«El psicólogo tiene que estar integrado en el sistema sanitario»

Verònica Linares es psicóloga del Equipo de Atención Psicosocial de Tarragona (EAPS) del programa de atención integral a personas que se encuentran proceso de muerte. Este equipo de profesionales ha trabajado enprimera línea en la atención psicosocial a personas afectadas por el virus y sus familiares dentro del Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Adelantadas de la Fundación La Caixa.

— ¿Cuál es la función que desarrolláis?

— Habitualmente damos apoyo a los equipos de curas paliativas, y a los PADES (programas de atención domiciliaria). Durante toda la crisis sanitaria desatada por la covid-19, el EAPS de la Fundación Vilaniu ha dado apoyo a estos equipos. También, entre otros, se colaboró con Medicina Interna del hospital Joan XXIII y al UCI. Hemos atendido a personas que tenían familiares ingresados por la covid-19.

— ¿Qué cuadros habéis detectado en estas personas atendidas?

— No poder visitar a los familiares ingresados ha sido una de las principales fuentes de padecimiento entre familiares y pacientes que se ha sumado al confinamiento y a la falta de información. Los familiares recibían una llamada al día que el equipo médico facilitaba para informar sobre el estado del paciente. Había una espera de esta llamada durante todo el día y eso ha provocado estados como reacciones de ansiedad y estrés delante del teléfono. La espera hace que se activen los mecanismos de ansiedad asociados al teléfono.

— ¿Habéis tenido que hacer seguimiento de estas personas después?

— En algunos casos sí que ha sido necesario, especialmente con familiares que han sentido más miedo durante todo el proceso. Muchos han tenido un sentimiento de culpa por el hecho de que se hayan contagiado, también mucho miedo al desconfinamiento, en el que su familiar se vuelva a contagiar.

— ¿Aquellos que han perdido a alguien por la covid-19 han podido hacer un luto con normalidad?

— Nos hemos encontrado con que, en esta situación, mucha gente no es consciente de que está de duelo. Porque hay elementos de duelo traumático, por la incertidumbre, por el hecho de que el mal pronóstico llega rápidamente, se produce como un estado de shock . Hay un proceso de incomprensión porque muchos no se han podido despedir, no han podido ver el cuerpo y no han podido celebrar rituales. En circunstancias normales, todo eso nos ayuda a conectar con la pérdida, pero todo este proceso no se ha podido hacer.

— ¿Han podido tratar pacientes de covid-19?

— La mayoría han sido derivaciones de familiares. Una de las cosas que hemos detectado es la necesidad de ofrecer una atención integral del enfermo. Se atiende el cuerpo y la salud y es un reto pasar a un paradigma más psicosocial; es decir, poder cubrir la necesidad de relación de los pacientes. La covid-19 ha puesto de relieve la importancia de la atención psicosocial. El reto es que el psicólogo tenga más presencia y que pueda hacer este acompañamiento para atender la parte social, espiritual, relacional. Muchas personas se han sentido desbordadas y los profesionales de la psicología nos volcamos en todas las situaciones de crisis. El reto es tener más presencia al sistema sanitario, no ser un profesional externo. Hay mucho trabajo de prevención a hacer. El psicólogo puede ayudar en que las reacciones adaptativas no se convierten en ansiedad y depresión, en una patología posterior. Hace falta repensar ahora que tenemos un respiro y dar visibilidad a la necesidad de la figura del psicólogo integrado al sistema sanitario. Se ha estado trabajando con el dualismo entre cuerpo y alma y vivimos un momento en que cada vez podemos integrar una cosa y la otra.