Diari Més
Laia Pastor Jané

Dermatóloga del Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona

Salud

«Después del confinamiento la exposición al sol tiene que ser progresiva y con precaución»

El especialista ofrece consejos por|para el cuidado|cura de la piel en casos de uso prolongado de mascarillas, el lavado de manos frecuente y la exposición solar repentina

La dermatóloga y tutora de residentes Laia Pastor.

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—Hemos estado muchos días sin salir de casa y, ahora que lo hacemos, nos encontramos con unas temperaturas casi de verano. ¿La posibilidad de quemarnos con el sol es más alta que otros años, debido a que la exposición será menos gradual?

—Depende de cada caso, considerando el grado de exposición solar que ha tenido cada persona durante el confinamiento. Hay quien tiene la suerte de tener un jardín, un terrado o una terraza, y ya se ha ido exponiendo al sol, y más desde que se dijo que la vitamina D nos protegía del coronavirus. Estas personas que tienen la piel un poco bronceada tienen menos riesgo de sufrir una quemadura solar. En cambio, aquellos que no se han expuesto todavía, tienen que ser más cautos, porque tienen la piel más blanca y, por lo tanto, un mayor riesgo de quemarse. De todos modos, hay que recordar que no conviene estar demasiado bronceados, porque la radiación solar acumulada de los años aumenta el riesgo de sufrir lesiones premalignas y malignas en la piel. También es importante destacar que el sol más fuerte es el del solsticio de verano, a finales de junio y, por lo tanto, los meses más fuertes son junio y julio, no julio y agosto, como se acostumbra a pensar. Por lo tanto, el mensaje que tenemos que dar es que hace falta ir con mucha precaución en las horas fuertes de sol y usar fotoprotector 50+ y que proteja frente los UVA.

—¿Qué piensa, como dermatóloga, del consejo de exponernos al sol para fabricar la vitamina D?

—Es cierto que se dice que la vitamina D nos va muy bien y que hay que tomar el sol, pero no se explica cómo se tiene que hacer. La Academia Española de Dermatología recomienda una exposición moderada y ajustada al color de la piel y a la capacidad de broncearse. Estos dos factores determinan el fototipo de cada persona. De entrada, es suficiente con exponer piernas y brazos, no hace falta todo el cuerpo. Después, en personas fototipo más claros, de piel blanca, es suficiente con 4 minutos. Las personas muy morenas pueden exponerse durante 13 minutos. Eso está calculado en la franja horaria de 10 de la mañana en 3 de la tarde y dos o tres veces por semana, no hace falta cada día. Después, es importante recordar que un 20% de la vitamina D lo obtenemos de alimentos como el salmón, el atún, el pescado azul o los lácteos con leche entera o marchit.

—Estos días también hemos empezado a ir a la playa. ¿Cómo tendría que ser esta exposición solar?

—Hay que tener presente todo lo que hemos comentado hasta ahora. La exposición tendría que ser progresiva, con mucha precaución y evitando las horas fuertes de sol. Siempre hay que aplicarse el fotoprotector en casa, en capa gruesa (la capa fina no vale) y reaplicarlo cada dos horas. También quiero recordar que a dentro el agua, aunque nos sentimos más frescos, nos quemamos más, porque el agua hace de espejo y además de la radiación directa, recibimos el reflejo del sol en el agua. Por lo tanto, es donde más nos podemos quemar.

—Otra novedad de esta primavera es que tenemos que llevar mascarilla por la calle. ¿Su uso prolongado puede provocar problemas en la piel?

—La mascarilla tiene un efecto oclusivo, tapa la piel. Y también provoca un efecto irritante por el contacto sobre la piel. A veces tenemos consultas por dermatitis de contacto irritativas, pensando que son alergias, pero en realidad son por efecto rozaduray la fricción. Por otra parte, pacientes con acné pueden tener rerotes si llevan la mascarilla muchas horas al día, igual que las personas que tienen la piel sensible, intolerante o con rosácea. En estos y otros casos conviene intensificar los tratamientos porque los pacientes pueden acabar empeorando de sus patologías de base.

—¿Cómo podemos cuidar de la piel del rostro después de muchas horas con la mascarilla?

—Básicamente tenemos que usar productos de higiene que sean suaves e hidratarnos a diario con cremas que sean bien toleradas y agradables. En caso de irritaciones, en el mercado hay una buena gama de cremas con efectos calmantes, no hay que usar la cortisona, porque podría provocar efectos adversos, como la aparición de acné. Y también es importante aplicarse fotoprotector cada mañana en toda la cara, incluso a la zona que queda tapada por la mascarilla.

—¿Y en el caso de las manos, que ahora nos lavamos mucho más a menudo y con productos que parecen más agresivos?

—Estamos viendo muchos casos de dermatitis de contacto irritativa en las manos. Eso es característico sobre todo del personal sanitario, porque tiene que hacer una higiene muy estricta. Pero también lo estamos viendo en la población general, porque las recomendaciones son la limpieza frecuente y el uso de geles hidroalcohólicos. A menudo los pacientes creen que tienen una alergia, cuando en realidad es una reacción de la piel a los geles y al lavado repetitivo. Nosotros recomendamos el uso de cremas hidratantes para las manos. De día podemos buscar las de textura ligera, que no embadurnan, y por la noche aplicarnos una crema más densa y espesa para que nos hidrate durante la noche. Así cuando nos levantemos tendremos la piel en mejores condiciones.

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