Sant Jordi de verano
Tarragona mantiene vivo el espíritu de Sant Jordi con una diada de pequeño formato
Reus renuncia a poner paradas en el Mercadal y limita la celebración delante los establecimientos
El espíritu de Sant Jordi ha vuelto este jueves e la Rambla Nova de Tarragona con media docena de paradas de libros y rosas, en un espacio acotado y con medidas de seguridad por la covid-19. La propuesta, que se alargará hasta la medianoche, anima a celebrar el Día del Libro y a comprar rosas, pero en ningún caso quiere suplir la tradicional diada del 23 de abril. El goteo de visitantes es constante y se forman algunas colas en los accesos, donde se toma la temperatura. Libreros y floristas se muestran bastante satisfechos. Mientras tanto, en Reus se ha renunciado a celebrar el Sant Jordi de verano y a instalar las paradas en la plaza del Mercadal. La celebración ha quedado limitada a la colocación de mostradores delante de algunas librerías y floristerías.
Finalmente, los libros y las rosas han vuelto este jueves a la Rambla Nova de Tarragona después de la imposibilidad de celebrar Sant Jordi el 23 de abril por el confinamiento. Sin las dimensiones ni la afluencia de la tradicional fiesta, el Día del Libro y la Rosa impulsado por los empresarios de la ciudad y el Ayuntamiento ha atraído un buen número de tarraconenses, que en algunos momentos incluso han tenido que hacer cola para acceder a la zona de paradas.
Los comercios profesionales han instalado seis puntos de venta de libros y rosas en la Rambla Nova, únicamente en la coca del Banco de España, que se ha cerrado para posibilitar el control de aforo –limitado a unas 200 personas. Se ha habilitado un punto de entrada con control de temperatura y un punto de salida del recinto para facilitar itinerarios seguros. Además del uso obligatorio de mascarilla, las paradas se han equipado con mamparas de plástico y gel hidroalcohólico.
«Planteamos una fiesta de apoyo a las editoriales, los escritores y las libreros, pero con las máximas medidas de seguridad. Por eso hemos hecho una fiesta restringida y no hemos ocupado todas las cocas de la Rambla. Queremos que Tarragona viva la cultura tanto como nos permita la situación pero siempre con la máxima seguridad», ha manifestado el alcalde, PauRicomà.
La propuesta ha tenido buena acogida entre los tarraconenses y algunos visitantes que se encuentran en la ciudad. Al anochecer habrá recitales poéticos y actuaciones musicales. «Hemos venido porque, aunque sea de manera muy limitada, no se pierda la tradición y ayudamos a reavivar un poco el comercio», ha explicado MiquelMirete, de Tarragona, que ha acudido a la Rambla con la familia y ha comprado varios libros y rosas.
Ricard Espinosa, socio de la librería LaCapona, ha insistido que Sant Jordi se celebrará el próximo año y que lo que están haciendo este jueves es un «día del libro a la fresca». En su caso, han puesto una parada mucho más pequeña, apenas con un cuarto del que es habitual. «La gente va viniendo y no es ni por asomo como en abril pero vamos tirando. No estamos descontentos», ha subrayado.
Entre los títulos más pedidos por los lectores hay el estreno del presidente Carles Puigdemont: 'M'explico: de la investidura a l'exili', según Espinosa. Los tarraconenses también apuestan por títulos como 'Boulder', de Eva Baltasar; 'L'espia del Ritz', de Pilar Rahola, o libros de los recientemente desaparecidos Carlos RuizZafóny JuanMarsé. Por su parte, los autores locales han podido reencontrarse con los lectores y firmar ejemplares en los puntos habilitados.
Las floristerías también se han mostrado satisfechas con el Sant Jordi de verano. «Es un día de ilusión y de esperanza, de reencontrarnos con aquel día que no pudimos vivir. A pesar de que no esperamos unas ventas como Sant Jordi nos está sorprendiendo muchísimo porque la gente tiene muchas ganas de salir a la calle, a pesar de las medidas de seguridad», ha destacado Mireia González, de la floristería Romeu.
Reus renuncia a poner paradas en la Mercadal
En la capital del Baix Camp la Comisión de Sant Jordi ha decidido no celebrar la Diada de Sant Jordi alternativa de julio ni colocar las paradas en la plaza de la Mercadal. La decisión, que ha sido casi unánime, ha sido subscrita también por las entidades culturales de la ciudad. Lo que sí que han podido hacer los floristas y libreros es poner una parada en la calle delante de su establecimiento. Dos ejemplos son la librería Domingo y Gaudí, que han optado por colocar azulejos llenos de libros en la calle.
La copropietaria de la librería Gaudí,MontsantFonts, ha explicado que en un Sant Jordi normal su parada en la Mercadaltiene más de 20 metros lineales y, en esta ocasión, han apostado por dos paradas que no llegan a los cuatro. Además de reducir el espacio, también han colocado gel hidroalcohólico para garantizar la seguridad. «Tuvimos claro que en la Mercadalno podíamos ir, nuestra parada es muy grande y llama a mucha gente. Las aglomeraciones nos hacían sufrir mucho», ha afirmado Fonts.
En cambio, LaGalateaha decidido no poner parada en el exterior del establecimiento, puesto que les es más fácil controlar el aforo desde el interior. Su responsable, JuditAragonès, ha asegurado que desde primera hora las ventas han arrancado «fuertes» y que prevén que sean buenas. «La situación ya es especial, nos han dado la oportunidad de hacerlo hoy, la gente está muy animada para apoyar a la cultura y la compra de libros presenciales», ha expresado.
A diferencia de abril, en esta jornada no han tenido tantos pedidos previos, según Montsant. Con todo, la librera ha destacado que la excepción es el nuevo libro de Carles Puigdemont, puesto que ha subrayado que tienen bastante ejemplares encomendados. En cuanto a la firma de los libros, la libreríaGalateaha optado por no organizar ninguna. «Lo podremos hacer otro año y momento, lo primero es la seguridad de las personas», ha señalado Aragonés.
En paralelo, los floristasreusensestambién se han adherido al Día del Libro. Según el propietario de la floristería Cort, Francesc Javier Cort, la venta de rosas ha sido floja por la mañana. En su caso han optado por no poner ninguna parada afuera e invitar los clientes a entrar a la tienda, donde les es más fácil garantizar las medidas sanitarias. Aun así, Cort considera que esta jornada no se habría tenido que celebrar porque es un año «difícil» en el que muchas personas y negocios han sufrido.