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El Martí Franquès, el centro con más grupos de ESO de Catalunya, sólo ha recibido el refuerzo de 3,5 plazas docentes

El centro ha puesto en marcha el curso manteniendo el plan educativo, con más accesos, espacios adaptados y gel hidroalcohólico

Primer dia de curs al'Institut Martí Franqués de Tarragona amb les mesures de seguretat sanitària obligades per la pandèmica del coronavirus

El Martí Franquès, el centro con más grupos de ESO de Catalunya, sólo ha recibido el refuerzo de 3,5 plazas docentesGerard Martí

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El curso escolar ha arrancado este lunes sin incidencias en el Camp de Tarragona con unos 115.718 alumnos y 9.120 docentes en un escenario adaptado a la covid-19. En el Instituto Antoni de Martí i Franquès de Tarragona, lo que tiene más grupos de ESO de toda Catalunya -27-, los alumnos de secundaria han vuelto medio año después con el fin de asistir a una presentación al patio y a una primera tutoría en el aula, dado que las clases no empezarán hasta el martes. El centro ha habilitado cuatro accesos, ha adaptado espacios y ha dispuesto gel hidroalcohólico, entre otras medidas. Aunque el escenario es «complicado», según el director, Jordi Satorra, la prioridad es mantener el plan educativo y la oferta de optativas. El centro tiene un refuerzo de 3,5 plazas docentes.

Los 1.500 alumnos de uno de los institutos mayores de toda Catalunya vuelven esta semana a las aulas en medio de nuevas medidas de seguridad para minimizar el riesgo de contagio de la covid-19 en el centro. Las clases empezarán el martes para los estudiantes de ESO y miércoles para los de Bachillerato, y habrá entradas y salidas escalonadas. Previamente, este lunes se ha organizado una jornada de presentación para los alumnos de secundaria y el martes será el turno de los mayores.

Por| cursos y con un margen de tres cuartos de hora, los alumnos han accedido al patio y se han situado encima de unos puntos de pintura dibujados en el suelo para poder mantener la distancia social. El director, Jordi Satorra, les ha dado la bienvenida desde un atril y les ha pedido responsabilidad, tanto en el centro como en su vida a fuera, para evitar riesgos. «No nos podemos relajar porque, sino, podemos provocar el caos en el centro. Vosotros sois quienharéis que eso vaya bien o no», ha manifestado. Posteriormente, los alumnos han ido subiendo por grupos hacia el aula, donde se les ha proporcionado gel hidroalcohólico, y los tutores y tutoras han repasado con ellos todos los cambios de este curso.

Martí i Franquès ha puesto en marcha una nueva señalización por colores que ordena la entrada y salida de los alumnos por los cuatro accesos habilitados. De esta manera, en la práctica el centro funciona como cuatro institutos en uno, con la premisa de intentar evitar al máximo el contacto entre grupos. La mascarilla es obligatoria en todo el centro. También se ha ampliado la capacidad de los laboratorios de 15 a 21 plazas, y si conviene hasta 24, para que se puedan dar clases si es necesario. Se ha diseñado un plano acordeón, que se ensanchará o contraerá en función de cuál sea la situación del virus.

La falta de espacio impide reducir más las ratios

Además, Martí i Franquès tiene algunas dificultades añadidas porque tiene poca disponibilidad de nuevos espacios y está prácticamente saturado. El año pasado se utilizaban el 94% de los espacios y ahora, con la covid-19, este índice llega al 99%. La falta de espacio ha limitado las posibilidades de desdoblar grupos y reducir más las ratios. Por eso, se utilizarán los tres espacios exteriores disponibles para dar clase cuando sea necesario, y no se descarta que en algún momento muy puntual se pueda hacer uso de zonas públicas próximas como la plaza de Orleans, el parque de la Ciutat o el margen izquierdo del parque Francolí.

Según el director, la ratio «real» de grupos en el aula es de 23 o 24 alumnos tanto a secundaria -con 27 grupos-, como el bachillerato -que suma 18 grupos-, aunque en algunas horas como la tutoría pueda haber hasta 30 estudiantes en la misma aula. «Las soluciones no son fáciles y la situación es complicada, pero intentaremos hacer que la suma de medidas sea la que nos dé la seguridad y nos permita sacar adelante nuestro proyecto pedagógico», ha justificado.

De hecho, la prioridad del centro es mantener vigente su proyecto pedagógico, que lo sitúa como un referente en lenguas. De entrada, también mantienen todas las materias optativas y el plan curricular tal como está previsto con el fin de no penalizar a los alumnos de 4t de ESO que ya se encaminan hacia un itinerario concreto de bachillerato, o aquellos estudiantes que tendrán que afrontar las PAU al final de curso. Martí i Franquès, con 1.480 alumnos, ha recibido un refuerzo de 3,5 plazas docentes de cara a este curso 2020-2021, en el cual conmemora el 175.º aniversario.

Planes adaptados a la evolución de la pandemia

El director de los servicios territoriales de Educación en Tarragona, Jean-Marc Segarra, ha admitido que los recursos «siempre son finitos» y que «es muy probable que tendría que haber más», pero ha defendido que los planes de actuación en todos los centros están «muy bien trabajados». «La palabra improvisar lo tenemos que borrar de nuestro vocabulario porque lo que hacemos es adaptarnos en cada momento a la situación que haya», ha destacado.

Segarra ha apuntado que a medida que avance la pandemia será muy importante garantizar el 100% de la presencialidad, por orden de prioridades, a infantil, primaria, secundaria y la etapa post-obligatoria. Segarra también ha apuntado que, en el conjunto del Camp de Tarragona, están pendientes de entre 60 y 70 docentes que podrían acabar recibiendo la baja por incapacidad temporal.

Por su parte, el delegado del Gobierno en Tarragona, Òscar Peris, ha afirmado que el curso empieza con el máximo de garantías para que «sea un inicio seguro» y las escuelas sean el entorno «más seguro» para los niños y jóvenes después de su casa. El delegado ha destacado la colaboración entre los departamentos de Educación y Salud, y el esfuerzo hecho por los profesionales con motivo del nuevo curso.

Miedo a contagiar a los padres o los abuelos

En medio de todas las medidas adoptadas los alumnos han vuelto a las aulas con una mezcla de sentimientos. Por una parte, con ciertas ganas de volver a los centros y de poder reencontrarse con los compañeros y profesores, pero, de la otra, con cierto temor por|para la pandemia. «Tengo miedo por si me contagio y después llego a casa y puedo contagiar a los padres o los abuelos», ha admitido Hugo Díaz, un alumno de 4t de ESO de Martí i Franquès.

Un compañero suyo, el Ayman Charoui, ha explicado que tenía muchas ganas de volver al instituto porque hacía mucho tiempo que no veía a los compañeros de clase. Otra alumna de cuarto, la Ivet Bergadà, ha dicho que también están expectantes por la vertiente académica. «Cuando nos confinaron no nos mandaron muchos deberes y ahora tenemos miedo a ver qué nos harán hacer en cuarto, ya que no hemos hecho demasiada cosa de tercero,» ha reconocido.

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