Economía
Las bicis guardadas en la buhardilla hace años vuelven a circular por las calles
Muchos propietarios han decidido recuperar este medio de transporte para hacer frente a la COVID-19 y han llenado los talleres mecánicos de reparación
El levantamiento progresivo del estado de alarma y la consiguiente desescalada después del llevar confinamiento a causa de la COVID-19 ha hecho que muchas bicicletas que estaban guardadas en la buhardilla o en garajes hayan vuelto a circular por las calles. Muchos propietarios les han sacado el polvo para aprovechar salir a la calle en las franjas en qué está permitida la práctica de deportes. Las tiendas que venden bicicletas y disponen de taller de reparación han comprobado en los últimos días cómo la mayor demanda recae en la puesta a punto de unidades que hacía años que no eran utilizadas.
Eduard Mariné, profesional del sector con establecimientos en Tarragona y Cambrils, comentó a esta redacción que «desde el lunes de la semana pasada, cuando volvimos a abrir, la gente nos trae bicicletas que hacía tiempo no utilizaban y nos piden que las pongamos a punto». «En la primera semana recibimos una avalancha de personas que nos llevaban sus bicicletas que tenían guardadas para poder volver a salir a la calle a dar vueltas con las mismas», apuntó Mariné, quien remarcó que ha hablado con otros compañeros de profesión y todos me dicen que la situación es la misma que en nuestras tiendas, que reciben muchas bicicletas para arreglarlas».
Durante la primera semana de reapertura del establecimiento, además de las visitas al taller también hubo personas que se interesaron por la compra de bicicletas a estrenar. «La mayor parte de las que hemos vendido estos días son de iniciación, de entre 400 y 800 euros». Mariné explicó que, en los momentos actuales, «es complicado recibir pedidos de bicicletas nuevas porque las fábricas han sido paradas o han trabajado a otro ritmo, pero es cuestión de días que la situación se normalice».
La importancia de abrir
Con independencia de lo importante que supone volver a la actividad económica después de dos meses, Mariné destacó que con la reapertura «recuperamos, sobre todo, la confianza», pero recordó que hay sectores que «todavía no pueden abrir o que lo están haciendo con dificultats».«Dentro de lo que cabe, nosotros podemos estar contentos», subrayó.
«Los clientes nos piden que le hagamos la ITV a la bicicleta, una revisión general,» explicó Mariné. El cambio de neumáticos y de los frenos son las solicitudes más demandadas. «Algunas personas nos han dicho que tenían la bicicleta olvidada y otros que hacía unos cinco años que no la tocaban, y también nos llevan las que se tienen que revisar totalmente», apuntó mientras no paraba de reparar unidades a su taller de la avenida de Andorra. En el retorno a la actividad «hay días que termino a las 10 de la noche», comentó Mariné. «En los dos meses de confinamiento la gente ha recordado que tenía una bici guardada en algún lugar y ahora la han rescatado», comentó, para añadir que «la gente tiene ganas de hacer alguna actividad física». «Unos están descubriendo la bicicleta y otros lo están redescubriendo», añadió Mariné, quien está esperanzado en el hecho que la desescalada permita volver a una normalidad que la COVID-19 truncó de manera drástica y que ha afectado económicamente a todos los sectores y, entre ellos, el de la venta y reparación de bicicletas.