir un pabellón deportivo, teniendo en cuenta «las carencias que sufren muchos de los servicios públicos de Tarragona».

Tal como apunta la concejala a Laia Estrada, «los 18,4M€ que costó su construcción podrían haber ayudado a mejorar las instalaciones de los servicios sanitarios o dignificar los equipamientos de las escuelas públicas de la ciudad» que, tal como recuerda la edil cupaire, «incluso algunas de ellas están en barracones». En este mismo sentido, la formación anticapitalista critica la falta de perspectiva de servicio público de los responsables políticos de la organización del Juegos Mediterráneos tanto por parte del gobierno de Ballesteros como de la Generalitat.

Ahora bien, para la CUP, «lo más escandaloso es que haya pasado un año y medio desde que finalizaron los Juegos Mediterráneos y el Palau d'Esports siga sin poder utilizarse», afirma la consellera Eva Miguel. La cupaire remarca que la cesión del parquet en el palacio de deportes gerundense es «una muestra de generosidad y solidaridad», pero al mismo tiempo también es «la enèsima evidencia que el Palau d'Esports de la Anella Mediterrània sigue sin previsión de entrada en funcionamiento».

Todo indica, según la CUP, que el equipo de gobierno de Ricomà no fue sincero cuando en el pasado plenario aseguró que nos encontrábamos cerca de desencallar la cesión del Palau d'Esports. La formación anticapitalista califica como «patético y vergonzoso» que «habiendo dos gobiernos prácticamente del mismo color político en la Generalitat y el Ayuntamiento de Tarragona sean incapaces de ponerse de acuerdo para desencallar las trabas burocráticas que impiden la puesta en funcionamiento regular de este equipamiento».