Profesora investigadora del departamento de Ingeniería Mecánica de la URV
Universidad
«Hace 25 años que enseño ingeniería y nunca he llegado al 10% de chicas en clase»
Cristina Urbina coordina en la demarcación el proyecto Inspira STEAM, que busca despertar vocaciones científicas y tecnológicas entre las niñas
—¿Cómo se desarrolla el proyecto Inspira STEAM?
—Esta iniciativa surgió en la Universidad de Deusto hace cinco años y la URV se sumó hace dos años. El proyecto consiste en buscar mentoras y mentores que quieran ir a los centros a hablar de su experiencia y fomentar las STEAM (Science, Technology, Engineering, Artes and Maths) entre el alumnado de sexto de primaria, especialmente entre las niñas. De la primera en la segunda edición, en Tarragona triplicamos el número de escuelas y mentoras, de manera que este curso hemos llegado a 11 centros, trabajando con unos 600 alumnos y con 48 mentoras. Todas las personas involucradas lo hacemos de manera altruista, porque creemos que los objetivos de este proyecto se lo merecen.
—¿Qué presencia femenina hay, en las facultades de ciencia y tecnología?
—Los últimos datos nos dicen que en el Estado español un 55% de los estudiantes son mujeres. En los estudios de Ingeniería y Arquitectura se llega al 25%, aunque en el caso de la URV no llegamos al 18%. Yo soy docente del grado de Ingeniería mecánica y, este año, de 82 alumnos, sólo 4 eran chicas. El año pasado tuve 7. Llevo 25 años enseñando y nunca he llegado al 10% de estudiantes mujeres.
—¿Por qué cree que en pleno 2020 se sigue reproduciendo esta situación?
—Esta es la pregunta del millón, a mí también me gustaría saberlo. No lo acabo de entender, supongo que, desde muy pequeñas, se nos mete en la cabeza que las matemáticas, la física, arreglar cosas o entender cómo funcionan no es cosa nuestra. Nos han ido dando unas directrices, aunque quizás de manera subliminal, que nos han hecho creer que las mujeres no somos tan buenas como los hombres para hacer cualquier cosa. No somos mejor las enfermeras que los enfermeros, es cuestión de ver que todos podemos hacer lo mismo. Ahora, en el mundo de la ingeniería, somos cuatro y el gato.
—¿Los referentes femeninos en el ámbito de la ciencia son todavía escasos?
—Sí, se ve en los libros de texto. Ahora mismo, en los Nobel hay muy pocas mujeres. En el mundo de la ciencia y la tecnología siempre ha habido preeminencia masculina, pero hace falta dedicar tiempo a dar publicitado a las mujeres que son científicas o tecnólogas que hacen investigación de alta calidad y que no tienen, ni mucho menos, la misma visibilidad que los hombres.
—¿Cuál es el mensaje que se trabaja durante las sesiones de mentoría?
—Se hacen seis sesiones en la escuela. A través de un material que llevamos preparado, trabajamos temas como los estereotipos, las profesiones relacionadas con los campos de la ciencia y la tecnología, y les mostramos referentes próximos. Al final, hacemos un trabajo de reflexión con los alumnos sobre todo lo que hemos estado trabajando.
—¿Y qué conclusiones suelen extraer, los niños y niñas, de estas sesiones?
—Nos hemos encontrado con niños que nos explican que se han dado cuenta de que es verdad que las mujeres pueden hacer lo mismo que los hombres. Por otra parte, las escuelas nos dicen que es un trabajo muy necesario, y la mayoría acostumbran a repetir.