Diari Més

Estado de Alarma

Dificultades en la recepción de alimentos para los más vulnerables de Tarragona

Las entidades empiezan a hablar de «problemas de abastecimiento», mientras que el Ayuntamiento asegura que no se deja de atender ningún usuario a Servicios sociales

Un usuario ayer, cogiendo la comida ofrecida por Càritas, en el programa Café i Caliu.

Dificultades en la recepción de alimentos para los más vulnerables de TarragonaGerard Martí

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El ciudadano medio está sufriendo los efectos del confinamiento por el estado de alarma de múltiples formas. El crecimiento de los despidos, el cierre de empresas, los problemas de convivencia vecinal, o bien el miedo a la incertidumbre de los momentos actuales son quejas habituales en las conversaciones entre los tarraconenses, aunque sean a distancia. Mientras tanto, los teléfonos de los servicios de emergencias, así como los Servicios sociales y entidades que se dedican a la ayuda a los más desfavorecidos empiezan a recibir otros tipos de llamadas. Cada vez más personas se están encontrando con que, a causa de la situación actual, no disponen ni siquiera de la comida más básica.

Càritas, que estos días ve «escasez» de alimentos para ofrecer a la demanda creciente, mantiene abiertas seis parroquias en la ciudad: Sant Joan, Santa Clara i Sant Fructuós (en el centro), Sant Pere del Serrallo, Sant Josep Obrer de Torreforta y Sant Cosme y Sant Damià del Santuari del Loreto. Aparte, a causa de las medidas de seguridad que se exigen para continuar las actividades durante el confinamiento, han tenido que restringir el programa Café i Caliu que hasta a principios de marzo ofrecían al número 11 de la plaza de las Peixateries Velles, en la Parte Alta.

Aparte de cerrar las duchas, que suponían un servicio esencial para muchos de los usuarios, han cerrado el paso en el edificio y reparten la comida para llevara unas ochenta de personas. Además, llevan a cabo la atención telefónica, mediante la cual dan a los usuarios una hora en que pasar a recoger los alimentos, a fin de que no tengan que hacer cola, entre las 9 y las 11 de la mañana. Ayer, 76 personas se acercaron. De la misma manera que en el resto de la actividad caritativa, las parroquias se alimentan en parte de ayudas, pero también de donativos, unos donativos que han bajado drásticamente dado que se hacían con el excedente de los supermercados y las fruterías.

Comedor social cerrado

Derivadas de servicios sociales del Ayuntamiento de Tarragona, más de 300 personas cuentan con la ayuda del Comedor social de Bonavista, que gestiona la asociación socioeducativa Juventut i Vida. Su responsable de alimentos, Encarna Quílez, explica que el pasado 14 de marzo cerraron el espacio ante las medidas de confinamiento y que, antes de cerrar, hicieron la entrega, para los quince días que se preveían para el estado de alarma, de los alimentos de los que disponían en aquel momento.

«En verano hacemos lo mismo, es el único momento del año en que cerramos, y damos comer para los quince días que no estamos», destaca Quílez. De la misma manera que algunas parroquias, se nutren de los excedentes de algunos comercios, pero desde antes del orden de confinamiento ya experimentaron problemas de abastecimiento. Los supermercados desbordados de clientes acaparando comida tuvo un hecho colateral.

Ahora, el Comedor social de Bonavista se encuentra a la espera de si podrá volver a poner en marcha su actividad con normalidad a finales de mes. No han fijado ningún día para volver, pero el alargamiento del estado de alarma puede perjudicar de manera importante a más de 300 usuarios, ya que las instalaciones no están preparadas para cumplir los nuevos requisitos y, además, hay voluntarios que, por su edad avanzada, están confinados en su casa. El mismo Comedor social, de hecho, a través de las únicas tres personas contratadas de qué dispone, está colaborando con la Cruz Roja para dar comida –desayuno, comida y cena de lunes a domingo– a las cerca de sesenta personas sin techo que actualmente están viviendo en el pabellón polideportivo del Serrallo.

«Estamos a la espera de lo que nos marca el gobierno y Servicios sociales del Ayuntamiento», dice. «Pensamos que la situación se está agravando», afirma Encarna Quílez, que tampoco puede atender a los nuevos casos de necesidad que están surgiendo a raíz de la situación actual y que, a diferencia de los representantes políticos, sí que habla de «problemas de abastecimiento» de alimentos para varias personas de la ciudad.

En este contexto, el Ayuntamiento de Tarragona asegura estar coordinado y dando apoyo a las entidades. La concejala de Servicios sociales Carla Aguilar, explica que no nos hemos desentendido de la falta de recursos y que el consistorio ha ampliado el dinero a destinar en urgencias para las personas más vulnerables. En este sentido, niega que no se estén atendiendo todas las demandas que entran al Institut Municipal de Servicios Sociales y que ampliarán la partida económica si hiciera falta.

Becas comedor

Más allá de la ayuda que se puede brindar estos días a las personas adultas, hay una franja de edad especialmente sensible: los chiquillos. Desde que se suspendió la actividad lectiva, muchas familias han visto cómo sus hijos han perdido la única comida consistente que tenían al día, que ahora tiene que ir a cargo de los mismos progenitores. Es por eso que el Departamentd'Educació ideó unas tarjetas monedero con 40 euros con el fin de poder comprar en los establecimientos de alimentación. Estas tarjetas no se tienen que tirar, ya que en caso de que el cierre de escuelas continúe se harán nuevos ingresos económicos.

La demora en la llegada de estas tarjetas es lo que preocupa a un total de 2.935 familias beneficiarias de las becas comedor en la ciudad de Tarragona. Según explica el concejal de Educació, Manel Castaño, el Ayuntamiento ya lo tiene «todo preparado» para cuando lleguen los recursos de la Generalitat. El dispositivo ya está «organizado», asegura, y se gestionará a través de los 36 centros educativos a afectados, 20 públicos y 16 concertados, mediante los canales habituales de contacto con los padres y madres. Todo se podría poner en marcha hoy mismo y las familias lo recibirían a finales de esta semana o principios de la próxima. «La gestión es muy compleja, no es que se hayan encantado», decía ayer Castaño a esta redacción rehuyendo a las críticas de un comunicado emitido también ayer por parte del grupo municipal del PSC.

Los socialistas mostraban su preocupación por el retraso del reparto de las tarjetas monedero. Su portavoz, Sandra Ramos, denunciaba que la Generalitat lleva días diciendo a las familias que «llegarán al día siguiente y no llegan». Ante la duda de por qué han llegado las tarjetas en otros municipios y no en Tarragona, el concejal Manel Castaño cree que «han empezado por Barcelona porque lo tenían más cerca», pero que las ayudas a los tarraconenses están «a punto de llegar». El motivo del retraso, según Castaño, se atribuye a una gestión de La Caixa. «Vamos el más rápido que podemos», concluye.

En este sentido, el PSC afirmaba que «es responsabilidad de la Generalitat de Catalunya que esta crisis no golpee más fuerte a las familias más vulnerables».Sandra Ramos pidió al presidente Quim Torra «menos conflicto y más gestión».

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