Medio ambiente
Incineran cerca de 450 toneladas de residuos sanitarios en Tarragona durante la pandemia de la covid-19
Los hornos de Sirusa destruyen a 1.000 grados los restos provenientes de la demarcación, la Conca d'Òdena y Madrid
El residuo sanitario llega -esterilizado desde una planta situada en Constantí- proveniente de los principales hospitales de Tarragona y Reus, y del resto de la demarcación. De forma excepcional, también ha recibido desperdicios de la Conca d'Òdena mientras ha durado el confinamiento específico en esta zona del país y, de manera puntual, ha valorizado residuos de la capital española.
En condiciones normales, Sirusa ya trabaja con material que presenta riesgo biológico. «Sólo hay que pensar en lo que acaba en un contenedor gris, absolutamente de todo. Incluso la materia orgánica supone un riesgo por las bacterias y hongos», señala Grau. Aunque no hay una manipulación manual ni contacto directo con el material infeccioso, se han adoptado medidas adicionales.
Así, se ha establecido que los camiones descarguen residuos sanitarios en horario de tarde y de uno en uno, para minimizar riesgos. Por sistema se prioriza la crema del residuo sanitario y se ha incrementado la desinfección de la plataforma de descarga. El protocolo de acceso a la planta, además, incluye ahora la necesidad de coger la temperatura a todas las personas que entran.
Una vezdentro, los camiones se pesan, acceden a la plataforma y vierten los residuos en la fosadonde se acumulan también los desperdicios urbanos. Desde una sala de control, un operador de grúalos eleva hasta el interior de las tolvas de carga, desde donde pasarán al horno de incineración. Allí el material se valoriza y se convierte en energía con la cual se abastecen entre 25.000 y 30.000 hogares.
Bajada de residuos urbanos
El gerente de Sirusa, Armengol Grau, explica que disponen de bastante capacidad de tratamiento porque ha habido «una fuerte bajada» de la fracción resto que se deposita en el contenedor gris. Eso, dice, les ha permitido asistir otras áreas geográficas de Cataluña e intensificar el tratamiento de residuos sanitarios.
La generación de residuos urbanos se cayó, por término medio, entre un 5% y un 10% en marzo a los principales municipios del Campo de Tarragona. En Salou, la bajada fue del 15%. Eso se debe, según Grau, al cese de la actividad en hoteles, bares y restaurantes, más que a la producción doméstica. Según Sirusa, durante el confinamiento se ha detectado una bajada de la fracción orgánica y un incremento de envases.
La incineradora de Sirusa valorizó 140.000 toneladas de basurael año pasado, con unas 8.000 horas de actividad. La empresa está participada en un 95% porla Mancomunidad de Incineración de Residuos Urbanos del Campo de Tarragona -que integran los ayuntamientos de Tarragona, Reus, Cambrils, Salou, Vila-seca, Constantí, la Canonja y Valls- y en un 5% por la sociedad Avanza de la Generalitat.
Desde el inicio del estado de alarma la planta tarraconense forma parte de la cadena de servicios sanitarios en la gestión de la crisis, y se considera una infraestructura de servicio obligatorio y dentro del sector esencial. Los gestores de las instalaciones mantienen un contacto permanente con la Agencia de Residuos de Cataluña (ARC), que coordina el servicio.