Diari Més

Ni riadas de gente, ni libros, ni rosas: la Rambla Nueva de Tarragona, vacía por Sant Jordi

La crisis del coronavirus traslada la celebración de la festividad a las redes, con la vista puesta en julio

La Rambla Nueva de Tarragona con poca gente paseando y sin paradas de libros en un Sant Jordi atípico, marcado por la crisis sanitaria por coronavirus.

Ni riadas de gente, ni libros, ni rosas: la Rambla Nueva de Tarragona, vacía por Sant JordiACN

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La pandemia del coronavirus deja este jueves otra estampa impensable hace unos meses: la Rambla Nueva de Tarragona, desierta por Sant Jordi. La principal arteria de la ciudad, que cada año se convierte en el epicentro de la fiesta del libro y la rosa, presenta este jueves una imagen atípica sin riadas de gente ni las características paradas. Sólo algunas personas con mascarilla que hacen cola en el quiosco rompen la imagen de vacío que ya se ha hecho habitual en las últimas semanas. Los locales tienen las persianas bajadas y se ha perdido el característico ir y venir de personas porlas cocas centrales. Mientras la red hierve con iniciativas diversas, la rambla espera en silencio el Día del Libro del 23 de julio.
El día de Sant Jordi ha empezado con un cielo gris y tapado en Tarragona, en sintonía con la sensación imperante en las calles. No hay ni rastro de las 160 paradasque se instalan cada año en la Rambla Nueva, que desde hace semanas se mantiene casi sin actividad.

La poca gente que hay en la calle sale o vuelve de comprar. Delante de un quiosco un grupo de personas hace cola, manteniendo las distancias, para conseguir el diario del día y, en algunos casos, también algún libro. «Rosas no vendemos», advierte el quiosquero a uno de los clientes.

Mientras tanto, una chica reparte rosas con una moto roja arriba y abajo de la Rambla. Lleva un cesto entre los pies que se va vaciando a medida que completa los pedidos que se han hecho previamente por teléfono.

Las librerías también tienen la persiana bajada. En la misma rambla, el Adserà deja ver en el escaparate los últimos libros publicados, que estos días sólo vende a domicilio. Unas calles más allá, la Capona y el Abacus también se mantienen cerrados. Algunos balcones -más bien pocos- compensan la falta de color a las calles y este jueves muestran rosas, banderas, pancartas y dragones pintados.

Este año las iniciativas se han trasladado a las redes. La Casa de las Letras, por ejemplo, mujer voz a los autores que se han quedado sin la tradicional firma de ejemplares a pie de calle. Los centros cívicos llaman a compartir lecturas y el Ayuntamiento pide compartir en las redes los libros preferidos. La Diputación y el Puerto de Tarragona también organizan actividades y concursos.

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