Estado de alarma
La veda de dos meses se mantiene para los pescadores de arrastre
Pidieron que el Estado de Alarma les permitiera pescar para recuperar las pérdidas por el coronavirus
Los pescadores de arrastre del Serrallo de Tarragona empezaron el 1 de mayo el paro biológico, conocido como veda. Esta permite la recuperación de las especies marinas, hecho que a la larga favorece los intereses de los pescadores. La Cofradía de Tarragona, sin embargo, era uno de los sectores partidarios de que el Estado de Alarma permitiera que este año la veda se limitara en el mes de junio, y en mayo poder pescar para recuperar, al menos, parte de las pérdidas provocadas por la crisis del coronavirus.
De hecho, hace dos semanas, los pescadores serrallencs tuvieron que estar parados durante 15 días porque se detectó un caso positivo de coronavirus a la Cofradía, la cual se cerró. Estos días sin salir a pescar, sumados a las pocas ventas a causa de la crisis sanitaria, han provocado que los pescadores hayan sufrido pérdidas de hasta el 50%. La respuesta del Estado español fue negativa, y es que la orden ministerial que define el calendario con las paradas temporales del sector pesquero está publicada en el BOE desde el mes de enero, y no se puede cambiar.
«Cuando empezó el confinamiento la venta de pescado cayó», lamenta Javier Vizcarro, presidente de los armadores de arrastre de Tarragona, que añade que «podíamos ir a pescar pero no había compradores». Según Vizcarro, además, eso provocó que las barcas estuvieran a la mitad de personal, «ya que muchos pescadores preferían quedarse en paro». Sin embargo, Vizcarro asegura que «el hecho de que el petróleo haya caído, casi un 30%, nos ha salvado un poco, ya que para ir a pescar se gasta mucho y a los pescadores les ha salido más barato».
El armador defiende que la veda en Tarragona se hace desde 1963, mientras que en Cataluña y en España se regula desde 1991. «Con la veda se ha demostrado que pescamos lo mismo en 10 meses haciéndola, que en 12 sin hacerla», asegura Vizcarro. Además, destaca que «desde hace 4 o 5 años, de estos dos meses de veda, el pescador cobra uno del paro. Antes no cobrábamos nada». Celebra, además, que cuando devuelven a la actividad el 1 de julio es cuando empieza la veda en Sant Carles de la Ràpita, y «entonces el pescado sube un poco de precio». Este año sin embargo, los armadores de arrastre ven el futuro con un poco de incertidumbre porque sus ventas de los meses de julio y de agosto dependen mucho del turismo. «Si no funcionan los restaurantes y el turismo en general, no se consume mucho pescado», lamenta finalmente Vizcarro.