Economía
El Puerto se queda sin carbón por el cierre de la térmica de Andorra
El motivo es la decisión de la UE de acabar con la producción eléctrica a partir de este mineral
La Central Térmica de Andorra, localidad de la provincia de Teruel, cerró ayer de manera definitiva después de casi cuatro décadas produciendo electricidad utilizando carbón como combustible. Esta térmica era el principal cliente del Puerto de Tarragona, donde llegaba el mineral por mar para ser cargado en trenes para ser desplazado hasta tierras terolenques. El otro cliente principal era la térmica de Alcúdia, situada en el norte de la isla de Mallorca, que desde hace tiempo recibe el carbón que sale del puerto de Carboneras (Almería). La instalación balear correrá la misma suerte que la de Andorra, a consecuencia de la política de descarbonización adoptada por la Unión Europea.
Sin los dos clientes principales, la presencia de carbón en las instalaciones portuarias de Tarragona será casi testimonial, informó el Puerto en esta redacción el pasado lunes. «No desaparece para siempre», subrayó.
El último tren cargado de carbón con destino en la térmica de Andorra salió de las instalaciones portuarias tarraconenses días antes del decreto de estado de alarma por la pandemia de la COVID-19, firmado por el presidente del gobierno del Estado, Pedro Sánchez, el mes de marzo. La térmica estuvo activa hasta ayer martes, como estaba previsto desde hacía tiempo, gracias a las reservas que había acumulado hasta la finalización de la producción. La térmica fue construida entre los años 1974 y 1979 para llevar a cabo un uso extensivo de los lignitos negros procedentes de explotaciones mineras de la provincia de Teruel. Durante el tiempo en que fue productiva, esta térmica produjo el equivalente al consumo de electricidad de la Península durante el periodo de un año. En las cuatro décadas consumió un total de 142 millones de toneladas de carbón.
Apuesta por otros minerales
El Puerto trabaja de hace tiempo en la consecución de nuevos mercados vinculados al sector de los minerales. La finalidad es «seguir operando, porque la concesión es por muchos años», indicó.
Por otra parte, en las instalaciones tarraconenses también han dejado de recibir grandes cantidades de sal potásica proveniente de las minas de Iberpotash, en la comarca del Bages. Después de casi dos años, y una vez finalizadas unas obras que se hacían en el puerto de Barcelona, este producto se volverá a embarcar en la capital catalana como era habitual hasta el inicio del proyecto de mejora de las instalaciones, antes de ser distribuido por el mundo.