Tarragona se vuelca con Sant Magí y su agua milagrosa en medio del riesgo de rebrotes

Tarragona se vuelca con el día de Sant Magí y su agua milagrosa en medio del alto riesgo de rebrotes de covid-19 en el territorio. Los tarraconenses han salido a la calle para vivir la fiesta mayor de verano a pesar de los cambios importantes en el programa, sin procesión ni venta de botijos en el Portal del Carro, donde está la capilla del patrón de la ciudad. Este año se han habilitado ocho puntos diferentes para repartir el agua sin aglomeraciones. Se compra por tradición, pero este año también influye la situación sanitaria, un temor que ha disparado la demanda de agua de Sant Magí sobre todo en los barrios. «Es una edición muy extraña; mantenemos los actos, pero cambiante el formato», afirma el presidente de la Confraria de Sant Magí Màrtir de Tarragona, Adolf Quetcuti.

«Es una situación anómala», reitera el presidente de la cofradía, mientras sostiene con fuerza una imagen del santo, de Barcelona, para la misa que excepcionalmente se hace en la Catedral de Tarragona. La situación sanitaria ha hecho que las tradicionales misas en la capilla del Portal del Carro no se han podido llevar a cabo. El arzobispo hace referencia al iniciar el oficio con el templo casi lleno.

La iglesia del Portal del Carro mantiene sus puertas abiertas, pero no se puede entrar. En el exterior se ha colocado el Sant Magí que sale en las procesiones para que los tarraconenses puedan dejar un cirio como gesto de devoción al mártir del siglo III -de hecho, no podían acercarse a la imagen y el encendido lo tenía que hacer un miembro de la cofradía. Al mediodía ya se habían encendido casi 200.

La afluencia de tarraconenses también ha sido constante en los ocho puntos de distribución del agua milagrosa distribuidos en todo la ciudad. Los costaleros del agua, que bajaron 4.000 litros de la Brufaganya, creen la acabarán. A lo largo de la jornada se esperan vender 2.000 cántaros y 4.000 botellas de agua. También se han librado pequeños tiestos de albahaca, planta que cada año se lanzaba sobre el asfalto.

De los ocho espacios de venta, solo el de la plaza de laPagesiase mantendrá abierto hasta las ocho del anochecer. En este espacio, ante la iglesia de Sant Llorenç, se han formado algunas colas, si bien en ningún caso aglomeraciones. «El hecho de poder comprar el agua sin grandes colas ha hecho que hayamos vendido muchas botellas y cántaros», afirma el coordinador de los costaleros del agua, Carles Salvadó.

Salvadó, que se encontraba en la plaza de la Font, otro de los espacios de distribución, asegura que el ritmo ha sido constante. «Solo me han sobrado una decena de botellas y me consta que hemos tenido que recurrir a cántaros que nos sobraron del año pasado», destaca. Los costaleros reconocen que, ante unas fiestas tan alteradas por la covid-19, no se esperaban esta afluencia de gente.

Muchas personas no han querido quedarse sin el agua a la que la creencia popular le otorga poderes milagrosos. Con la actual situación sanitaria, la protección del mártir de la Brufaganya reconforta los tarraconenses. «Yo compro siempre por tradición, pero este año también lo pido por la covid-19, que se vaya», dice Imma Pomerol, vecina de la ciudad. La demanda ha sido especialmente alta en los barrios.