«La refotografía es un trabajo entre tú, el espacio y la historia que vive en aquel espacio»

—Qué es la refotografía?

—La refotografía consiste en volver a hacer una fotografía desde el mismo punto donde ya se hizo anteriormente. Eso, que es muy sencillo, puede soltar muchas consecuencias, tanto de contenido como de percepción, dadas que implica una selección previa de las imágenes que se quieren buscar. Por otra parte, también comporta una relación con el paisaje, porque hay que mirar la imagen y el lugar desde donde se hizo. De todo, surge una experiencia para el fotógrafo, que acaba siendo traducida en una imagen, la refotografía.

—Además de un valor artístico, la refotografía también tiene un valor histórico?

—Básicamente, tiene el valor que se pueda dar en cualquier imagen. Yo, por ejemplo, tengo un interés particular en hechos históricos, pero también en el álbum familiar. Esta selección, como he comentado antes, surge de la inquietud propia hacia unos determinados acontecimientos, y no otros. Está aquí donde está el valor histórico, siempre pienso que es un trabajo objetivo porque surge de la persona, del fotógrafo o investigador, que en definitiva es quien recuerda aquellos hechos y les quiere transmitir.

—En su caso, qué hechos concentran su interés?

—Empecé, y todavía sigo, con un interés importante por los hechos de la Guerra Civil. Supongo que porque en casa se había hablado, es un hecho presente, tengo familia exiliada, otros fueron prisioneros... y eso marca mucho la infancia. También creo que ha marcado mucho a la sociedad, y que todavía hoy es un tema abierto, sólo hay que mirar los diarios. Por lo tanto, pienso que es un acontecimiento lo suficiente potente para encontrar observadores que puedan estar interesados. He hecho trabajos en torno a los bombardeos a Barcelona y a Tarragona, y el año pasado hice una instalación.

—La refotografía también pone la mirada en hechos cotidianos?

—Sí, de nuevo, todo parte de la selección que se quiera hacer. Pueden ser tanto hechos históricos importantísimos para la sociedad, como pequeños hechos resultado de tu álbum familiar. Todo es importante, porque la refotografía consiste en poner tu cámara allí donde había estado anteriormente otra cámara. Si lo consigues, te pones donde había estado otro fotógrafo, y si eso lo trasladas al ámbito de la fotografía doméstica, estás en el lugar|sitio de alguien que ha sido muy próximo a ti, tu padre, tu abuelo... es una manera muy potente de conectar con estas personas.

—Todas las fotografías pueden ser refotografiadas? ¿Qué tiene que tener, una imagen, para ser objeto de este trabajo?

—Pienso que no tiene que tener ninguna característica especial. Evidentemente, pasan cosas. Los edificios y las calles se reforman, puede pasar de que te enamores de una foto y te encuentres con que ahora hay una pared. Pero eso no deja de ser un reto, porque el tiempo añade o saca cosas al paisaje, y forma parte de tu inquietud incluir o no aquellos cambios en el trabajo. Hay imágenes en que se sostiene la foto antigua con la mano delante de la cámara. A veces, también se editan, o se buscan otras soluciones gráficas. Por definición, la refotografía puede parecer muy estricta, es hacer una foto desde el mismo sitio que la otra, pero en realidad estas reglas tratan del universo de la creación, y las reglas que nos ponemos también están para saltárnoslas, para estirarlas, en definitiva, para hacer un trabajo interesante en la relación entre tú, el espacio y la historia que vive en aquel espacio.

—El aspecto humano también es un punto de interés.

—Sí, se han hecho muchos trabajos en que se ve el paso del tiempo a través de las personas. Hay uno muy potente, de Pere Formiguera, que se llamaCronos . Durante diez años, fotografió personas de su entorno familiar y amigos, y se ve cómo los niños se van haciendo mayores, y los adultos se van haciendo viejos. Son trabajos muy delicados, que nos hablan del paso del tiempo e interpelan al observador.

—Su trabajo, en Tarragona, en qué se ha centrado?

—A instancias del Archivo del Puerto, hice dos talleres de refotografía, los años 2017 y 2019, con motivo de los actos de conmemoración del final de la Guerra Civil. Coincidiendo con el segundo, hicimos una instalación fotográfica en el Puerto. El trabajo de los participantes en el taller convivió con una selección de fotos de los ataques aéreos hechos por la aviación italiana. Me pareció oportuno presentarlas en forma de bandera, para dar a entender que los atacantes utilizaron la violencia para acceder al Estado, y el símbolo más relevante de un estado es su bandera. Paralelamente, con los participantes en el taller, hicimos un trabajo sobre el terreno con una selección de fotos del Archivo del Puerto y del Archivo Nacional de Cataluña sobre los efectos de aquellos ataques. Quiero señalar que, en las dos ediciones de los talleres, los participantes hicieron unos trabajos xulíssims. Fue un público muy heterogéneo, tanto profesionales de la fotografía como gente interesada en este mundo, porque eso de la refotografía es una cosa muy democrática, ya que se entiende fácilmente y todo el mundo lo puede tener al alcance.