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Tarragona entra en la fase 1 con las primeras terrazas abiertas y el pequeño comercio cogiendo el ritmo

Bastante ambiente en las calles del centro de la ciudad la primera mañana de la nueva etapa de la desescalada

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Tarragona empieza la semana con una cara muy diferente de la que tenía los últimos dos meses. Con la entrada en la fase 1, los comercios de menos de 400 metros cuadrados de la ciudad han empezado a levantar persianas. Sólo algunos establecimientos y con poca afluencia de clientes pero las ganas de recuperar la situación anterior a la pandemia son evidentes entre los comerciantes. La misma situación se vive en los bares. Primeras terrazas en marcha, con mucho menos aforo pero con clientes contentos de hacer el café o la cerveza. El nivel de apertura ha sido desigual. En la Rambla Nueva y a la plaza Verdaguer, buena parte han abierto. En la plaza de la Font, en cambio, la mayoría siguen cerrados.

En el bar restaurante Capuccino de la plaza de la Font tan sólo han podido preparar la mitad de las mesas de la terraza. A media mañana, poco movimiento de gente, y entre los trabajadores ganas de arrancar de nuevo. «Tenemos menos personal y a media jornada, y por ahora no hacemos menús», comenta Oriol Farré, responsable del establecimiento. Sin embargo, los primeros clientes ya le han expresado las ganas de poder hacer un beber. En la plaza probablemente más concurrida de la ciudad la mayoría de terrazas continúan cerradas.

Algunos se plantean abrir pronto, a pesar de las dudas sobre cómo reaccionará la ciudadanía. Tenemos ganas de volver a la normalidad, pero sabemos que costará. La gente saldrá con miedo, pero por ahora vemos que están siendo responsables; y nosotros les tenemos que dar seguridad», explica Ivan, uno de los camareros del bar Quattros. Este lunes acaban de preparar el establecimiento para empezar a servir mañana. Eso sí, a medio gas. De hecho, los propietarios tienen tres locales en la plaza de la Font y sólo abrirán uno, como banco de pruebas.

Más movimiento, en cambio, en la plaza Verdaguer. La mayoría de los establecimientos ya han empezado a servir, como es el caso de La Pepita. «Es el primer café que hacemos después de dos meses. Hoy nos hemos reincorporado al trabajo y hace ilusión», comenta Nerea, una de las primeras clientes. «Que los bares estén abiertos te hace cambiar la mentalidad, pero a las distancias entre nosotros creo que no nos acostumbraremos», señala. El propietario del establecimiento, Carles Badia, asegura que todo el mundo «está siendo muy respetuoso» con las medidas de seguridad. También hay paciencia a la hora de esperar para tener mesa, ya que tan sólo han podido poner seis. Con tantos pocos clientes, Badia tiene claro que no han abierto para ganar dinero, sino para recuperar sensaciones. «A partir de Sant Joan esperamos hacer el 50% de lo que hacíamos antes, y si llegamos al 80% ya será una fiesta», indica.

El pequeño comercio, más poco a poco

Las tiendas también han empezado a levantar persianas, a un ritmo inferior al de los bares. Tanto con respecto al número de comercios como de clientes que tienen. «La semana pasada despachamos con citas previas y las clientes respondieron muy bien. Hoy, por ahora, está muy tranquilo», comenta Madí Borràs, propietario de la tienda de moda femenina Scorpios, en la calle Comte de Rius. Borràs explica que los dos meses con la persiana bajada les han hecho mucho daño. Han podido renegociar el precio del alquiler, pero no han tenido ningún ingreso. «Lo qué se ha perdido ya no lo recuperaremos», lamenta.

A partir de ahora, toca remar contracorriente. Limitaciones de aforo, miedo de algunos clientes, muchas medidas de seguridad e incluso poner los productos en cuarentena. «La ropa que se prueba la gente, como ha entrado en contacto con la piel, la tenemos que guardar en el almacén durante 48 horas, aunque le aplicamos un producto», indica Borràs.

Unos protocolos muy similares siguen en la zapatería Sacha, en la Rambla Nueva. «Hemos hecho una desinfección total del local. Cuando entra la gente, les pedimos que lo hagan con mascarilla, y nosotros les damos gel para las manos. Y cuando se ponen unos zapatos se los damos un plástico especial para los pies», relata Juan Carlos Gracia, propietario. En su caso tienen cuatro tiendas, entre Tarragona y Reus. Este lunes únicamente han abierto la de la Rambla Nueva. De todos modos, confía en poder tenerlas todas a punto la semana que viene. Aparte, tendrán que cambiar el escaparate. Las tiendas estaban todas de invierno y ahora se tienen que poner de primavera. Tenemos los trabajadores con el ERTE y si lo tiene que hacer todo una persona, todo va más lento», expone.

Reus vuelve a la actividad en un primer día lleno de gente

Por lo que hace a la capital del Baix Camp, esta mañana se ha visto mucha actividad en el centro de la ciudad, sobre todo en las zonas más comerciales donde los reusencs han salido a disfrutar del primer día de la Fase 1 del desconfinamiento. Las tiendas y comercios que estaban cerrados han levantado las persianas y los vecinos no han querido faltar a su cita.

El restaurante La Pepita, en la plaza Verdaguer de Tarragona, es uno de los primeros que ha abierto en la fase 1 de desescalada.

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