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Restauración

Los propietarios del Barquet de Tarragona: «Queríamos dar servicio y arrancar los motores»

El establecimiento ofrece una carta reducida de platos para llevarse, a la espera de poder entablar a la clientela

David Solé, jefe de cocina del Barquet de Tarragona, preparando un arroz negro y un arroz con sipias a la cocina del restaurante.

Los propietarios del Barquet de Tarragona: «Queríamos dar servicio y arrancar los motores»ACN

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El restaurante Barquet de Tarragona, uno de los más tradicionales de la ciudad, ha vuelto a encender los fogones casi dos meses después porla pandemia del coronavirus. Coincidiendo con el inicio de la fase 0 de la desescalada, desde este lunes el restaurante ofrece comida para llevarse, a la espera de poder entablar a la clientela a partir de la semana que viene. Durante este impas ha diseñado una carta reducida, con una media docena de entrantes y media docena de arroces –la especialidad de la casa. «Las pérdidas por los días cerrados no se pueden compensar, pero queríamos dar servicio ya a los clientes y poner en marcha los motores del restaurante», explica al ACN uno de los propietarios, David Solé, satisfecho por el buen ritmo de pedidos recibimientos.
Cananas con cebolla y tomate, gambón frito, sepia estofada con cebolla tierna o morralitos fritos como entrante. Arroz negro, arroz con bacalao, arroz con sipias, arroz con cigalas y almejas, arroz con alpargatas, o fideos dorados como plato principal. Estas son algunas de las propuestas que este lunes han empezado a salir de la cocina del Barquet de Tarragona para satisfacer de nuevo a los clientes, por primera vez desde mediados de marzo.

El jefe de cocina y copropietario, David Solé, admite que vivían la situación con desazón. «Como todo el mundo, necesitas trabajar y ahora que podemos hemos decidido poner en marcha otra vez el movimiento del restaurante. Iremos cambiando de platos y de menú en función de lo que traigan las barcas a puerto», detalla. Por eso, han establecido franjas de servicio para llevarse al mediodía y por la noche.

Este lunes al mediodía el restaurante tenía una decena de pedidos. «Lo echábamos de menos», explica la Maite, una cliente, delante de la barra que delimita el espacio de recogida. Eso, sin embargo, es bastante menos movimiento que en un servicio de comida habitual, dónde suelen atender una veintena de mesas. «Eso no hay 'ni Dios' que lo compense, pero se trata sencillamente de dar servicio a nuestros clientes», defensa Solé. Ayer cuando acabamos de confeccionar la carta y la colgamos a las redes, en cinco minutos la gente ya nos llamaba. Estamos muy agradecidos a toda la gente de Tarragona», añade.

Durante este impàs, David Solé se ocupará de la cocina y su hermano Fiel atenderá los pedidos, a la espera de poder volver a contar con el personal. Mientras tanto, empiezan a planificar la reapertura, pendientes de si podrán acoger un tercio o la mitad del aforo –hasta una setentena de comensales. «Ya hemos empezado a medir con la cinta métrica para situar las mesas, pero de mamparasno prevemos colocar», cierraFidel Solé.

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