Diari Més

Inseguridad

Los vecinos de Pere Martell denuncian estar hartos de la degradación de la zona

Peleas, vómitos y meadas en la calle y portales con las cerraduras forzadas es con lo que conviven los vecinos, que aseguran sentirse cada vez más inseguros

El incivismo de algunos sintecho en Pere Martell va en aumento, según los vecinos de la zona.

Los vecinos de Pere Martell denuncian estar hartos de la degradación de la zonaGerard Martí

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Los vecinos de la calle Pere Martell de Tarragona dicen basta y califican de «insostenible» la degradación de la zona, donde «las peleas y las actitudes incívicas de algunos sintecho y jóvenes no acompañados son el pan de cada día», lamentan. Según Lorena Holm, presidenta de Pere Martell Digne, un colectivo nacido, precisamente, para detener esta decadencia, la situación de inseguridad e incivismo viene de lejos, pero en los últimos años ha ido en aumento y queda patente con los hechos que ocurren diariamente.

Según Holm, en las últimas semanas se han visto varios sintecho bebiendo alcohol en el chaflán entre Pere Martell y Higini Anglès, donde incluso mean. «La esquina o el parque de Sant Rafael es su lavabo», lamenta Holm. Explica también que en más de una ocasión se acercan a las mujeres, «como una especie de acoso». Precisamente el parque de Sant Rafael es donde, según Holm, se concentran muchos de los jóvenes no acompañados, los cuales, ya varias veces, han robado a la gente que pasa a plena luz del día.

Sin ir más lejos, uno de estos chicos protagonizó un episodio de incivismo a principios de esta semana cuando se acercaba a la terraza de un bar, se sacó el pene, empezó a mear y después tiró por el suelo todas las mesas y las sillas. «Parecía que fuera drogado. Vino la Guardia Urbana pero volvió, y así hasta tres o cuatro ocasiones en una hora», relata Holm.

La presidenta de Pere Martell Digne explica que desde la entidad han estado en contacto con otras asociaciones de vecinos de la ciudad y «todas nos comentan que les pasa el mismo. Es un problema generalizado en la ciudad y se tiene que poner solución». En este sentido, Holm considera que no se trata, únicamente, de aumentar la seguridad con efectivos policiales, sino que hace falta que tanto los servicios sociales municipales como las entidades sociales se pongan manos a la obra y traten de solucionar este problema de raíz. «Tengo una hija que, de aquípoco, querrá ir sola al cine y yo quiero estar tranquila, pero a estas alturas incluso yo tengo miedo de salir a la calle por la noche», lamenta Holm, que añade que «no podemos permitir que esta situación vaya en aumento».

La presidenta explica que la asociación Pere Martell Digne nació también para buscar soluciones a estas problemáticas que tienen hartos a los vecinos y alguna de las propuestas pasaban por convertir el parque Sant Rafael en un espacio de cultura y deporte, con el fin de cambiar el flujo de personas de «gente que se droga» a un ambiente más familiar.

Cerradura forzada en un portal

Quien también denuncia la situación de inseguridad en la calle es Teresa Rubio, presidenta del número 4 de Pere Martell. Explica que dos vecinas del edificio se encontraron, el lunes pasado, la cerradura de la puerta de entrada forzada, hecho que obligó a Rubio a pasar una circular por las viviendas alertando del peligro. Rubio lamenta, estremecida, que una vez se encontró a un hombre con que no era del edificio en las zonas comunes y asegura que muchos entran en los trasteros para dormir o para robar. Por eso, los vecinos del bloque se han visto obligados a cambiar la puerta que da al pasillo de los trasteros por una de aluminio y a instalar cámaras de vigilancia «para sentirnos más seguros».

AntiOkupa Tarraco consiguió desalojar un piso ocupado de Pere Martell en sólo media hora

Una vecina se vio obligada, hace una semana, a requerir los servicios de una empresa de desocupación de viviendas al darse cuenta que unos ocupas habían entrado en su piso de la calle Pere Martell. El coordinador de la empresa AntiOkupa Tarraco, Andrei, explica a Diari Més que después de recibir el aviso por parte de la afectada se dirigieron al inmueble y, en sólo media hora, consiguieron echar a los ocupas. Según Andrei, la compañía es totalmente legal y, en ningún caso, hacen uso de la violencia. «Los trabajadores son controladores de accesos y, si utilizan la violencia, yo soy el primero en llamar a la policía», asegura. En la mayoría de los casos, como pasó en el episodio de la calle Pere Martell, consiguen echar a los inquilinos ilegales de la casa a través de la negociación, explicándoles que aquella no es su propiedad y convenciéndoles de que es mejor que se marchen. Si de esta manera no lo consiguen, lo que hacen es controlar las zonas comunes y, cuando se dispongan a salir, «que tarde o temprano lo tendrán que hacer», dice Andrei, los trabajadores evitan que vuelvan a entrar en el domicilio.

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