Bardají: «El enfermo de corazón no coincide con el infectado por coronavirus»
El jefe de Cardiología del Joan XXIII pide a quien sufra un problema grave que vaya al hospital
El temor a ser infectado por la COVID-19 ha decidido a mucha gente dejar de ir a las urgencias de un hospital a pesar de tener síntomas de estar sufriendo un ataque cardiaco en casa durante el confinamiento preventivo. Los especialistas temen que muchos ciudadanos piensen que el remedio es peor que la enfermedad. De hecho, en las últimas semanas han observado un descenso en el número de personas que acuden a urgencias por haber sufrido un infarto de miocardio. Según algunas fuentes, esta bajada sería de cerca del 80 por ciento.
Alfredo Bardají, jefe de Cardiologia del Hospital Joan XXIII de Tarragona, manifestó ayer en esta redacción que «cada día venía una o dos personas» para ser atendida de los síntomas característicos del infarto, «y ahora hay días que no viene nadie». El motivo es el miedo a contagiarse por coronavirus.
Especialistas de hospitales catalanes de referencia, la Sociedad Catalana de Cardiología y la Española han firmado un documento en el cual recuerdan la importancia de acudir en el centro asistencial cuando aparecen los primeros síntomas que se está sufriendo un ataque cardiaco. Estos profesionales se refirieron al peligro que comporta quedarse en casa ante un infarto, «porque algunos llegan demasiado tarde a los hospitales y con complicaciones muchos graves», comentó Bardají, quién añadió que los problemas cardiológicos «son los que generan más muertes» en el mundo occidental en situaciones normales, no como en la actualidad, en la que la pandemia de la COVID-19 ha roto todas las estadísticas.
No ir, es peor
Existen varias hipótesis relativas al descenso del número de personas que dicen sufrir un infarto y que, probablemente, están pasando este aprieto en casa, con el peligro que supone. El jefe de Cardiología del Joan XXIII apuntó que «es posible que haya menos infartos a causa del confinamiento, cosa que no creo, o que personas con síntomas, con un fuerte dolor torácico, esperan que los pase para no ir al hospital». Ante esta situación, «hay que concienciar a la gente que no tenga miedo a pedir ayuda, como hacía antes de la epidemia, y que llame al 112 o vaya al servicio de urgencias del hospital», dijo.
Bardají no sólo recomienda visitar las urgencias del hospital desde el momento en que se siente un fuerte dolor en el pecho, sino que recuerda que las personas ingresadas al Joan XXIII por coronavirus no coinciden con las que sufren otras patologías.
El jefe de Cardiología remarcó que «en el hospital hay dos circuitos, uno para infectados por coronavirus y uno para personas que no están infectadas por|para este virus». «La persona que llega de la calle» con molestias que pueden ser a causa de un problema cardiovascular «no pasa por el circuito destinado a la Covid-19». Bardají apuntó que en el hospital se trabaja de manera coordinada desde hace tiempo, con el objetivo que el paciente esté el menor tiempo posible ingresado, «y ahora todavía hay más», dijo. Además, apuntó que está el servicio de UCI para infectados por coronavirus y otro para pacientes con otras enfermedades.
Consejos necesarios
Alfredo Bardají también expresó su preocupación por el hecho que personas que sufren factores de riesgo cardiovascular como son la hipertensión, diabetes o colesterol no hagan las revisiones a las cuales se tienen que someter. «Es importante hacer un control estricto de estos durante el confinamiento para evitar daños mayores cuando podamos salir de casa y devolver a nuestra vida normal». La cabeza|cabo|jefe de Cardiología del Juan XXIII recordó que «los médicos revisamos cada día la trayectoria de los pacientes que tenían que venir a la consulta, a los cuales llamamos por teléfono para hacer un seguimiento y revisar su estado.» «A las personas de alto riesgo las decimos que vengan al hospital, porque según la patología hace falta que lo hagan», dijo, para insistir en la necesidad en ir en el hospital caso de sufrir un infarto o ante una situación de gravedad, a pesar del coronavirus.