EMATSA invertirá 4 millones de euros en mejorar el rendimiento y la resiliencia de la red

La Empresa Municipal Mixta d’Aigües de Tarragona (EMATSA) tenía previsto invertir 5 millones de euros durante este 2020 en la mejora del rendimiento y de la resiliencia de la red de cañerías que abastece la ciudad de agua, así como para adaptarse a las nuevas normativas. La pandemia del coronavirus, sin embargo, ha provocado que, por problemas de tramitación, este año sólo se puedan invertir 4 millones, mientras que el restante se invertirá en 2021.

De hecho, el pleno del Ayuntamiento de Tarragona del pasado viernes aprobó la construcción de dos cañerías en la línea de buscar una mejor resiliencia. Se trata de interconectar, por un lado, y en una primera fase, la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Sant Salvador con el depósito de Sant Pere i Sant Pau. «Con previsión que cada vez haya más sequía y que se ha demostrado que cuando el Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT) corta su suministro nos quedamos con el agua en el cuello, nunca mejor dicho, lo que haremos será hacer esta conexión de la potabilizadora con los depósitos generales de la ciudad», explica Dani Milán, director gerente de EMATSA. En esta línea, el presidente de la compañía municipal, Jordi Fortuny, defiende que «de esta manera no dependemos tanto de recursos externos, sino que tenemos recursos propios para poder garantizar el abastecimiento de agua a la población ante cualquier problema o imprevisto, como fue la avería del CAT de principios de año». La idea de EMATSA es, a la larga, interconectar todos los depósitos de Tarragona para no tener que depender de otros en el abastecimiento de agua.

El otro proyecto consiste en una primera fase de las obras de instalación de nueva encañonada en alta para interconectar los depósitos generales de Sant Pere i Sant Pau con los depósitos de Bonavista, a través de Les Gavarres y el Polígono industrial Riuclar, garantizando así el suministro a todos los sectores por donde transcurre esta nueva cañería, y disponiendo de otra fuente de suministro con bastantes garantías cuantitativas y cualitativas. El coste total de los dos proyectos aprobados definitivamente el viernes pasado es de 1 millón de euros, aproximadamente.

Por otra parte, se invertirán cerca de 650.000 euros en mejorar la producción y captación de agua y de recursos propios, de la cuenca hidrográfica de Tarragona, para depender cada vez menos del CAT, así como potenciar el laboratorio de EMATSA. En tercer lugar, está la mejora del rendimiento de la red, a la cual se destinarán 1,8 millones de euros. Una parte de esta inversión es la que ya se ha hecho con la reconstrucción de toda la red de distribución de agua de Cala Romana. El resto será para mejorar la red de distribución con la Canonja, els Pallaresos y el Catllar. Estas mejoras en el rendimiento buscan evitar pérdidas de agua de las cañerías. Finalmente, está la inversión de medio millón de euros en adaptación a las nuevas normativas y regulaciones y seguridad. «La nueva directiva de agua potable, temas de prevención de riesgos laborales, ciberseguridad, etc., explica Milán. «Eso va por aparatos de análisis de concentraciones de diferentes elementos en el agua», añade Fortuny.

«Con eso no hemos acabado», advierte al presidente de EMATSA. «Tenemos que tener un nivel de inversión constante porque tenemos que mejorar, sobre todo, el tema de la interconexión, ya que con estos dos proyectos no habremos solucionado ni mucho menos todo lo que se tendría que hacer», apunta a Fortuny. En este sentido, destacaba la importancia de hacerlo en la zona de Llevant. «Se tendría que hacer una cañería que iría por la N-340 y que conectaría con el depósito de La Móra-Tamarit, que a ver si la podemos hacer aprovechando la construcción del carril bici de la ruta Eurovelo», acaba diciendo el presidente de EMATSA Jordi Fortuny.