Hace un año el PSC ganaba las elecciones y perdía la alcaldía

El 26 de mayo del año pasado se celebraron elecciones municipales y en la ciudad de Tarragona el PSC las ganó, superando por un corto margen de votos ERC, que dio la sorpresa. Los socialistas tenían la oportunidad de renovar el mandato del alcalde Josep Fèlix Ballesteros por cuarta vez y de manera consecutiva, pero el acuerdo de ERC con ECP, y el apoyo de Junts per Tarragona y la CUP, dio la alcaldía al republicano Pau Ricomà. El PSC consiguió 13.336 votos y 7 concejales, los mismos que ERC con 12.872 votos. La tercera fuerza más votada fue Ciutadans, con 8.364 y 4 concejales, seguido de Junts per Tarragona, con 6.309 y 3 representantes. Dos concejales consiguieron ECP, CUP y PP, con 4.579, 3.615 y 3.561 votos, respectivamente.

La portavoz del Partit Socialista, Sandra Ramos, manifestó ayer que «mañana –para hoy– empiezan diez días de duelo y nuestro mensaje es de solidaridad con las personas que han perdido un ser amado y de agradecimiento a quién se ha dejado la piel por los demás y los que han cumplido el confinamiento». Ramos recordó que el 26 de mayo del año pasado «fue la cuarta victoria consecutiva de la lista encabezada por Ballesteros, pero el 15 de junio hará un año de la alianza que supuso un cambio de gobierno». Cuando llegue aquella fecha, «haremos una valoración más profunda». «Ahora lo que queremos es respetar el luto», apuntó Ramos, para añadir que «ganamos las elecciones y estamos agradecidos a la población que nos dio su confianza, aunque la aritmética municipal hizo que gobernaran otras formaciones». La portavoz socialista recordó que «hace un año gobernaba al PSC y Josep Fèlix Ballesteros era el alcalde de Tarragona».

«Un gobierno débil»

Por su parte, el portavoz de Ciutadans, Rubén Viñuales dijo que ha sido «un año con situaciones imprevisibles, como el Gloria, IQOXE o la COVID-19 que han hecho que sea complicado hacer una valoración». No obstante, «la Tarragona del cambio que decían no ha llegado y todo ha ido a peor». Viñuales dijo que el actual gobierno de ERC y ECP «a veces parece que no sea muy de izquierdas, con subidas de impuestos con las cuales no estamos de acuerdo.» El portavoz de Ciutadans dijo que «es un gobierno débil, que hace demagogia con temas urbanísticos y que siempre necesita de otros partidos.» Viñuales remarcó que «este es un año extraño y tendremos que esperar al próximo para hacer una valoración».

A su vez, el portavoz de Junts per Tarragona, Dídac Nadal, dijo destacar que «por situaciones extraordinarias, este primer año de mandato en el Ayuntamiento se ha desarrollado en un contexto bastante accidentado, empezando por el incendio en una empresa química o la crisis sanitaria. Son hechos delante de los cuales el equipo de gobierno ha respondido, pero no en todos los casos de la forma más satisfactoria». Nadal añadió que «nos defrauda ver que todavía no se ha materializado la oportunidad de cambio que nos ofrecía un nuevo equipo de gobierno. Hay cuestiones que se han hecho bien, y tanto, pero en este primer año en Tarragona no se ha desencallado ninguno de los grandes ni de los pequeños proyectos que esperabala ciudadana».

«Queríamos un cambio»

La concejala de la CUP, Laia Estrada, comentó que el 26 de mayo del año pasado esperaba aumentar la representación al Ayuntamiento, «por el buen trabajo que hicimos en el primer mandato, pero viendo el resultado global, la CUP de Tarragona fue una bastión». Estrada se mostró satisfecha por el hecho de contribuir a «acabar con el gobierno Ballesteros y desenmascarar la forma de hacer del PSC». La portavoz cupaire añadió que dieron apoyo al republicano Pau Ricomà «porque queríamos propiciar un cambio, se generó una expectativa de transformación de la ciudad y por eso entraron en negociaciones para acceder en el gobierno, pero lo fueron decepcionantes porque nunca vimos nada de interés».

El PP perdió a dos de los cuatro concejales. Su portavoz, José Luis Martín, comentó que las elecciones fueron «en el momento más complicado para nuestro partido y, teniendo en cuenta la situación, fueron unos buenos resultados». Martín calificó el actual gobierno de «débil y sectario», y dijo que «no tiene hoja de ruta en ningún área y le costó elaborar el presupuesto municipal». Además, «ha cambiado proyectos urbanísticos, generando inseguridad jurídica, y en este año Tarragona no ha ganado en nada». «Han puesto protecciones en la Rambla que firmé yo, en un año de parálisis», subrayó.