El Arzobispado mantiene el aplazamiento de cerca de 2.300 comuniones
El periodo más probable de celebraciones será el próximo otoño, aunque la decisión dependerá de la evolución de la desescalada de la pandemia
El Arzobispado de Tarragona prevé oficiar cerca de 2.300 comuniones en el transcurso de este año 2020 en el territorio que es de su responsabilidad. A consecuencia de la pandemia por coronavirus, las celebraciones que se tenían que hacer el mes de mayo, como manda la tradición, han quedado aplazadas hasta nueva fecha y en función de la evolución de la crisis sanitaria. Aunque el Arzobispado no ha tomado una decisión concreta con relación a cuando se podrían celebrar las comuniones, todo indica que sería en otoño y, lo más probable, en el mes de octubre, siempre que no se produzca un cambio radical en la trayectoria de la pandemia.
El plan para la transición hacia la nueva normalidad que presentó la tarde del pasado martes el gobierno del Estado, presidido por Pedro Sánchez, ha introducido cambios en función a la evolución de la COVID-19, fijando una desescalada dividida en cuatro fases. El programa no fija fechas concretas, pero, en un principio, las fases se irán aplicando cada dos semanas.
La primera fase prevé la apertura de los centros de culto hasta una tercera parte de su aforo. Esta medida será aplicable a partir del 11 de mayo. De entrada, permitiría la celebración de comuniones, pero no de los banquetes que acostumbran a acompañarlas. El motivo es que la previsión del gobierno de Sánchez es que los restaurantes puedan aceptar clientes en el interior del local, y en una tercera parte del aforo, a partir de la segunda fase de la desescalada. Este hecho implica que la apertura de estos establecimientos sería a partir del día 25 de mayo. Hay que remarcar que, según anunció el gobierno del Estado, el proceso de desescalada llegará hasta el mes de junio, siempre que no surjan nuevas medidas.
Protocolos más claros
Fuentes del Arzobispado comentaron que en los próximos días «estudiaremos» el contenido de la nueva propuesta de desescalada presentada por Pedro Sánchez y que todavía está por matizar. La ausencia de protocolos claros están generando dudas entre los diferentes sectores sociales y económicos. «Nosotros haremos lo que digan las autoridades», remarcaron las fuentes consultadas por esta redacción.
Las cerca de 2.300 comuniones que la COVID-19 ha obligado a aplazar corresponden en el territorio físico que ocupa el Arzobispado de Tarragona y que está comprendido por las comarcas del Tarragonès, Alt Camp, Baix Penedès y Conca de Barberà, y parte de las del Baix Camp, Priorat, el Urgell y las Garrigues.
Con respecto a la progresiva apertura de los centros de culto, el Arzobispado de Tarragona insistió en decir que sólo se producirá en el momento que lo decida el gobierno. Por ahora, la tecnología ha facilitado hacer frente al estado de confinamiento generalidad para evitar posibles contagios. A pesar de la falta de contacto entre los religiosos y los fieles, se han podido celebrar varias actividades que han permitido plantar cara a la COVID-19, como ya se hizo la pasada Semana Santa. La apertura de las parroquias podrá ser una realidad a partir del 11 de mayo. El único inconveniente es que los fieles no podrán ocupar más de una tercera parte del aforo de la iglesia.