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Religión

Hacer la comunión individualmente, una nueva muestra del cambio de paradigma

Carla Orts fue ayer la única persona, en Sant Francesc, que comulgó por primera vez

Jorge Orts y Laura Romera, con su hija Carla después de recibir la primera comunión en la parroquia de Sant Francesc de Tarragona.

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La parroquia de Sant Francesc acogió ayer una muestra más del cambio de paradigma que ha provocado la pandemia del coronavirus. Carla Orts, de 8 años, hizo la primera comunión de forma individual, una manera bien diferente de la tradicional de tomar la Eucaristía por primera vez.

A raíz de la situación causada por la COVID-19 y todas las medidas de seguridad que hay que cumplir para evitar el contagio, todo tipo de actos que comporten un gran número de participantes se han visto afectados, también las primeras comuniones. Por eso, el mosén de la parroquia, Ignasi Durany, explicaba que se ofrecieron dos posibilidades a las familias. «Una de las opciones era hacer una celebración tradicional pero de manera reducida, con sólo 4 niños o niñas y 15 invitados por cabeza, porque el aforo de la iglesia es el que es y, por lo tanto, no podemos hacer una ceremonia como otros años», señalaba Durany, que añadía que «muchas familias han escogido esta modalidad y se han puesto de acuerdo para hacerlo juntos». La otra opción es la que escogió Carla, que era hacer la comunión de forma individual y cualquier día del año, «ya que lo único que necesitas, al final, es una misa, que el niño o la niña comulgue,» apuntaba al mosén.

Los padres de la pequeña, Jorge Orts y Laura Romera, reconocían que «desde un principio ella ya decidió que quería una celebración más íntima». En este sentido, se consideran «afortunados», de alguna manera, por poder haber «aprovechado» esta modalidad, que se ajustaba a lo que buscaban. «Nadie se esperaba una situación como la que estamos viviendo pero el día ha ido fenomenalmente», manifestaba Orts, que añadía que «ves la parroquia más vacía y no hay tantos chiquillos como en una comunión habitual, que los primeros bancos están llenos de niños y niñas, sin embargo, sin embargo, ha sido una comunión preciosa, prácticamente dedicada a ella sola».

Además, los padres de Carla reconocían que, si bien ya es un día que recuerdas para siempre, haberlo vivido con todo lo que comporta la pandemia todavía lo hace más «histórico». «Las fotos que nos estamos haciendo con las mascarillas ya harán que nos acordamos siempre de este día», decía Orts. La celebración posterior de la primera comunión de Carla tampoco se vio afectada, ya que iba un poco en la línea de lo que buscaba a la familia. «Ya teníamos pensado hacer una comida con la familia más próxima, que es lo que haremos», señalaba Romera.

El mosén de la parroquia de Sant Francesc explicaba finalmente que, en un escenario habitual, una cincuentena de niños y niñas hacen la primera comunión a Sant Francesc cada año, en grupos de 6 o 7, los fines de semana del mes de mayo.

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