Seguridad
Dos agentes de los Mossos d'Esquadra de Tarragona, los héroes de Ciutat Vella
Jordi y Josep supieron en 2019 que habían salvado la vida de un hombre al cual le taponaron el cuello para que no muriera desangrado en Barcelona el 2015
Sábado del verano del 2015. Siete de la tarde. Ciutat Vella, Barcelona. Dos agentes de los Mossos d'Esquadra de Tarragona, Jordi y Josep, destinados en la ciudad condal, patrullan por las calles del barrio, en lo que parece un día normal.
En aquel mismo momento, el propietario de un bar y un trabajador que había despedido hacía prácticamente poco se encuentran en otro bar, al lado del suyo, en la ronda de Sant Pau. El hombre, de 42 años, le reclama al extrabajador que le devuelva las llaves del negocio cuando este rompe un vaso, se gira y se lo clava en el cuello. Concretamente enla arteria carótida. Avisan a Jordi y Josep de los hechos y los envían hacia allí. «Cuando llegamos allí nos encontramos a mucha gente», explica Josep. «Un centenar de personas», apunta Jordi, que señala que se trata de una zona donde hay mucha masificación. «Nos informan de pelea con heridos, como hay cien en Ciutat Vella cada día y, al llegar allí, sorpresa, un charco de sangre muy grande», recuerda Jordi.
La víctima se encontraba en el suelo y perdía mucha sangre en aquel momento. Los agentes explican que lo que se hace, habitualmente, es empezar a buscar y tratar de pillar al agresor, pero en aquel momento, al ver la situación y el peligro en que se encontraba la víctima, decidieron taponarle la herida. «En aquel momento valoras si es más importante salir corriendo o quedarte», explica Josep, y Jordi añade que «a veces las ambulancias tardan, y era evidente que o nos quedábamos o aquel hombre moría».
Josep cogió la primera prenda de ropa que encontró dentro del bar que fuera lo bastante consistente para poder frenar la sangre que salía del cuello de la víctima y, entre los dos agentes, se fueron alternando apretando con fuerza la herida del hombre de 42 años, con cuidado para no asfixiarlo, que en aquellos momentos se debatía entre la vida y la muerte. «Dependiendo de la cantidad de sangre que esté perdiendo la víctima, normalmente, cuando pasa un minuto ya te quedas inconsciente, con una herida de este tipo, y al cabo de unos 5 minutos ya has perdido tanta sangre que ya no es retornable», explica Jordi, que asegura que estuvieron unos 6 o 7 minutos tapando el corte, mientras recuerdan que se les hizo «eterno».
Una vez hicieron su trabajo y llegó la ambulancia, los dos agentes del cuerpo de los Mossos d'Esquadra volvieron a la comisaría de Ciutat Vella y continuaron con su jornada laboral. Eso es lo más curioso de todo: no supieron si, finalmente, el herido había muerto o no. «Así es como eres un policía efectivo. Cuándo estoy por ti, daré el 180%, pero cuando acabo mi trabajo y llego a mi casa, lo que te pase ya no es problema mío, ni lo tiene que ser, no te tienes que llevar cosas policiales a casa porque acabarías con la mochila cargadísima», defensa Jordi.
Octubre de 2019. El juicio.
A principios del pasado mes de octubre, 4 años después, cuando Jordi y Josep ya hacía unos 2 años que estaban destinados nuevamente en Tarragona, les notifican que el día 10 tienen que ir a declarar a un juicio por unos hechos a Ciutat Vella en verano del 2015. Es en este juicio cuando los dos agentes conocen que, con su actuación, salvaron la vida del hombre de 42 años.
«Cuando realmente nos dimos cuenta de que le habíamos salvado la vida fue cuando nos lo encontramos en los juzgados», explica Josep, que apunta que unos días antes ya supieron que el juicio era por los hechos del bar de la ronda Sant Pau. «Es un orgullo, para un policía, salvar la vida de una persona. Para eso estamos», reconoce Jordi. «Y el hecho de que te lo agradezcan también, ya que la tarea policial, muchas veces, no está recompensada en este sentido,» añade Josep. Los dos Mossos se conocieron cuando subían cada día a Barcelona y explican que desde entonces se hicieron muy amigos, y cuando llevaron a cabo aquella actuación ya hacía un año y medio que se conocían. «Cuando con un amigo le salvas la vida a alguien, hace más gracia todavía, porque después con el tiempo lo recuerdas y es algo que une mucho», dice Jordi. El agresor no fue a la prisión porque se acordó una indemnización y la sentencia, que salió en enero, lo acusaba de tentativa de homicidio.
Adía de hoy, Jordi y Josep esperan un reconocimiento por parte del cuerpo que, sin duda, merecen.