El IPHES encuentra ciervos de 60.000 años

Las excavaciones en el Abric Romaní de Capellades (Anoia), que lidera Eudald Carbonell desde 1983, han dejado al descubierto en la campaña de este 2020 un posible campamento de cazadores de ciervos, con la localización de cráneos de esta especia de hace 60.000 años. El hallazgo ha sido en el nivel R, donde vivían los neandertales. Los trabajos en el Abric Romaní están vinculados a la URV y, más en concreto, al Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).

Los restos, que se han dejado en la superficie con la intención de extraerlas en la campaña del próximo año, han sido el colofón a una intervención, subrayó la codirectora del yacimiento, Palmira Saladié, ayer jueves, último día de la intervención. Los restos tienen «más potencial de lo que pensábamos al principio», dijo. Hace falta recordar que, a causa de la pandemia, las excavaciones de este año han contado con un tercio de los arqueólogos habituales y ha durado menos días.

La campaña de excavaciones en el Abric Romaní de Capellades arrancó el pasado 7 de agosto y se han centrado al nivel R, a once metros de profundidad. Los datos preliminares apuntaban que en este nivel los neandertales hacían «ocupaciones muy cortas». Los trabajos de este año han podido determinar que se podría tratar de un campamento de cazadores de ciervos. Concretamente, se han localizado tres cráneos, el último el pasado martes.

Según explicó Saladié, se trata de un hallazgo relevante porque es la primera vez que encuentran una sola especie. «Normalmente encontramos alternancia de ciervo y caballo y aquí parece que estaban especializados sólo en la de ciervo», dijo. Además, el hecho de que las astas del animal estén ancladas denota que se encontraban en época de celo por el cual, según los expertos, fueron capturados entre el otoño y el invierno. «Averiguar el calendario de empleo|ocupación es una tarea difícil y estos cráneos nos han aportado mucha más información de la que esperábamos», dijo la investigadora del IPHES, quién comentó que los tres ejemplares descubiertos se han limpiado y siguen en la superficie. Su retirada es una tarea muy minuciosa «para no perder ninguna evidencia», especificó Saladié. Por lo tanto, se ha pospuesto la extracción por la próxima campaña.

En paralelo, manteniendo la tendencia de los últimos años, durante las excavaciones de este año los arqueólogos han documentado varios negativos de madera neandertal y hogares. Hay que recordar que el Abric Romaní es un yacimiento que destaca por la presencia de hogares bien conservados y este año los arqueólogos han conseguido delimitar cerca de una decena, dijo Saladié.

La arqueóloga remarcó que este 2020 los trabajos se concentraban en un nivel «finet, que pensábamos que podríamos acabar, pero los restos que hemos ido localizando, más de los que nos pensábamos, nos ha hecho ir más poco a poco y no ha sido así». No obstante, la investigadora insistió en el hecho de que se trata de un nivel «muy interesante, con más potencial de lo que pensábamos».

Las limitaciones por la pandemia han obligado este 2020 a acortar los días de excavaciones y reducir a un tercio a los arqueólogos. Ha habido 15, con un máximo de 12 al día. La codirectora subrayó que el hecho de que este año fueran profesionales y no estudiantes ha permitido «avanzar más deprisa». Sin embargo, tiene claro que, de cara al próximo verano, lo que les gustaría es poder volver a ser «un yacimiento escuela, que es lo que nos caracteriza».