«Me siento orgulloso de mi trabajo al ver que es imprescindible»

Antonio Chacón, de 49 años, es conductor de autobús en la Empresa Municipal de Transports(EMT) de Tarragona. El suyo es uno de aquellos muchos trabajos que, con la pandemia, ha quedado demostrado que son necesarios y a los cuales quizás nunca se le hadado la importancia que realmente tienen.

Él ha seguido trabajando durante la crisis sanitaria del coronavirus, incluso durante el confinamiento total con el servicio a demanda que ofreció la EMT, ya que había personal de enfermería, cuidadoras y personal de la limpieza que, de alguna manera, necesitaban a alguien que los llevara a luchar contra el virus a primera línea. Es por eso que Chacón ha tenido, y tiene, un papel clave en esta batalla.

Explica que en todo momento se ha sentido expuesto, pero a la vez seguro, ya que la empresa de transporte ha tomado medidas para garantizar la seguridad de sus trabajadores. «Desde el principio se colocó una cadena detrás del asiento del conductor y la gente entraba por la puerta de atrás para minimizar el riesgo de contagio», asegura Chacón.

Además, reconoce que, al principio, mucha gente no subía con mascarilla porque «costaba encontrarlas, pero ahora ya todo el mundo entra protegido». «Asumes el riesgo de contagiarte pero al mismo tiempo eres consciente de que otros trabajadores, como los de un supermercado o los de un hospital, están todavía más expuestos», señala Chacón. Con respecto a la capacidad de pasajeros, el conductor recuerda que está permitida hasta un 50%, pero «en ningún momento hemos llegado, la EMT prefiere poner refuerzos en lugar de que tenga que subir mucha gente al autobús».

El conductor reconoce que «me siento orgulloso de mi trabajo al ver que es imprescindible, ya que llevábamosal trabajo a los trabajadores esenciales y estos te lo agradecían.» De hecho, Chacón no olvidará nunca uno de los servicios que ha tenido que hacer en esta situación. Se trata del traslado de los abuelos y abuelas de la residencia de Llevant al Hotel Núria. «Me sorprendió el trato de los enfermeros y los celadores hacia los ancianos, con mucha estima», relata el conductor de la EMT, que recuerda, emocionándose, que «las enfermeras lloraban con los abuelos, con tristeza porque se tenían que desplazar». «Me encantó ver el afecto en su relación», añade Chacón.

El conductor guarda también un buen recuerdo del día que fueron a las puertas del Hospital Joan XXIII de Tarragona a aplaudir a los profesionales sanitarios y a los trabajadores del centro. «Fueron como una especie de aplausos mutuos, ya que ellos también nos aplaudieron por nuestro trabajo», explica Chacón.

Finalmente, relata que «cuando llego de trabajar, antes de poder dar un beso a mi mujer y a mis hijos, me tengo que quitar toda la ropa, ducharme y limpiar bien la ropa». Es por eso y el riesgo que corresu familia, que ve con mucha «rabia e impotencia» algunas acciones de personas que no cumplen las normas dictadas por el Estado de Alarma ni las recomendaciones de los expertos para evitar los contagios. «Mi mujer trabaja en el servicio de limpieza del Hospital Joan XXIII, y siempre nos explicamos lo que vemos y a esta gente que va por la calle como si no pasara nada se lo pensarían dos veces si se pasaran un día en el hospital», cruz Chacón.