Dos tarraconenses, atrapadas en Uganda y sin ayuda del gobierno español
Aterrizaron en el país africano el 6 de marzo y se tenían que marchar justo hoy, pero les cancelaron el vuelo
Anna González y Ruth Sánchez emprendieron un viaje el pasado 5 de marzo desde Barcelona para participar de un programa de voluntariado. Al día siguiente día 6 aterrizaron en Uganda, después de ponerse en contacto con la agencia Cooperating volunteers. La fecha de vuelta de estas dos tarraconenses era precisamente hoy, 3 de abril, pero el vuelo que tenían ya comprado acabó cancelado a causa de las restricciones y de la crisis del coronavirus que se sufre ya por todo el mundo. Según explican ellas mismas, la embajada española en el país no los responde los mensajes ni las llamadas, una situación que se repite en otros ciudadanos del Estado español que están intentando volver a su casa en medio de la pandemia.
El gobierno español decidió organizar vuelos de repatriación desde Uganda los pasados 23 y 25 de marzo, a través de la empresa KLM, pero no se prevén nuevas conexiones y el único viaje comercial conocido es hoy mediante Qatar Airways. Sin embargo, a pesar de su lema sea We will get you hombre («te duramos en casa», en catalán) la compañía árabe hace pasar por caja: 2.500 euros para cada una, una cantidad que tendrían que pagar íntegramente las dos tarraconenses si quieren emprender el viaje de vuelta. El vuelo cancelado valía 300. Según explicaban a esta redacción, ayer estaban batallando a fin de que la entidad financiera ampliara el límite de la tarjeta con el fin de hacer efectivo el pago. Por si no fuera poco, la web de Catar Airways no funciona con normalidad. «Tienes que ir recargando y de vez en cuando te aparece el vuelo», se lamentan.
Las primeras noticias
«La primera semana fue perfecto, pero la segunda empezamos a recibir noticias que los aeropuertos cerraban, que en España empezaba a haber una cuarentena, que nadie podía salir, y entonces nosotros nos empezamos a plantear qué hacer», dice Anna González. En aquel momento, después de hablar con el cònsul que en aquel momento se encontraba en el Estado español, optaron por continuar su viaje con normalidad. «Hubo gente que se marchó, que compró vuelos por|para 1.000 euros, hubo gente que lo consiguió gratis pero la mayoría tuvo que pagar alguna cosa», asegura.
«Sinceramente, no había ningún problema, todo estaba bien, no había ningún contagio», sin embargo «a medida que iban adelantando|avanzando las semanas cada vez se puso más difícil la cosa». Esta última semana ha estado cuando han intentado «con todos los métodos» volver en Tarragona. En caso de conseguir el billete, coger el avión también puede ser toda una odisea. «Es complicado, porque|para que como aquí está prohibido el transporte público y el privado necesitamos permisos para ir al aeropuerto, y es difícil conseguir permisos porque los horarios no se respetan, la verdad», concluyen. Además, el gobierno acordó el 22 de marzo el cierre de fronteras.
Por si no fuera suficiente, de la misma manera que en otras naciones del mundo, en Uganda han aparecido también brotes de xenofobia relacionados con la COVID-19. «A los extranjeros, cuándo nos ven, nos dicen ‘coronavirus’», aseguran estas dos tarraconenses. «No quieren acercarse, nos insultan, aquí la gente están muy mal informados», añaden. En total, en Uganda ayer había reportados 44 casos de contagios, pero todavía no se había producido ningún muerto|muerte relacionada con la enfermedad. «Los hospitales están muy bien, siguen igual, pero sólo tienen 100 UCI en todo el país», aseguran.
De la misma que ellas, otros ciudadanos extranjeros se encuentran en esta situación. «Nosotros sabemos de 18 que quieren marcharse, pero hay más», informan.