Estado de Alarma
Reapertura a medio gas y con la incertidumbre de cómo irá el negocio las próximas semanas
Peluquerías y tiendas de ropa, ferreterías o bazares vuelven a la actividad, aunque muchos profesionales optaron por mantener la persiana bajada
Peluquerías, tiendas de ropa, ferreterías y bazares fueron algunos de los establecimientos que ayer lunes volvieron a la actividad con puertas abiertas, aunqueque con una menor afluencia de clientes y un ritmo diferente de lo que es habitual. Muchos profesionales optaron por mantener la persiana bajada. Un ejemplo fue una de las calles más comerciales de Tarragona, Canyellas, donde sólo abrió un establecimiento. Las experiencias que vivieron fueron bastante diferentes, a causa de las medidas de seguridad adoptadas y por hechos personales como el de una peluquería que tenía que ser inaugurada el 15 de marzo y tuvo que esperar a ayer para poder abrir puertas por primera vez, o una tendera especializada en ropa de bebés que durante el confinamiento ha decidido prejubilarse, por lo cual en los próximos días colgará un cartel con la palabra «Liquidación».
Para Agi Marín, de la peluquería AGO Beauty Salom, ayer fue un día muy especial. Por fin pudo levantar la persiana de su establecimiento. Quería hacerlo el 15 de marzo, pero el decreto de confinamiento lo impidió. «Partimos de mínimos por la inversión que hemos hecho y que no podremos empezar a recuperar con normalidad hasta dentro de unas semanas», dijo. A las once y media del primer día de trabajo había atendido a tres clientes. «Trabajamos con cita previa y el hecho de iniciar la actividad hará que la gente empiece a saber que hemos abierto una peluquería».
A pocos metros de distancia, Ingrid Rey, de Zero Perrquers, preparaba el color para aplicarlo a Mari Carmen Mellado, quién hacía «más de dos meses que no iba en la peluquería y ya tenía ganas». Con mascarilla y una pantalla de protección, Rey comentó que «estoy tranquila por las medidas de seguridad que he adoptado, pero lo que todos queremos es volver a la normalidad». Tiene un listado de clientes que sigue de manera rigurosa para que no coincidan. «Cada hora u hora y media, según el trabajo que hago, recibo a una cliente», comentó. Mellado intervino en la conversación para decir que «después de dos meses sin venir a la peluquería, ya me hacía falta».
El también peluquero José Carnerero, de Barberia Imperial, cortaba el pelo a Manuel Salado, quien comentó a esta redacción que «soy fidel a esta peluquería». Carnerero recibe un cliente cada veinte o veinticinco minutos, protegido por una máscara y una pantalla, y utiliza un líquido para desinfectar el instrumental. «Aplico todas las medidas de seguridad tanto para mí como para los clientes», dijo.
«He decidido prejubilarme»
Rosa Martín, de la tienda Nina, dedicada a productos de moda destinados a los bebés, abrió «con cita previa» y, de manera especial, «para aquellas mujeres que están esperandoun hijo y que necesitarán la ropa». Martín promocionó esta modalidad mediante «las redes sociales y dando el teléfono».
En el largo tiempo de confinamiento, Martín y su familia han tomado una decisión que le cambiará la vida. «He decidido prejubilarme, por lo cual dentro de unos días colgaré un cartel que pondrá que hacemos liquidación por cierre del negocio», después de 36 años de profesión.
Los bazares también pudieron abrir puertas. En el Bassar Nuevo Bazar de PresidentCompanys, Le Whan comentó que «será difícil recuperar lo que hemos perdido por la crisis sanitaria». «El primer día de apertura ha venido menos gente de lo que es habitual».
Por su parte, Ramón Fernández, de Bricolage i Pintura Ricote, definió la jornada de la reapertura como «caótica», porque «no acabamos de saber cómo tenemos que atender a los clientes y, por este motivo, hemos decidido que sólo pueden entrar en la tienda de uno en uno». Una de las personas que ayer accedieron a la ferretería fue Jesús Sánchez. «Es una alegría ver que, poco a poco, las cosas se están poniendo en su lugar», dijo, para añadir que si tenemos que hacer colas para comprar, las hacemos.
En Bricolatge Martí, Joaquim Martí explicó a esta redacción que, de momento, «sólo trabajo por encargo, porque todavía no puedo abrir al público». Ha dado a conocer este servicio por Instagram y el portal de la Unió de Botiguers de Reus. «La mayoría de la gente compra pintura», dijo.
Martí reivindicó el comercio de proximidad. «El de Reus saldrá muy perjudicado», comentó, para afirmar que «lo volveremos a notar cuándo abran las grandes superficies». «La gente sólo se acuerda del comercio pequeño cuando tiene un problema y necesita que le expliquen las cosas», dijo. «Tenemos muchas ganas de recuperar la normalidad», remarcó el propietario de la tienda de bricolaje.