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Editoriales tarraconenses aplazan la publicación de novedades a la expectativa del Día del Libro

La facturación vinculada a Sant Jordi supone hasta un 40% del negocio de todo el año

Imatges de la Diada de Sant Jordi 2019 a la Rambla Nova de Tarragona

Editoriales tarraconenses aplazan la publicación de novedades a la expectativa del Día del LibroGerard Martí

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La crisis del coronavirus ha llevado a las editoriales tarraconenses a guardar en el cajón las novedades que todavía no habían presentado. El estallido de la pandemia llegó en el peor momento para el sector, cuando lo tenía casi todo a punto para afrontar Sant Jordi. «Teníamos todos los libros hechos e imprimidos», ilustra Jordi Ferré, director de 9 Grupo Editorial, para quien la facturación vinculada a la festividad puede suponer hasta un 40% de la de todo el año. Aunque algunos títulos encuentran salida con la venta online a domicilio, las editoriales coinciden en que nada compensa la venta presencial a las librerías. La expectativa está puesta ahora en el Día del Libro del 23 de julio. «Veremos si nos permite salvar los muebles», expone a Alfred Arola, de Arola Editors.
Las editoriales tarraconenses han recibido de lleno las consecuencias del confinamiento porque ha llegado a las puertas de su temporada alta. Jordi Ferré, director de 9 Grupo Editorial -que reúne los sellos Ángulo Editorial, Cossetània Ediciones, Lectio Ediciones, Eumo Editorial y Quorum Llibres- aventura que la campaña será «pésima». El grupo llegaba a Sant Jordi con una setentena de novedades entre enero y abril, muchas de autores del territorio.

Los títulos que salieron a en febrero y la primera quincena de marzo están en las librerías, con muy poco recorrido comercial y sin la promoción que habrían querido. Los que tenían que ponerse en el mercado durante la segunda quincena, continúan en el almacén. Cerca de una decena de títulos no verán la luz hasta septiembre para evitar la saturación de producto nuevo cuando abran las librerías. De rebote, los que se tenían que publicar en otoño y en invierno, probablemente no lo harán hasta el 2021.

Ferré pone algunos ejemplos de autores del Campo de Tarragona y las Tierras del Ebro, con quien este año tampoco se ha podido hacer el tradicional encuentro con la prensa. A medio camino de la incertidumbre, de Jesús M. Tibau, se ha quedado casi sin promoción. El libro Métele que es de Reus 2, de Josep Baiges y Jordi Romero, tenía que salir en venta el mismo lunes que empezó el confinamiento y no se ha podido hacer la presentación. Los ejemplares deEl Chiquitín i Sant Jordi y el Dragón , de Roger Roig y Hugo Prades, justo quedaron impresos y ahora habrá que ver qué salida tendrán en verano. «Tendremos que hacer un esfuerzo extra porque los autores lo merecen», señala el editor.

El grupo prevé pérdidas para el mes de abril. «Otra cosa es que en mayo y en junio, que eran meses de facturación negativa porque recibíamos retornos, seamos capaces de cambiarlo», contrapone Ferré, a quien admite que habrá que recurrir a préstamos para cumplir con los proveedores y los autores. «La suerte de que tenemos es que no estábamos endeudados, pero es un golpe duro que será muy difícil de recuperar a final de año», valora.

A pesar de admitir que sienten «rabia» para no poder salir adelante con la planificación hecha, Ferré recuerda que las editoriales están activas con la gente haciendo teletrabajo, haciendo contactos con autores y manteniendo los departamentos de promoción. «Habrá uno después de que haya que lindar con ilusión», defiende.

Jordi Ferré ve con buenos ojos que el sector haya consensuado el Día del Libro para el 23 de julio, a pesar de las incógnitas que todavía hay respecto de las condiciones y restricciones que marcarán la jornada. «Es cierto que en julio no es abril, que hace bastante más calor y que eso también condicionará lo que es la festividad. Creo que habrá que alargarlo por la noche. En todo caso, es necesario poder hacer una festividad así», opina.

Por su parte, Alfred Arola, director de Arola Editors, encaja esta fecha alternativa con cierta resignación. «Siempre es mejor hacer alguna cosa de cara a julio para salvar los muebles, pero en Sdad escéptico porque no creo que sea lo mismo. Primero, porque no será Sant Jordi y mucha gente no se fijará y, por otra parte, porque no creo que en julio se permita una masificación tan densa. Será un Sant Jordi más suave», opina.

En el caso de la editorial tarraconense la campaña de Sant Jordi puede representar un 30% de la facturación de todo el año. «Nos ha afectado de lleno porque ya lo teníamos todo preparado, las ventas y las presentaciones,» lamenta. Este año llegaban con una cincuentena de novedades, una veintena de las cuales tenían que salir por Sant Jordi. «Lo hemos parado a pesar de los que no han salido de momento los hemos guardado en el armario. Sacarlos mal es matar los libros», subraya.

Estos días la venta de libros por internet ha subido, pero el volumen es poco significativo con respecto al habitual. El editorial prepara originales y maquetaciones de puertas adentro, mientras sigue a la expectativa. «Si las cosas se arreglan en un par de meses, nosotros no tenemos una tienda abierta que depende de la facturación diaria. Dependemos del hecho de que un libro funcione o no, pero nos es igual que se venda en mayo o en septiembre», señala. Ahora bien, Arola admite que, si el paro de la actividad también va acompañado de una crisis económica, las consecuencias serán nefastas.

Alfred Arola confía en que el confinamiento lleve a la gente a habituarse a la lectura y, si es posible, dice, que el título de proximidad gane peso a la venta «comercial y globalizada». Mientras tanto, durante la crisis sanitaria Arola ha puesto a disposición de los lectores, de forma gratuita, una sesentena de títulos online editados conjuntamente con el Teatro Nacional de Cataluña (TNC).

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