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Menos bañistas y menos asistencias de los socorristas a las playas de Tarragona

La Cruz Roja lamenta las actitudes incívicas que les obligan a avisar a la Guardia Urbana

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El servicio de salvamento y socorrismo de la Cruz Roja en las playas de Tarragona está teniendo un verano bastante tranquilo. Así lo reconoce su coordinador, Nacho Cancio, en declaraciones en el ACN. La calma se explica en parte porque un 70% de los días ha habido bandera verde y en tan sólo un par han tenido que izar la roja, que prohíbe el baño. El hecho de que haya menos turistas también ha hecho que haya un menor número de bañistas respecto de otros años, hecho que de rebote ha comportado una ligera reducción de las asistencias, que se sitúan en unas 470 en lo que llevamos de verano. Sin embargo, el número de avisos que han tenido que hacer a la Guardia Urbana por comportamientos incívicos es similar a los otros años, un hecho que los socorristas lamentan.

Uno de los elementos a los cuales los socorristas tienen que prestar atención son los saltos desde las rocas. Enla mayoría playas de la ciudad hay y acostumbran a ser un punto de conflicto entre los profesionales y los bañistas. «Hay gente que cree más y gente que cree menos. Nuestra tarea es informarlos de que están haciendo una cosa que no se puede hacer o que es peligrosa», indica Cancio. En caso de que la persona haga caso omiso, «se avisa la Guardia Urbana y se encargan ellos».

Entre imprudencias de este tipo y otros comportamientos no recomendados, en los primeros dos meses de temporada han requerido la presencia policial una cuarentena a veces. «El año pasado cerramos con un poco más de un centenar, por lo tanto estamos con unos números bastante similares», detalla.

El impacto de la covid-19

La covid-19 en cierta manera también ha hecho que haya una pizca más de presencia policial en las playas con el fin de controlar los aforos. En Tarragona se ha instalado un sistema de sensores para asegurar que no haya a más gente de la recomendable. De momento todavía no se ha superado el límite en ningún espacio pero en un par de ocasiones se ha estado cerca y la policía y Protección Civil han lanzado mensajes por megafonía. Los bañistas también tienen que respetar la distancia entre toallas y en este sentido Cancio sí que ha detectado un cambio de comportamiento. «Otros años todo el mundo quería ponerse cerca del agua, pero este año la gente se llega a poner casi en el paseo cuando la playa está casi llena», detalla.

El coronavirus también ha obligado a coger más medidas de seguridad a los socorristas a la hora de realizar las asistencias. Algunos protocolos se han adaptado a la nueva realidad y, por ejemplo, tienen que prestar las atenciones con doble guante -hasta ahora sólo llevabana uno-, gafas de protección y mascarilla. Al fin y al cabo lo llevan dentro de una riñonera que siempre tienen que llevar encima. También dan una mascarilla quirúrgica a la persona asistida, tanto si hacenel cuidado en la arena o en el punto de socorro. Además, en estos espacios se impide el acceso a acompañantes, a excepción de los casos con menores de edad, y se desinfectan las sillas y literas después de cada servicio.

A pesar de todas estas medidas, Cancio afirma que la mayoría de los bañistas «lo hacen bien». «Cuando tenemos que hacer una asistencia ellos preguntan y no se acercan mucho, que es lo que se tiene que hacer, y es el socorrista quien dalas indicaciones», concreta.

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