Los tarraconenses que hacen la vuelta al mundo en velero finalizan en Tahití la cuarta etapa
El retorno después de desembarcar en la Polinesia Francesa fue una aventura por la COVID-19
El capitán del velero Miuroc-Tu Urbano Rifaterra, el exalcalde de Tarragona Joan Miquel Nadal y los empresarios Javier Rigau y Raimon Domènech han vuelto a Tarragona después de finalizar la cuarta etapa de la vuelta al mundo en Tahití, la isla más grande de la Polinesia Francesa,donde llegaron el pasado 15 de abril. El retorno a Tarragona en avión fue más complicado de lo que habían previsto. El capitán del barco relató a esta redacción que en el puerto de Papeete, la capital, «estuvimos confinados y sólo pudimos bajar al suelo para hacer compras». Fue la primera experiencia directa con la pandemia desde la salida el 2 de marzo de Panamá». «Todo estaba cerrado y no podíamos coger un avión», dijo Rifaterra, hasta que «nos enteramos de que una vez por semana llega a la isla un avión desde Francia con medicamentos y que vuelve a París con pasajeros».
En la capital gala, los cuatro tripulantes tarraconenses no pudieron volar a Barcelona de manera directa y tuvieron que desplazarse hasta Londres y, desde la capital británica, hasta el aeropuerto del Prat.
La que finalizó en Tahití, de 21 días de duración, fue la cuarta etapa de esta aventura que se inició en Cabo Verde y continuó por Cartagena de Indias. La tercera etapa empezó en Panamá, donde el Miuroc-Tu atravesó el canal para cambiar de mar o navegar por el Pacífico por dirigir-ge a las islas Galápagos y Marqueses. La quinta etapa, «de aquí a un par de años», dijo Rifaterra, «será en el mar Rojo».
Durante la travesía se vivieron momentos preocupantes. Lo más importante fue el accidente que sufrió Raimon Domènech mientras estaba cocinando. «Había olas muy fuertes y ungolpe de mar hizo que saliera volando de la cocina y se golpeó al chocar con el suelo», dijo el capitán, quién añadió que «casi pierde el conocimiento». En las Islas Marquesas «fuimos al hospital, donde le diagnosticaron rotura de la cabeza del húmero y lo inmovilizaron». Ante la incertidumbre de operarse durante el viaje o en Barcelona, Domènech optó por ser intervenido en la capital catalana.
Rifaterra definió el Pacífico como un océano «malo por las olas cruzadas; es incómodo de navegar». Durante la travesía también se vivieron momentos de alegría, como cuando se pescaba un atún o aparecía un pez volador en la cubierta del Miuroc-Tu. El capitán se refirió a la satisfacción de navegar «con amigos fantásticos, que a bordo nos ayudamos mucho haciendo todas las tareas y las guardias».El exalcalde Nadal dijo que «la vida con él es fácil porque sabe hacer de todo, desde cocinar a solucionar problemas mecánicos». Por su parte, Nadal dijo que «con unos navegantes como estos es un placer hacer la vuelta al mundo».